Industries

SAN PEDRO DE ELGOIBAR

Sociedad Anónima. La puesta en marcha en Elgoibar (Guipúzcoa) de la fábrica de hierros y aceros San Pedro, se llevó a cabo en el último tercio del siglo XIX dentro del tardío proceso de industrialización del País Vasco, uno de los fenómenos socioeconómicos de mayor trascendencia de nuestra historia contemporánea.

El promotor principal y en gran medida único, fue Romualdo García y Narvalaz, nacido en Olite (Navarra) en 1830 y avecindado en Bilbao. Dedicado al comercio al por mayor de vinos y de mineral de hierro, entre otros productos, pertenece al grupo de capitalistas de la época que decidieron invertir en la industria siderúrgica que utilizaba innovadores procedimientos tecnológicos importados de los países europeos más avanzados.

La sociedad promotora fue Ibarra, Basterra y Cía., que se constituyó en Bilbao el 28 de Agosto de 1876, por los socios capitalistas Romualdo García y Narvalaz y Francisco Astarain y Fernández que declararon concurrir en nombre y como únicos propietarios de la sociedad colectiva y mercantil Romualdo García y Cia. y como socios industriales Juan Fernández de Ibarra y Umolgoita, así como Pantaleón de Basterra y Alfarano , fijándose el capital social en un millón doscientos mil reales de vellón. Pero las previsiones fallaron y transcurridos tres meses todas las propiedades de la sociedad pasaron a pertenecer a Romualdo García y Cia. Cuatro años más tarde, Francisco Astarain y Fernández vendió su parte en esta sociedad a Romualdo García y Narvalaz.

Su impacto en la zona fue muy importante por la creación de un gran número de empleos industriales a los que accedieron fundamentalmente los baserritarras del entorno. Asimismo es destacable su contribución a la llegada del Ferrocarril Vascongado a Elgoibar en agosto de 1897.

La empresa producía hierro colado , también llamado arrabio, para su propio uso o venta a otras fundiciones, además de barras, ángulos, perfiles, laminados y flejes de hierro dulce, así como acero. Inicialmente disponía de un alto horno en el que se empleaba mineral de hierro vizcaíno (hematíes roja de Ollargan) que era reducido utilizando carbón vegetal cuya disponibilidad planteaba serios problemas y causaba graves deterioros en los bosques. Como ejemplo cabe citar la adjudicación en pública subasta el 4 de Diciembre de 1884 en el valle navarro de Ergoyen de la propiedad de 79.400 hayas para su derribo y conversión en combustible.

La sociedad inicial, Ibarra, Basterra y Cia. registró sucesivas modificaciones básicamente consecuencia de fallecimientos de algunos de sus socios siendo la más importante la de 1917 en que se constituyó la S.A. San Pedro de Elgoibar a la que se aportó la fábrica, valorándola en 3 millones de pesetas. La entidad se mantuvo dentro de la familia del fundador hasta 1968 en que se permitió la suscripción de acciones nuevas a los empleados.

En la andadura inicial, caben destacar por un lado los buenos resultados económicos que obtuvieron y por otro las dificultades de aprovisionamiento de primeras materias, sobre todo mineral de hierro y carbón vegetal, que obligó a San Pedro a arrendar y en su caso explotar, así como participar en la propiedad de las principales empresas proveedoras.

Los administradores de San Pedro concibieron la estrategia de la compañía basada casi exclusivamente en el mercado español, siendo fundamental para la obtención de beneficios por un lado la elevada protección arancelaria que eliminara la competencia exterior y por otro unos precios interiores de acuerdo con sus intereses que se lograban por acuerdos entre las empresas o fijados por el gobierno. La Central Siderúrgica ubicada en Madrid jugó un papel importante encargándose del cumplimiento de los acuerdos sobre las cantidades a producir y precios a aplicar adoptados por las compañías del sector, siendo asimismo notable su influencia sobre las autoridades.

La empresa mantuvo inicialmente un desarrollo tecnológico suficiente. Al alto horno inicial se añadió un segundo, dejando ambos de funcionar posiblemente con la crisis de 1918, comenzando a comprar el arrabio a terceros y afinándolo para transformarlo en acero en hornos de pudelado que fueron sustituidos por Martin-Siemens cada vez de mayor capacidad. Los trenes de laminación en caliente sufrieron transformaciones de características similares. A fines de la década de los años cincuenta del siglo XX llegó a emplear a 400 trabajadores.

Su contribución a la formación de los trabajadores de la zona en distintos oficios fue muy importante. Muchos de sus empleados acabaron encontraron oportunidades laborales que consideraban más ventajosas, convirtiéndose con el transcurso del tiempo en actores importantes de otras actividades como la construcción de máquinas- herramienta, que caracteriza actualmente a la industria de Elgoibar.

Los resultados económicos fueron muy positivos procediéndose en su mayor parte a repartirse entre los socios, pero San Pedro no supo adaptarse ni tecnológica ni financieramente a los cambios en la política proteccionista de la siderurgia privada de los sucesivos gobiernos y la incipiente liberalización a partir de 1959, pero sobre todo a la adhesión española a la hoy Unión Europea, cesando en su actividad en 1990.

Carmelo URDANGARIN ALTUNA (2006)