Quartiers

SAINT-LEON

Este núcleo extramural parece haber sido una de las más importantes aglomeraciones exteriores del viejo Bayona. Se extendía desde la base de las murallas de la ciudad hasta los alrededores de la heredad de Tosse y desde la orilla izquierda del Errobi o Nive hasta la carretera de Biarritz. Cuando Froissart pasó por Bayona para dirigirse a la corte de Gastón Phoebus, lo encontró tan poblado como la misma ciudad y defendido por murallas, fosos y torres. Los diversos barrios del arrabal se escalonaban sobre la colina que domina la fuente de San León en el terreno ocupado más tarde por los fosos y el campo de maniobras. Tenía numerosas calles y construcciones importantes e incluso pretenden que, cuando hace algunos años, a principios de este siglo o finales del pasado, el cuerpo de los ingenieros militares llevó a cabo trabajos de excavación en la cresta del camino cubierto, se encontraron muchas huellas de edificios muy importantes, y bodegas ojivales tapiadas hasta las bóvedas, parecidas a las que hay todavía en la parte vieja de Bayona. De hecho hasta el momento en que el arrabal comenzó a declinar se encontraban en él la iglesia de San León, el hospital del mismo nombre, el hospital de San Nicolás, la capilla que daba a la fuente milagrosa, una leprosería y un convento de Agustinos. En la época en que fue inscrito el censo de la Catedral de Bayona, en el Libro de Oro (1266), el arrabal estaba ya muy poblado; entre sus principales barrios podemos citar, le Lague, situado poco más o menos hacia el centro del campo de maniobras. Las Tanneries, barrio de Tanneurs -curtidores-, situado a orillas del Nive. Le Lane, barrio hacia el otro lado de la colina; una calle llamada de Saint-Nicholau, que pasaba por detrás del hospital de este nombre; el molino de Podelis a orillas del Nive; la calle de Cahuzag, situada en frente de la iglesia de San León, de las más importantes. Citaremos también el barrio de la fuente de San León, la plaza del mismo nombre, el barrio de los Noyers -nogales-, en gascón als noguers. El barrio del camino de Donzag, formando una especie de calle en la que se señalan nueve casas; el barrio de Tornepique, el barrio de Pigoseque, uno de los más importantes, y el de la fuente de San León que forma una larga calle con varias casas. En 1335, la publicación de un pregón aportó algunos lugares nuevos entre los que señalaremos la calle mayor de San León, delante de San Agustín y el barrio de los Agotes. Parece verosímil que el Arrabal recibiera el primer golpe con ocasión del largo asedio de Bayona llevado a cabo por el rey de Castilla, Enrique Trastamara, pero fue sobre todo duramente puesto a prueba por el asalto que tuvo que soportar del ejército francés en 1451. Se levantaron atrincheramientos a toda prisa, pero el 6 de agosto por la mañana el conde de Foix aparecía delante de Bayona con 700 lanzas y 2.000 ballesteros, y fue este pequeño cuerpo de ejército el que vino a situarse por el lado de Saint-Léon. Sin querer dejar recuperarse a los asediados dio el asalto al arrabal y los bayoneses se vieron obligados a retirarse después de haberle pegado fuego. Se cuenta, sin embargo, que la persecución fue tan veloz que los asaltantes llegaron a las puertas de la ciudad al mismo tiempo que los asediados. El convento de los Agustinos fue lo único que se salvó de las llamas y pasó a ser residencia y cuartel general del conde de Foix. A partir de este momento todas las desgracias se cebaron en el infortunado arrabal. El cierre de la desembocadura del Adour, que disminuyó prodigiosamente el comercio de la ciudad, le asestó un golpe funesto. Y después epidemias numerosas diezmaron la población y, en 1511, resultó también destruido en parte, por el pánico que se produjo ante la unión de Fernando de Aragón y Enrique VIII de Inglaterra contra el rey Luis XII. En San Sebastián habían reunido un ejército y esto hacía preveer a Bayona un próximo asedio. El duque de Longueville, el célebre Dunois, que era gobernador de Bayona, ordenó la ejecución de numerosos trabajos de defensa, e hizo principalmente demolir las construcciones más cercanas al cuerpo de la plaza. Y la mayor parte del arrabal de San León fue destruida así como el convento de los Agustinos. En 1523, cuando asedió la ciudad Carlos V, lo que quedaba del arrabal San León fue incendiado por orden del gobernador y se colocó por delante un importante trabajo de atrincheramiento. Una gran parte estaba aún en pie cuando Vauban visitó las fortificaciones de Bayona. A partir de esta época el arrabal pierde el carácter de aglomeración que había tenido durante la Edad Media para no constituir más que unas afueras con casas rodeadas de bonitos jardines. En este estado quedó hasta la construcción de la nueva fortificación, y una estimación de los lugares al comienzo de los trabajos nos indica que en esta época todavía tenía cierta importancia. En efecto, a partir de 1685, se demolieron completamente 35 casas o edificios diversos que existían aún fuera de las murallas y en el emplazamiento de los fosos posteriores, del camino cubierto y del campo de maniobras, o bien situados alrededor de la fuente de San León y al otro lado de la colina que la domina. El campo de maniobras y sus avenidas de grandes árboles forma en nuestra época uno de los más bellos paseos de Bayona, muy frecuentado a principios del siglo XX. Desde la colina que domina la fuente San León, se ve el valle del Nive, mientras que, cuando el tiempo es claro, se dibujan en el horizonte las crestas azuladas de los Pirineos.