Peintres

Rentería Mardaraz, Enrique

Pintor. Nacido en Amorebieta el 9 de febrero de 1900, muerto en 1979.

Vive una formación autodidacta, para entregarse al paisajismo impresionista a lo largo de una producción cuantiosa en la que destacan sus cualidades humanas y su franciscanismo, un poco a la manera de Regoyos. Ingresa en la Asociación de Artistas Vascos en 1924, realizando su primera muestra en el salón de la misma, en solitario, en 1928. En 1932 y 33 concurre con la Asociación al Museo de Arte Moderno y a las galerías Emporium de Barcelona. En los años 40, 47 y 51, está presente en la galería Arte de Bilbao. También participa en varias colectivas. En 1972 expone en la sala Windsor. En 1978 se le realizó una antológica en la sala Windsor de Bilbao, con más de 60 obras suyas. Su obra está presente al otro lado del Océano. De entre sus obras destacan: Iglesia Vieja de Beruagoitia, Interior, Amorebieta, Tarde de domingo....

Crisanto Lasterra, (Bilbao, 1928):

"Dueño Rentería de una paleta luminosa, recargada de fuertes especias, ha adoptado para su uso una manera fácil de proyectar el foco de luz sobre los lienzos, consiguiendo, a fuerza de acumular rosas, cadmios y violetas, un efecto lumínico deslumbrante, pero que al repetirse sin interrupción en toda la obra descubre la limitación de sus recursos, cuadros que rompen esta monotonía".

A.B.A., (Bilbao, 1940):

"Enrique Rentería Mardáraz persigue en todos sus lienzos la incorporación al paisaje de ese elemento tan importante y tan olvidado por otros que es la atmósfera, esa impalpable luz que vibra entre nosotros y el objeto contemplado y que hace a éste palpitar ante nuestra mirada".

Fermín García Ezpeleta, (Bilbao, 1940):

"Enrique Rentería, compone el color con cierta originalidad y discreción notable (...). Otra característica de este pintor es su cuidado por el dibujo. La línea surge acariciada suavemente, como es suave el tono predominante, grato el tema, sedante el conjunto".

F. G. Ezpeleta, (Bilbao, 1947):

"Un paisaje urbano de corte afrancesado, impresionista; algún otro, trabajado en las fronteras del puntillismo, resulta muy agradable, y no se queda ahí la influencia de Regoyos, palpitante en gran parte del colorido, más aún que en el uso del pincel corto. Rentería, buen hijo de su ambiente, ve el paisaje en vascongado, y sus mejores cualidades destacan al pintar montes y nubes. En algunos rincones botánicos insiste demasiado; las piedras le absorben también, arrastrándole hacia una pintura arquitectónica. Cuando más pintor se muestra, repetimos, es frente a los horizontes dotados de amplitud. Ahí expresa profundidad, maneja una amplia gama de bien armonizados tonos -azules, grises- y capta la enorme fortaleza de un paisaje que conoce muy bien. Es un pintor capacitado, pero que todavía no se ha lanzado por una ruta determinada en cuanto al modo. Como en ello hay tanto de lo caprichoso y personal, apenas nos atrevemos a decirle que sus mayores posibilidades radican en lo espontáneo".