Biographies

Pena Monente, José Antonio

Perfil biográfico.

Nacido en Caparroso (Navarra) el 29 de mayo de 1927, hijo de Aurelio Pena Azcona, carnicero y de Carmen Monente Luqui, ambos naturales también de Caparroso [1].

Casó el 24 de agosto de 1955, en Pitillas, con María Ángeles García San Martín y el matrimonio tendría dos hijos, Aurelio y Mari Carmen.

Falleció en Pamplona el 7 de septiembre de 1985.

Su formación académica.

Tras superar el Examen de Estado en la Universidad de Oviedo con una nota media de Notable, ingresó en la Facultad de Veterinaria de Zaragoza en septiembre de 1945, finalizando los estudios en junio de 1950 y obteniendo la Licenciatura en noviembre del mismo año.

Su actividad profesional

Se inició, como tantos otros veterinarios navarros, practicando con D. Martín Dachary Jusué, Inspector municipal Veterinario de Tudela, el año 1952 y sustituyendo en sus ausencias, algunas de un mes de duración, al Inspector Veterinario de Valtierra, D. Francisco Baines Adrián.

En 1953 aprobó las oposiciones para el ingreso en el Cuerpo de Inspectores Municipales Veterinarios convocadas por Orden Circular del 30 de julio de 1952 de la Dirección General de Ganadería, cuyo titular era D. Cristino García Alfonso [2] , obteniendo el número 354 sobre 500 aprobados y correspondiéndole el número 4996 del escalafón [3].

Pitillas Murillo el Cuende (Navarra). En octubre de 1952 falleció a la edad de 46 años el veterinario pamplonés D. Domingo García Goñi, que después de haber ejercido en Artajona durante siete años, era el titular del partido veterinario que componían Pitillas y Murillo el Cuende, desde 1939.

El 13 de febrero de 1953, se constituyó en Pitillas la Junta del Partido Veterinario para acordar la publicación de una convocatoria oficial de la vacante y el 30 de marzo de 1953 se reunían nuevamente bajo la Presidencia del alcalde, D. Cesáreo Otazu Esparza, para la provisión en propiedad de la plaza de Inspector Veterinario que ya había sido anunciada oficialmente [4] , a la que habían concurrido cuatro veterinarios. Con buen criterio y por unanimidad, los munícipes valoraron más el aprobado en la oposición de ingreso en el Cuerpo de Inspectores municipales Veterinarios, que las episcopales recomendaciones y acordaron nombrar a nuestro protagonista, con los derechos y obligaciones que para estos funcionarios establecía el Reglamento de Administración de Navarra.

Apenas transcurrieron seis meses desde su nombramiento, cuando en agosto de 1953, nuestro protagonista solicitaba un incremento en su salario en 5.000 pesetas anuales, argumentando que, como consecuencia de la subida de precios en toda clase de artículos, no se puede en manera alguna atender a las necesidades más perentorias de la vida... Y tuvo éxito la solicitud porque la Corporación pitillesa en su sesión de 7 de agosto de 1958 accedió a su solicitud [5].

Como también obtuvo la Diplomatura en Inseminación Artificial Ganadera, era de los pocos veterinarios, por no decir el único de la Merindad en aquella época, que practicaba la técnica que a partir de 1945 se iba introduciendo en todas las explotaciones de ganado vacuno bajo los auspicios de la Dirección General de Ganadería y en el caso de Navarra, desde la Diputación de Navarra, impulsada por sus jefes de Ganadería, D. Teófilo Echeverría o D. Carmelo Sáez de Murieta en su objetivo de mejorar el ganado vacuno de la provincia en sus aptitudes de leche o carne.

Pero sus inquietudes profesionales iban más allá. Improvisó en su domicilio un sencillo quirófano donde realizaba intervenciones quirúrgicas a animales de compañía, perros y gatos especialmente, procedentes de toda Navarra. En la década de los sesenta y setenta, no era práctica habitual en nuestras latitudes, al contrario que en Francia, por ejemplo, que los veterinarios se dedicaran a las mascotas, entre otras razones por el escaso número de éstas y en consecuencia, poca demanda por parte de los propietarios. La actividad profesional clínica de los veterinarios se dirigía hacia los animales de renta en los que sí se realizaban intervenciones quirúrgicas, especialmente las relacionadas con partos y el aparato locomotor.

Autodidacta, como lo eran la mayoría de los veterinarios de la época, se interesó por la Avicultura, una especialidad que entonces comenzaba a introducirse desde los Estados Unidos, seguramente siguiendo las pautas que marcaba otro avipatólogo navarro e íntimo amigo suyo, que adquirió gran prestigio, D. Jesús Gallego Piedrafita, autor de numerosos artículos sobre el tema y que, además, era el Inspector Municipal Veterinario de Carcastillo. Precisamente en aquella localidad, nuestro protagonista predicando con el ejemplo y en sociedad con algunos veterinarios riojanos, de Casas Blancas, montó una explotación de pollos de carne.

Y se distinguió en sus conocimientos sobre la producción y patología aviar porque fue contratado por el conde de Cadagua, D. Pedro Careaga y Basabe, para hacerse cargo de la dirección técnica de la explotación avícola de Casas Blancas, en el término municipal, de Rodezno (La Rioja), la granja más moderna, de ciclo cerrado y automatizada de las de su clase en aquel momento. Quizás como consecuencia de ello, asumió también la dirección técnica de un gran número de pequeñas explotaciones en Navarra, Gipuzkoa y Álava. Curiosamente, entre las granjas avícolas estaban las de todos los conventos de frailes y monjas benedictinos de aquellos territorios, Estíbaliz, Lazkao, Leire...

También hizo sus pinitos como ganadero participando en una sociedad de explotación de vacuno en Olagüe, con regular éxito.

Olite (Navarra). En agosto de 1974, reorganizado el servicio veterinario de la comarca, accedió a la plaza de Inspector Municipal Veterinario de Olite, Pitillas, Beire y Murillo el Cuende, si bien mantendría su residencia en Pitillas.

Se integró inmediatamente en la tertulia de la rebotica de la Farmacia Velasco, a la que ya solía acudir de vez en cuando desde Pitillas, en compañía del médico de aquella localidad D. José Lorente Contín.

Su perfil humano

Fumador empedernido. Me comentaba un pitillés que, siendo moetes –chavales-, le solían quitar paquetes de Chester Field de los cartones que siempre llevaba en el coche y que, como era habitual en la época, nunca cerraba con llave.

Gran aficionado taurino, no dejaba pasar la oportunidad de saltar al ruedo y dar algunos pases en capeas y festejos populares, aunque la vaca fuera muy fura.

En el terreno profesional, siempre se comportó como un leal compañero. Incansable. Nadie sabrá los kilómetros intentando solucionar los problemas que se presentaban en las numerosas granjas que le confiaron su dirección técnica cuando el boom de la avicultura de la década de los sesenta.

En la intimidad familiar, según comentaba su hija Mamen, era un padre serio cuando había que serlo, austero, exigente con el cumplimiento de las normas y en materias de estudios y conducta, con ese rigor que sólo llegamos a comprender cuando alcanzamos nosotros también, la condición de padre/madre de hijos adolescentes. En los suyos, dejó el recuerdo de un buen esposo y padre. Fuera del ámbito familiar, era una persona alegre y cordial, pero no juerguista. Animoso y animador. Directo, sin dobleces. Incluso daba la primera impresión de dureza, que desaparecía inmediatamente con el trato. No era difícil ser su amigo. Conversador, que no pelma. Honesto y firme en sus convicciones.

Por esa doble personalidad, dentro y fuera del hogar, a menudo su esposa le calificaba como "panderico de casa ajena", especialmente si había habido "sesión" con los chavales y ella procuraba "amortiguar" las consecuencias.

Fuentes

ETXANIZ MAKAZAGA, José Manuel. De albéitares y veterinarios de la ciudad de Olite (1549-1976). Editado por el Colegio Oficial de Veterinarios de Gipuzkoa en noviembre de 2015. ISBN 10: 84-608-3723-7; Depósito Legal: SS-1342-2015.

Elaboración propia

Autor

José Manuel Etxaniz Makazaga\. Doctor en Veterinaria\. Real Sociedad Bascongada de los Amigos del País \(RSBAP\)\. Real Academia de Ciencias Veterinarias de España \(RACVE\)

Notas

[1] Registro Civil (RC) de Caparroso. Libro 41-42 de nacimientos, folio 291.
[2] Boletín Oficial del Estado (BOE) nº 227 de 14.8.1952
[3] BOE nº 102 de 12.4.1953.
[4] Boletín Oficial de Navarra (BON) de 2.3.1953.
[5] Archivo Municipal de Pitillas. Legajo 181.