Ermites

OTADIA, Ermita de Santo Cristo de

Situada en la provincia de Navarra, en el término municipal de Altsasu. Imagen milagrosa que atrae mucha devoción en los habitantes del valle de la Burunda. Se conceden numerosas indulgencias. Las romerías se celebran el domingo siguiente al 3 de mayo y 14 de setiembre.

Juan María FELIU

La ermita del Cristo de Otadia, que tiene gran devoción en la zona, se encuentra en un entorno muy cuidado, a las afueras del pueblo, y es una capilla cementerial a la que el obispo Igual de Soria mandó que se pusieran cerraduras en 1797. El edificio consta de una cabecera más antigua que el resto, cuadrada y cubierta con una bóveda de crucería estrellada y con terceletes, que constituyó en su día un humilladero o capillita abierta, del siglo XVI, al que se accedía por un arco de medio punto con rosca moldurada, que apea sobre pilastras. A este núcleo primigenio se adosó la actual nave, de planta rectangular y muros de sillería. Se ilumina por una ventana recta en el lado de la Epístola, a la que acompaña otra ventanita en la cabecera y tres más a los pies del templo, donde se levanta además el coro alto. Tiene dos puertas, una a los pies del templo y otra en el lado de la Epístola, para diferenciar el acceso desde la calle o desde el propio cementerio. Por el lado de la Epístola se adosa a la cabecera una sacristía rectangular. Tanto la ampliación de la nave como la sacristía se cubren con un techo plano de vigas y bovedillas. El tejado es a dos aguas y con limas, y sobre la puerta de los pies hay una pequeña espadaña de piedra rematada con pirámides y una cruz de hierro. Al interior del templo se distingue en primer lugar una reja barroca que separa la nave adosada de la cabecera, donde preside un retablo barroco de la primera mitad del siglo XVIII. Se compone de banco, un cuerpo dividido en tres calles articuladas mediante pilastras y ático con remate semicircular. Esta mazonería cobija una imagen de vestir de la Dolorosa, un San José con el Niño, la imagen del Padre Eterno en el ático y el célebre Cristo, crucificado, agonizante y con una anatomía muy naturalista, con miembros aún largos, torso poderoso y paño de pureza horizontal y con los extremos colgantes. La cabeza está ladeada, con ojos y boca entreabiertos. Se atribuye al escultor alsasuarra Juan de Iriarte, fallecido en 1599, aunque también se baraja la posibilidad de que sea obra del imaginero francés Pierres Picart, que a la sazón residió en Altsasu, atribución para la cual sería preciso adelantar un tanto las fechas de ejecución. A esta bella talla se atribuye un milagro, relacionado con el matrimonio entre Martín de San Román y María López de Gaínza, celebrado en 1632.

Joseba ASIRON SÁEZ (2006)