Rivières/Estuaires

NIVE

Cadenas del Nive. Los puertos de la Edad Media estaban cerrados por cadenas e incluso, como el de la Rochelle, por rastrillos, que se colocaban suspendidos entre dos torres separadas por el canal. En Bayona (Lab.), se empleó el primer sistema, al parecer, inmediatamente después de la construcción del Bourgneuf. Unas cadenas tendidas desde las dos extremidades, colocadas en las dos torres del Piémont y de Saint-Esprit, cerraban la entrada del Nive y continuaban la línea de las murallas interrumpida necesariamente por el curso del río. Aunque Bayona había sido cuidadosamente cerrada por el lado de tierra y rodeada de murallas, podía resultar fácil al enemigo penetrar en la ciudad siguiendo la corriente de agua, si se hacía dueño de su curso. Así que los bayoneses habían acumulado las obras defensivas; las torres de Saint-Esprit y de Piémont formaban ya un primer y poderoso obstáculo, las cadenas de hierro que venían a continuación, tendían a ras del agua sus anchas y fuertes mallas, y una empalizada de madera, formada por estacas atadas y ensambladas entre ellas, que se podía bajar y subir con las mareas, presentaba finalmente un obstáculo, casi insuperable, redoblado por la seguridad del puente Mayou que venía seguidamente y que era necesario forzar para penetrar en la ciudad. Así podemos ver que cuando hay peligro de asedio los barcos que se encuentran en el Adour, vienen a refugiarse en el puerto interior. Con los siglos, este punto de la ciudad, que estaba considerado como una parte débil fue más reforzado; y no cesaron de acumular en él las defensas. En 1540, el ingeniero Jean de Cologne que estableció un presupuesto para las fortificaciones que debían hacerse alrededor de Bayona, se expresa de la siguiente manera a propósito de las cadenas del Nive: "Así pues, sería una buena medida que todos los extremos de las cadenas pudiesen quedar cerrados dentro de las torres de la ciudad y custodiados bajo llave, para que no queden a merced de cualquiera como ahora. Y sería también conveniente que dichas llaves estuviesen bajo control de gentes aptas, pues tal como están ahora todo el mundo puede tenerlas si quiere". Un poco más tarde, Odet de Foix, conde de Comminges, publicó unas ordenanzas muy severas para la conservación de los puentes y sobre todo de las cadenas del Nive. En 1583, Luis de Foix, llamado para examinar este importante punto de las defensas de la ciudad, elevó una memoria al rey, apoyada con varios planos y presupuestos, por la cual advertía que era más conveniente llevar a cabo esta obra en piedra, que con madera, como se venían haciendo hasta entonces. Las cadenas llamadas de Saint-Esprit, y más a menudo del Nive, se bajaban y subían por medio de una rueda y un torno colocado en el flanco de la torre de este nombre. Fueron objeto de constantes cuidados por parte de los regidores y de los ingenieros militares. Esta obra resultó frecuentemente arrastrada por las crecidas del río y no desapareció definitivamente más que a finales del siglo pasado. Por ejemplo hasta esa época podía verse en la muralla del Reducto la puerta de acceso que permitía la comunicación con la estacada. Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.