Lexique

MICOLOGÍA

Principales setas de Euskal-Herria. En nuestro país existen gran variedad de bosques tanto de coníferas como de caducifolios, así como también numerosos pastizales y si añadimos a todo ello un clima apropiado, por lo general templado y húmedo, no es de extrañar que exista en Euskal-Herria una flora micológica de primer orden. Entre las setas comestibles más apreciadas destacan: en primavera la «udaberriko zizazuri» (Tricholoma georgii), llamada también «perretxiko» por los alaveses, y la «karraspina arrunta» o «colmenilla» (Morchella vulgaris), seta todavía no apreciada por los vascos y sin embargo una de las más estimadas por los franceses. En verano-otoño tenemos entre otras a la «gibelurdin» (Russula virescens) y a la «urretxa» (Russula cyanoxantha), dos rúsulas de color verde-cardenillo y morado respectivamente. La «zizahori» o «saltsa perretxiko» (Cantharellus cibarius) muy apreciada para salsas y tortillas, prestándose fácilmente a conservarla por desecación. Luego tenemos los hongos o boletos, que hasta hace pocos años solamente se recogían los que tenían la carne blanca y no se azuleaban al corte. Entre éstos citaremos el «udako onddozuri» (Boletus reticulatus), el «udazkeneko onddozuri» (Boletus edulis), el «onddo beltz» (Boletus aereus), y finalmente el «kaskabeltz» (Boletus pinicola), que la gente los confunde, el primero con el segundo y el tercero con el cuarto. Una de las setas comestibles más apreciadas es el «kuleto», llamado también «gorringo» y «arraultz-perretxiko» (Amanita caesarea), que cada vez resulta más difícil el encontrarla. Desde hace una veintena de años, es también muy estimada la «esnegorri» (Lactarius deliciosus), llamada también «pinutela» en la cuenca Oñate-Legazpia-Vergara, una seta de pino muy apreciada en Cataluña y Castilla, con los nombres de «rovellón» y «níscalo» respectivamente, que los navarros de los valles del Roncal y Salazar las recogen por toneladas con destino a los mercados de Barcelona. Otra seta muy abundante y apreciada es la «barrengorri» o «aspibeltza» (Psalliota campestris), que sale en los pastizales abonados con estiércol. Es de la misma familia que el champiñón que se vende en las tiendas, por ello se le conoce también con el nombre de «champiñón silvestre». Finalmente voy a nombrar tres setas, que anteriormente apenas se comían y que actualmente son muy apreciadas. Me refiero primero al «tripaki» (Hydnun repandun) que los bilbaínos lo conocen con el nombre de «seta de serrín» y «gamuza» los castellanos. Luego tenemos la «galanperna jangarria» (Lepiota procera), seta de gran tamaño con un sombrero escamoso y un largo pié, provisto de un anillo móvil pero sin volva. Por último la «pagoziza» (Clitocybe nebularis), que los alaveses la llaman «pardilla» y los navarros «ilarraka», seta muy común de finales de octubre a principios de diciembre, encontrándose entre las hojas caídas de las hayas. Es una seta que se consume corrientemente en noviembre en los restaurantes vascos, para algunos excelentes y sin embargo indigestas para ciertas personas. Aparte de estas setas comestibles, existen otras que no las anotamos por falta de espacio. En estos últimos años, gracias a los concursos y exposiciones de setas así como a los numerosos libros sobre temas micológicos que se han editado, los vascos hemos aprendido a conocer nuevas especies comestibles que anteriormente las despreciábamos y al mismo tiempo a distinguir las especies venenosas de las comestibles, evitando de esta manera los envenenamientos por setas. De entre las venenosas y sus posibles confusiones con las comestibles citaremos algunas de ellas como el «kuleto faltsoa» (Amanita muscaria) que puede confundirse con el verdadero «kuleto», diferenciándose de este último por tener las láminas y el pie de color blanco y no amarillo. La «maltzurra» o pérfida (Entoloma lividum), muy parecida a la «pagoziza» o pardilla, causante del 90% de los envenenamientos por setas en Euskal-Herria, diferenciándose de esta última por su agradable olor a harina, y por tener las láminas ligeramente rosadas y separadas del pie. La mortal «hiltzaile berdea» (Amanita phalloides), muy parecida por su color a la «gibelurdina», diferenciándose de ésta por tener un pie provisto de volva y anillo, y unas láminas libres que no llegan al pie. Atención, esta seta mortal es muy común en Euskal-Herria. Finalmente tenemos la «esnegorri faltsua» (Lactarius torminosus) que pudiera confundirse con el «esnegorri» o rovellón, diferenciándose de este último por nacer bajo abedules y no bajo pinos, y además por tener una carne que exuda un latex blanco y picante en lugar de anaranjado y dulce. La mayor parte de las setas venenosas existentes en Europa las tenemos aquí en Euskal-Herria. Hemos citado solamente aquéllas que se prestan a la confusión con las comestibles, de las restantes diremos que es difícil envenenarse con ellas bien por su aspecto poco apetecible o por su pequeño tamaño.