Ceramista bilbaína contemporánea del grupo Lañoa. Un crítico suyo escribió:
"De las tres firmas de "Lañoa" la más escultórica, la más inquieta, la más avanzada, la más dispuesta en los aferramientos a las fuerzas telúricas de la imagen. En ella -es el objetivo de su programa- "el barro vive, siente, se ondula, siempre habla. Es materia viviente. Busco el equilibrio; que el barro tosco flote por encima de los espacios. A veces lo trato con agresividad... lo taladro, lo coso, lo claveteo, lo rompo. Después, el fuego y el barro se convierten en algo eterno". Soledad Maruri está dotada en sus barros de gracia, talento y personalidad. Son magníficos cuadros donde el artista esculpe, pinta, modela y hasta diseña. Cumplen esa ley del signo personal alimentando los símbolos. Gusta en ellos las delicias de la tierra ofrendada. Se las valora a dichas piezas tanto por evidencias técnicas cuanto por las extrañas mascarillas que representan. Ejemplifica otra creación modelada sobre el latido de su carácter en el poyo o anaquelería de sus vasares (vasco, inglés, castellano), en sus platos o en sus botellas (blandas, rotas, aprisionadas, marineras, al sol, en desarrollo). Soledad Maruri avanza a ser una ceramista racial y armoniosa, ¿o acaso ya lo es?, cuyos trabajos parecen acariciados por las manos de Apolo".
Ref. Pintores y Escultores Vascos, t. XXII, 1980, 256.