Marins

Lezo Olabarrieta, Blas de (version de 1988)

General de la Armada española. Nacido en Pasaia en 1687. Muerto en Cartagena de Indias (Colombia) en 1741.

Se educó en Francia y empezó su carrera, como guardia marina, a bordo del buque insignia francés del almirante conde de Tolosa. Reinando Luis XIV en Francia y Felipe V en España, abuelo y nieto, llegaron a realizar acciones conjuntas por mar y tierra. El primer combate de Lezo fue el de Vélez Málaga, de la escuadra francesa del almirante Tolosa y una anglo-holandesa (1704). En esta acción, una bala de cañón le mutiló su pierna izquierda. El temple que demostró Lezo admiró al conde de Tolosa que le propuso para ascenso, calificando su arrojo y serenidad como excepcionales. Como alférez de navío mostró su valor y dotes en los combates. En el sitio del castillo de Santa Catalina, en Tolón, fue herido, siendo ya teniente de navío. Mandó varias expediciones que el rey de Francia enviaba en auxilio del rey de España que sitiaba Barcelona, levantada en favor del archiduque de Austria para acceder al trono de España. La acción de Lezo rompiendo el cerco de fuerzas superiores que lo rodeaban, incendiando algunos navíos, fue notable.

En 1713, ya era capitán de navío combatiendo en el segundo sitio de la capital catalana. Allí le quedó inutilizado un brazo. Durante más de una década luchó en el Caribe contra los piratas, hasta 1730, habiendo alcanzado, en 1723 el grado de general del mar del Sur.

A su regreso fue ascendido a jefe de escuadra. Pronto se le encomendó una difícil misión en Génova, cerca del banco de San Jorge que se mostraba remiso a devolver el depósito de 2.000.000 de pesos pertenecientes a España. Lezo actuó a su manera, amenazando con bombardear la ciudad si no entregaban el dinero, y además saludaban a la bandera que ondeaba en su navío. Conociendo la fama de Lezo, el senado genovés accedió.

En 1732 concurrió a la expedición contra Orán, como segundo jefe de la escuadra del general Cornejo, formada por 54 buques de guerra, unos 500 transportes y 30.000 hombres al mando del conde de Montemar. Rendida la plaza, quedó como gobernador el marqués de Santa Cruz, al mando de 8.000 hombres. Era el 5 de julio de 1732. El rey Hassan no respetó la capitulación y puso sitio a la ciudad. El encargado de auxiliarla fue Blas de Lezo, con 6 navíos y 5.000 hombres. Levantó el sitio y perecieron en la lucha el gobernador y varios de sus capitanes. Lezo, consumado marino, avezado en sus luchas contra la piratería caribeña, persiguió a la nave capitana de Argel, que estaba armada de 60 cañones. Esta nave se refugió en la ensenada de Mostazan, defendida por dos castillos y miles de hombres. El arrojo, ya característico del marino vasco, se creció persiguiendo a su presa, despreciando los disparos de los fuertes. Incendió la capitana argelina y cañoneó los castillos infligiéndoles grandes destrozos. Y luego estableció una estrecha vigilancia marítima, impidiendo que los argelinos recibieran refuerzos de los turcos. Su posterior retirada a Cádiz se debió a estar atacado de "calenturas".

Se le asciende a teniente general en 1734. Y tras dos años en tierra se le nombra comandante general de los galeones. El galeón era un bajel o navío grande y de alto bordo, que se manejaba solamente con velas: había unos de guerra y otros de carga. Se decían también galeones los bajeles que componían la armada de Indias; conducían a España el tesoro de aquellos países, y llevaban los azogues para las mismas. Hacían viajes periódicos de Cádiz a Portobelo y Cartagena de Indias. Con los navíos Fuerte y Conquistador, Lezo fue enviado de nuevo a Cartagena de Indias, a Tierra Firme, llegando el 11 de marzo de 1737, donde tomó posesión del mando de aquel apostadero o puerto de la armada, encargado de su defensa y de la zona marítima adyacente. Aquí fue informado de la concentración de fuerzas que los ingleses efectuaban en Jamaica, coincidiendo con la declaración de guerra entre España e Inglaterra, de 1739. Los ingleses ya habían señalado a Cartagena como puerto base para una invasión de Tierra Firme. Y llevaban mucho tiempo preparándose. Lezo sabía el mal estado de sus defensas. Cuando la flota inglesa en 1741 se movía hacia Cartagena, Lezo instalaba sus navíos en Boca Chica. Los ingleses tenían que luchar si querían desembarcar. También cerró el puerto con cadenas. El primer ataque del almirante Vernon, de 1740, había sido rechazado. El inglés no desestimó las defensas del puerto. Debió valorar en mucho la capacidad del propio Lezo. Esto explicaría la presencia del vicealmirante Vernon con sus segundos Lestock y Ogle al frente de una poderosa flota el 13 de marzo de 1741. Su composición era la siguiente: 8 navíos de tres puentes, 28 de línea, 12 fragatas de 20 a 50 cañones, 2 lombardas, varios brolotes y 130 transportes con 10.000 hombres de tropa, 2.100 negros de Jamaica, un regimiento norteamericano y 15.000 hombres de marina. Los navíos de línea eran de dos baterías; las lombardas, cañones de gran calibre y los brolotes embarcaciones cargadas de materias inflamables, para incendiar las naves enemigas. El día 20 la escuadra inglesa abrió fuego sobre los fuertes de San Felipe, Santiago, San José y San Luis, que fueron desmantelados, excepto el San Luis, que Lezo socorría con sus marinos. A la vez iniciaban el desembarco con todos los elementos, incluso la artillería. A los 17 días de lucha continua, Lezo evacuó el San Luis y se retiró a la ciudad. El virrey de Nueva Granada y gobernador de Cartagena Sebastián de Eslava, junto con Lezo, habían sido heridos cuando conferenciaban. Cartagena recibió refuerzos del interior, seis mil hombres y ocho mil balas de cañón. Desesperados ante la gran invasión, Lezo ordenó, y acompañó, el contraataque suicida de 250 hombres a la bayoneta. Esto hizo retroceder a los invasores, dejando 800 muertos y 200 prisioneros. Esta acción, con la disentería y el escorbuto que se habían cebado en los atacantes, inclinó la victoria del lado de Lezo. Vernon se fue retirando cautelosamente. Al final hubo intercambio de prisioneros. Los ingleses habían dejado un valioso botín, perdido 20 buques y 9.000 hombres.

Blas de Lezo falleció en Cartagena el 7 de septiembre del mismo año, agotado por las fatigas de la defensa. Hoy día podemos admirar las formidables defensas construidas después de estas batallas, con la estatua de Lezo, ilustre cojo pasaitarra. Lo anecdótico en esta pugna Lezo-Vernon estuvo a cargo del altivo vicealmirante. Antes de la batalla había grabado unas medallas donde aparecía Lezo arrodillado, entregando su espada al inglés y una inscripción: "La soberbia española humillada por el almirante Vernon". En el reverso se leía: "Los héroes británicos tomaron á Cartagena en abril de 1741". Según las crónicas, fue ascendido a almirante, no se sabe si antes o después de estos acontecimientos. Y que por ciertas desavenencias con el almirantazgo se le separó de su cargo. Respecto a Lezo, se le había concedido el título de marqués de Ovieco, pero no le llegó la nominación en vida, pues había muerto el mismo año de su victoria de Cartagena de Indias, la ciudad lo considera como su héroe máximo. El 12 de noviembre de 1955 se efectuó un doble homenaje. En Pasajes de San Pedro se descubrió un cuadro de Gregorio Hombrados Oñativia, en la Tenencia de Alcaldía y una lápida en la casa solar de los Lezo, del escultor Emilio Laiz Campos. Con la misma fecha se inauguraba en Cartagena de Indias la entrega simbólica de la estatua que España regalaba al pueblo colombiano. En la parroquia de Pasajes de San Pedro se ha conservado una lápida sepulcral, una reserva de sepultura a nombre de Blas de Lezo. Unos siglos antes había ocurrido lo mismo con respecto a Elcano, en la iglesia de Getaria. Ambas sepulturas vacías, pues Lezo había muerto en Cartagena de Indias y Elcano en el océano. La placa de Lezo se conserva en el museo de San Telmo. En la iglesia de Pasaia sólo una réplica.