Municipalités

LETE

Urbanismo y construcciones civiles

El caserío se dispone en una pendiente, de manera que las casas, que aparecen de manera algo dispersa, se tienen que adaptar a la pendiente del terreno. En lo alto, junto a la iglesia, se encuentra la casa parroquial, que es un bloque alargado y con cuatro alturas. En la actualidad va enteramente enlucida, salvando tan sólo los enmarques de algunos de los vanos. La puerta, abierta en uno de los lados cortos, es un medio punto de buen tamaño, aunque bajo el pórtico del templo se abre una segunda puerta, del mismo perfil pero de menor tamaño, para acceder más fácilmente a la iglesia.

Descendiendo por la calle que arranca de la iglesia vemos un caserón prismático con tres alturas. Los muros son de mampostería, hoy sin revocar, con cadenas de sillar en esquinas, enmarques y el paño que rodea a la puerta. Las ventanas son rectas, siendo el acceso un arco de medio punto. Encima de la clave, una inscripción reza: ESTA CASA LA HIZO/ MARTIN DE IRURZUN/ AÑO DE 1713. Junto a ella hay una casa de aspecto más arcaico, con planta longitudinal y dos alturas, resultando un conjunto de marcada horizontalidad. A perdido su enlucido, mostrando mampostería concertada con cadenas de sillar, y la puerta es un recio portalón de medio punto, con trece dovelas largas y sin moldurar, cuya clave lleva labrada la fecha de 1568, así como las figuritas muy toscas de un clavo y una corona de espinas junto a una cruz, es decir los símbolos de la Pasión de Cristo.

En un nivel más bajo se levanta otro caserón, con gran desarrollo en planta y tres alturas. El tratamiento de los vanos repite la mampostería, hoy desnuda, con las cadenas de sillar. En planta baja se abre una puerta de medio punto, con rosca moldurada, flanqueada de dos ventanas. La planta noble muestra tres ventanas rectas con antepechos labrados, y el desván lleva tres tragaluces. Preside un escudo rococó, de la segunda mitad del siglo XVIII. Hay además alguna otra casa que repite características ya reseñadas, y algunas de factura más reciente.

Monasterio de Santa María de Yarte

Este antiguo establecimiento monacal femenino se encuentra fuera del casco urbano de Lete. Sabemos que existía ya para 1024, cuando Sancho el Mayor lo dona a San Martín de Albelda. En 1045 fue no obstante incorporado al patrimonio del monasterio navarro de Irache por García el de Nájera. Su decadencia comienza con la desamortización del año 1837. En la actualidad el conjunto cuenta con la iglesia y algunas casas en estado de abandono. Estas se disponen formando dos largas alas, de las que una parece haber sido utilizada para usos secundarios, y la otra como lugar de residencia. Los muros van enlucidos, con cadenas de sillar, las ventanas son rectas, y se conserva un elegante portalón de entrada también adintelado.

La iglesia es románica, de la segunda mitad del siglo XII, y compone un interesante ejemplo de arquitectura religiosa rural. La planta es sencilla, con una única nave, dividida en dos tramos de desigual longitud, más una cabecera absidial semicircular. El acceso se practica desde el lado de la Epístola, en su primer tramo. Hay una segunda puerta en el lado contrario, en un paño resaltado del muro. Los muros son de sillarejo, aunque muestra trazas claras de intervenciones, con diferencias en el tipo de aparejo. Se aprecian también los restos de un revoque blanco muy degradado. Se perforan por una ventana en el eje de la cabecera y otra en el muro meridional. A la altura del crucero se ven restos muy perdidos de pinturas murales, fechables en el siglo XIV, y ejecutadas con la simplicidad ingenua del estilo gótico lineal. Se adivina una santa enmarcada en un arco, un ángel y cuatro figuras, de las que una permanece reclinada. Un nicho con remate avenerado se abrió en época barroca en la cabecera, en el lado del Evangelio, flanqueado por pilastras de fuste cajeado que soportan un frontón triangular encima. A los pies de la nave se levanta un coro de madera. Se cubre este conjunto con una bóveda de cañón, que afecta al primer tramo de la nave, pero el segundo tramo recibe una cúpula sobre trompas, que en su parte superior se perfora por una torre linterna. La cabecera luce una bóveda de horno.

Al exterior, el conjunto presenta un atractivo escalonamiento de los volúmenes, con la cabecera más baja, el cuerpo de la nave en un nivel medio y el crucero cubierto por cúpula más elevada. Todo ello va rematado por una espadaña con arquillo de medio punto y remate triangular, que se levanta sobre el tejado de lajas de piedra. Presenta el templo dos entradas, con arcos de medio punto, que en uno de los casos va doblado y con molduras a la altura de la línea de salmer. Al interior, en el bajo coro, se conserva la copa de una pila sacramental románica, semiesférica y sin decoración.

Parroquia de San Millán

Se trata de un templo medieval, propio de principios del siglo XIII, levantado en un estilo protogótico. La planta dibuja un rectángulo alargado de una sola nave, con cuatro tramos iguales, de los que uno hace de cabecera, rematada en testero recto. El acceso se abre en el muro de la Epístola, a la altura del segundo tramo, y se ven también las trazas de una escalera intramural, para acceder a la torre. A este plan originario se añadió posteriormente una capilla, por el lado del Evangelio y en el tercer tramo, así como la sacristía, cuadrada y que se adosa al muro hastial de la cabecera.

Los muros son de sillería de formato irregular y someramente escuadrado, y llevan dos ventanas rectas en el muro meridional y otra en el de los pies, así como una ventana de medio punto, hoy cegada, en el eje de la cabecera. A los pies de la nave se levanta además un coro con arco de embocadura escarzano.

La nave se cubre con una bóveda de cañón apuntado propia de principios del XIII, que afecta a los tres tramos de la nave, a la cabecera y a la capilla lateral septentrional. La sacristía recibe un tramo de bóveda de medio cañón.

Al exterior, la torre se levanta sobre el primer tramo de la nave, y lleva planta rectangular, fuste ciego y cuerpo de campanas renovado en el siglo XVIII, en el que se abren los huecos para las campanas. Un pórtico moderno da cobijo a la puerta del templo, que se abre mediante arco apuntado practicado en un paño resaltado del muro sur. El abocinamiento se salva mediante arquivoltas baquetonadas, dotadas de guardalluvias exterior. Apean sobre baquetones que llevan molduras a modo de basas y capiteles. Una de las claves va decorada con una crucecita.

Al interior, encontramos un retablo mayor dedicado a San Millán, titular del templo, obra del siglo XVI, atribuido al pintor Ramón de Oscáriz, del taller de Pamplona. La traza consta de banco, dos cuerpos de cinco calles y ático tripartito con remate avenerado. Se articula mediante columnas y balaustres, y lleva decoración de raigambre plateresca. Lleva guardapolvos laterales, decorados con pinturas, y el sagrario es de la época de la mazonería. La iconografía va jerarquizada, de suerte que la calle central va con tallas de bulto, mientras que las calles laterales y los guardapolvos muestran pinturas sobre tabla. En el primer cuerpo se representan escenas de la Pasión, tales como la Oración en el huerto, Cristo a la columna, Ecce Homo, la talla en bulto de San Millán, sedente y titular, más las tablas de Jesús ante Anás y el Entierro de Cristo. En el segundo piso vemos a San Jorge luchando con el demonio en forma de dragón, y santos pareados, a saber San Antonio Abad con San Bartolomé, San Pedro con San Pablo, y San Ambrosio con San Nicasio. En el centro preside una talla de la Virgen con el Niño. En el ático las tablas representan a San Martín partiendo la capa con el mendigo, además de un Crucificado flanqueado por Santa Apolonia y Santa Bárbara. En el guardapolvos están las tablas pintadas a grisalla de San Pedro y San Andrés, en el lado del Evangelio, y San Pablo y Santiago Apóstol en el otro lado. La escultura es de buena calidad, y en cuanto a la pintura salida del pincel de Oscáriz, muestra la habitual influencia flamenca en los fondos y arquitecturas, mientras que las figuras son más italianizantes.

En la capilla lateral abierta en el muro del Evangelio puede verse un retablito dedicado a San Blas, del siglo XVI, obra también de Ramón de Oscáriz en lo que a la pintura se refiere. Consta de banco, dos cuerpos de tres calles y ático entre aletones, rematado con frontón triangular. Se organiza mediante pilastras, y lleva decoración plateresca. El banco lleva una inscripción donde se puede leer: ESTE RETABLO HIZO AZER EL MUI REBERENDO SEÑOR DON PEDRO DE LETE VICARIO DE ESTA IGLESIA EN EL AÑO DE 1554. Va presidido por una talla de San Blas, barroca tardía, y lucen así mismo tablas pintadas con motivos como San Jerónimo y San Ambrosio, en el primer piso, Cristo a la columna y Martirio de San Blas en el segundo, y el Calvario del ático.

En el bajo coro encontramos una pila sacramental medieval, con fuste prismático y copa semiesférica muy desarrollada y decorada con gallones. Por último, en la sacristía pueden verse dos Crucificados barrocos de estilo popular, y diversas piezas de ajuar litúrgico.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)