Alimentos. Es por creencia que las lamias, como Mari, vivían del «no». Si un labrador creía tener veinte fanegas de trigo, pero declaraba no tener más que diez y seis, la diferencia o el resto de las cuatro fanegas no declaradas era cobrado por las lamias. Se alimentaban con pan de trigo, pan de maíz, tocino y sidra que exigían o pedían a los hombres, o con pan, cuajada y leche que sus devotos les ofrecían.