La Academia Errante fue una institución flexible, en la que participaron intelectuales, publicistas y ciudadanos vascos de la manera más abierta. No tuvo reconocimiento como asociación cultural, antes al contrario, en un tiempo en que toda asociación que no fuera pro-franquista estaba prohibida, sufrió los impedimentos propios de la dictadura. En buena medida, la persecución a que fue sometido su coordinador, Jaka Legorburu, por la policía, pone de manifiesto la preocupación que el régimen político y sus administradores sentían por el poder de convocatoria y la significación intelectual de los académicos. El número de intelectuales que asistieron a sus sesiones se acerca al centenar, lo que pone de relieve la capacidad de convocatoria de Jaka, y la validez de la fórmula de encuentro. En sus sesiones se vindicaron los elementos más progresivos del pensamiento, y otras referencias intelectuales y morales, desde los enciclopedistas, hasta Unamuno o Baroja.
Fue un foro de entendimiento y concordia, en el que privó el consenso, la discusión civilizada y el entendimiento civil. En 1964, poco tiempo después de haberse presentado en sociedad, con la publicación de sus cuatro libros, La Academia Errante, dejó de convocarse. Las reuniones de la Academia tuvieron lugar en ventas del interior de Gipuzkoa y también en Navarra. No había en esa decisión propósito clandestino, sino el deseo de pasar una jornada en plena naturaleza, vindicación que se hizo causa común entre los académicos, ante la degradación ambiental en el País Vasco, como relata Caro Baroja en su trabajo en la sesión dedicaba a Barandiarán. No fue un encuentro circunscrito al disfrute gastronómico, ni una reunión de gentes de apetito especial, aunque la presencia del gastrónomo Busca Isusi garantizó siempre la búsqueda del mejor de los menús para cada jornada. Aunque el menú siempre quiso contribuir al buen entendimiento de todos los académicos, éstos acudían interesados y preocupados en plantear cuestiones e inquietudes sociales, culturales, políticas, de trascendencia. Esta altura de planteamientos se comprueba en las intervenciones correspondiente, que si eran breves, no dejaban de tener agudeza de ingenio y profundidad, como se puede comprobar en los textos de la sesiones publicadas en los cuatro libros de la Academia.
Sin embargo, las reuniones, y la convocatoria en ventas y tabernas, se reservaron exclusivamente para los hombres. A pesar de ser una agrupación que tenía aspiraciones de cambio social y de futuro, no dejaba de ser en su fórmula una traslación mimética de la propia cultura del país, representada por las sociedades gastronómicas, en donde la mujer tenía prohibida la entrada. Aunque las tabernas y restaurantes en que se reunían fueran centros públicos, y no sociedades privadas, en una de las sesiones de la Academia se creó cierta tensión al comparecer a la misma Dolores Salís, esposa del Luis Rodríguez Gal (Luis de Uranzu) e Itziar Carreño, esposa de Jorge Oteiza. Ambos matrimonios solían recorrer el país en excursiones de fin de semana, y de este modo acudieron a la reunión de la Academia. Dolores Salís, pianista, ceramista, pintora y escultora, además de mujer de un gran encanto intelectual y amena conversación, podría haber acudido a aquellas sesiones, como otras muchas mujeres, por méritos propios. Ambas se sentarían a la mesa, aunque Jaka Legorburu recibió el parecer contrario de algún académico. Por otra parte, una de las jóvenes mujeres que quisieron acudir a las sesiones de la Academia fue la historiadora Idoia Estornés Zubizarreta, quien se dirigió en 1968 a Jaka solicitándoselo. A la negativa la joven respondió: Ilustre marañón Cruz Jaka: En nombre de valientes amazonas, en nombre de desdichada Elvira de Aguire y en el de apetitosa Inés de Atienza, yo, Estornés’ tar Idoia, protesto desgañitadamente por inexcusable omisión de hembras en celebración Araoz./ Historia está llena d caudillos, marañones o no, paridos por mujeres/ de valientes buscadores de Omagua y el Dorado/ amados tierna o fogosamente/ de emakumes “vizcaínas” de exterior monjilesco/ y entrañas de feroz alférez/ de Sores Juanas Ineses/ de la Cuz y de la escoba/ de Inesas de Gaxen y Leonores de Aquitania/ de Marías de Zozaya y castellanas de Marcilla/ y, sin buscar en archivos, sólo en testas coronadas/ Juana de Albret y la reina/Margarita de Navarra/ Ah ¿ y qué decir de rojillas proletarias Pasionarias? Por contra, mientras que el padre, tío y futuro esposo de Idoia Estornés, el doctor Ayestarán, pudieron asistir a aquellos encuentros, ésta no pudo hacerlo, a pesar de sus vehementes deseos.