Concept

Kutxa

La kutxa, el arca, fue en el País Vasco el mueble doméstico más preciado y más usual, pues sirvió de cofre, armario y mesa. Ya era conocida en la antigüedad clásica, de forma cuadrangular, construcción robusta, sencillamente decorada, descansando sobre cuatro pies o grifos y cuya tapa se abría por las charnelas. Cuando el arcón llega a constituir un sitial o escaño, banco con respaldo, sirviendo la tapa interior de asiento, suele ostentar admirables trabajos de talla que forman rosetones, arcadas, lóbulos en el paramento del frente, pináculos en el respaldo y molduras. Dice Ch. H. Besnard, que el trabajo de los antiguos escultores vascos en madera, le hace pensar en los hacheros de la Edad Media, a quienes agradaba tallar en pleno bosque. Trabajaban el roble y sabían construir bellas kutxas y simpáticos muebles, demostrando un carácter muy original.

Las mismas sillas, de forma tan sencilla, tenían a menudo en el respaldo bonitos adornos en forma de arco, lo mismo que los armarios. Cada casa se jactó de poseer varios arcones, especie de baúles de caras planas, ricamente decorados en tres de sus lados por artistas locales, con grandes cruces o rosetones y mallas triangulares. Algunas de estas kutxas eran notables por su hábil talla y, sobre todo, por las charnelas y por las hermosas cerraduras, obra de los afamados herreros o ferrones vascos. En los hogares de nuestros padres y abuelos la etxekoandre guardaba en sus kutxas las sábanas y la mejor ropa blanca de la familia, aromatizando el ajuar con el perfume de manzanas que depositaba cuidadosamente dentro el arca.

Como continuación de la costumbre, muy en boga durante los siglos XIV y XV, de que el futuro enviase a su prometida la víspera del enlace matrimonial un arcón llamado "arca de novia" lleno de regalos, los vascos construían muebles para los nuevos matrimonios, haciendo tallar en los dos costados de un arca cuadrilonga los nombres de los esposos y la fecha memorable del casorio; del mismo modo que lo hicieron en los dinteles de las puertas de muchos hogares vasco- septentrionales: Joannes-1665-María. O esta otra cita, tan breve y expresiva como la anterior: Domingo-1710-Catalin. He aquí lo que copié en Ziburu (Lapurdi), calle Agorette, sobre la puerta de una casa denominada Txoko maitea: Gazteluzar detchetto et Marie d'Hiribarren 1742. Mr. Colas, profesor del Liceo de Bayona, halló los siguientes votos de felicidad en pleno tablón de un mueble de Tardets-Sorolus (Zuberoa): Viva Jesvs Viva Franceza 24 Decembre 1783.

Los motivos geométricos que adornan las tradicionales kutxas, tienen relación con las estelas discoidales que se encuentran en algunas sepulturas ancestrales mostrando signos del zodiaco, que indudablemente indican el cielo, y objetos inherentes a ciertas profesiones, como en el disco erigido a la memoria del viejo pintor Etchegoya, en la estela de un constructor o maestro de obras en Santacara (Navarra), hoy en el Museo de Pamplona, en las de Estella (Navarra), una de las cuales es para mí la de un hachero tallista, escultor en madera, carpintero o "aizkolari", que pudo haber construido kutxas, y en otras discoidales más. La estela del cementerio de Lahonce (Lapurdi), hoy en el Museo Vasco de Bayona, es característica. El sol esculpido sobre la fecha 1623, es el que se presenta también en las kutxas antiguas de procedencia vasca. Se ven, pues, el lujo y la solemnidad que el vasco quiso desplegar esculpiendo o cincelando dibujos más o menos geométricos sobre el cofre del hogar o sobre el monumento de una tumba, porque si es cierto que el culto a los muertos se mantenía vivo en el País Vasco, también lo es que el hombre, siempre y en todas partes, trató de hacer sugestiva su permanencia en la casa, adornándola con objetos que satisficieran sus necesidades y le dieran, al mismo tiempo, idea de riqueza y de buen gusto. Ref. M. de Anguiozar.