Religieux

IRAZOLA, Francisco

Obispo misionero franciscano, nació en Elorrio (Bizkaia) el 29 de septiembre de 1869. A los 14 años partía para el Perú. Ordenado sacerdote en 1895, inicia su labor misionera en San Luis de Shuaro. Su espíritu de explorador le lleva en 1912 a realizar una arriesgada expedición al Ené, Perené y Pangoa, donde tuvo que vérselas con tribus sin colonizar. Un año más tarde -28 de enero de 1913-, es nombrado prefecto apostólico. Al ser elevada la Prefectura a la categoría de Vicariato Apostólico (1925) pasa a ser el primer vicario, siendo consagrado obispo el 7 de febrero de 1926, bajo la designación de obispo titular de Flavia y primer vicario apostólico de San Francisco Solano del Ucayali. Cumplidos los 70 años, renunció a su cargo, si bien siguió en su labor misionera. Murió el 12 de julio de 1945. Realizó varias expediciones a lo largo de su Vicariato, en la que destacó su temple de explorador. El P. Anasagasti le llamará el «Livingstone vasco». Bajo su sabia dirección se fundaron las Misiones de San Ramón, Satipo, Gran Pajonal, La Merced, Pucallpa, Atalaya, Puerto Ocopa, Oacamapa y Villarrica. En 1935 llevó a cabo la expedición al Gran Pajonal. Odorico Saiz dirá de la misma: «Frutos inmediatos de la exploración al Gran Pajonal: Fundación de tres puestos misioneros en la temida región pajonalina: Santa Cruz, Monte Tabor y Oventeni; pacificación y comienzo de la evangelización de los indomables y temidos campas, shimakisatis, pautitatis, uvenisatis, shimpisatis, etc,; construcción en el mismo corazón del Gran Pajonal de un hermoso campo de aviación; apertura de un camino de herradura de más de 70 kilómetros con un puente de cables de 50 metros de luz; ensayo de colonización con familias de la sierra; introducción de un buen número de cabezas de ganado...» (Ultimas expediciones de los Misioneros Franciscanos en la Montaña, Lima, 1943, pp. 109-111). Promovió intensamente la apertura de vías de comunicación, a pesar de la inhóspita naturaleza. El gobierno y las autoridades peruanas supieron agradecer su labor. En 1920 se le nombrará socio corresponsal de la Sociedad Geográfica de Lima. Con motivo de IV Centenario de Ayacucho (1924), el ayuntamiento de Lima le concedió una medalla de oro. Un año más tarde, el gobierno peruano le otorga la máxima condecoración nacional, la Condecoración de la Orden del Sol en el grado de Comendador. En el IV Centenario del descubrimiento del río Amazonas (1942), el municipio de Iquitos le dedicó un diploma. La Santa Sede, por su parte, refrendaría su esfuerzo al honrarle con la «Medaglia de Benemerenza» con ocasión de la Exposición Universal de Misiones (1925). Ref. Anasagasti, Pedro de: Un Livingstone vasco. Monseñor Francisco Irazola, O. F. M. (1869-1945), «Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País», 1950, VI, pp. 171-185.