Écrivains

Igerabide, Juan Kruz

Aduna, 1956.

Juan Kruz Igerabide nació en Aduna (Gipuzkoa) en 1956. Es profesor de Euskara Tekniko en el departamento de Euskal Filologia en la UPV-EHU y doctor en Filología. Actualmente es técnico de euskara en el Servicio de Euskara de la UPV-EHU. Durante sus primeros años profesionales se dedicó a la enseñanza en una escuela primaria, y en el campo de la literatura, a la investigación en la literatura infantil, analizando sobre todo la poesía -en este aspecto es reseñable la obra Bularretik mintzora: haurra, ahozkotasuna eta literatura (1993) que analiza la tradición oral. Se inició en la creación literaria a partir del premio Azkue Saria, pero fue en su etapa de profesor de enseñanza primaria cuando surgió su pasión por dedicarse a la literatura infantil y juvenil, género en el que ha llegado a ser uno de los creadores más importantes.

El propio Igerabide ha confesado en algunas entrevistas (2002 y 2006) que comenzó a escribir a los 22 años, impulsado por su trabajo como maestro, cuando estudiaba filología, pues fue su amor por la literatura lo que le impulsó a profundizar en ella. Es en esa época cuando comienza a escribir poesía para adultos, incitado por la admiración a Baudelaire, Mallarmé, Rimbaud... En su primera obra hay una gran influencia de estos poetas, así como de la literatura de Cataluña y Galicia; Castelao ha ejercido gran influencia en los textos breves de Igerabide. Por otro lado, el hecho de trabajar en una escuela le llevó a encontrarse con una biblioteca que para él era desconocida: la biblioteca de la literatura infantil y juvenil. La entrada en este mundo literario fue un camino natural; en los años de la renovación pedagógica, en el empeño de renovar la enseñanza e introducir la literatura, Igerabide se vió inmerso en la creación literaria.

Aunque fue la literatura para adultos el primer regalo que Juan Kruz Igerabide ofreció a sus lectores: Notre-Dameko oihartzunak (1984), Bizitzarekin solasean (1989), Sarean leiho (1994), Mailu isila (2002) Premio de la Crítica, XX. mendeko poesia kaierak-Juan Kruz Igerabide (2002) en edición de Koldo Izagirre, y alternando con ellos, algunas colecciones de aforismos: Herrenaren arrastoan (1998) y Egia hezur (2004).

Fue la búsqueda del sentido antropológico lo que guió a Igerabide en Notre Dameko oihartzunak y Bizitzarekin solasean. En estas obras, el autor recurre con frecuencia a la tradición esotérica, además de a las religiones orientales, fuente de interpretación e inspiración. Las campanadas de Notre-Dame se fusionan con las de Errezil y Compostela en un juego de experimentación. Aunque no es fácil decidir en qué tradición se ha situado para escribir poesía, el autor menciona a Lauaxeta, Lizardi, Lekuona, Mirande, Atxaga... En Bizitzarekin solasean (1989) Igerabide crea un ambiente cálido en el que recoge la tradición oral vasca, la métrica y estilo de los romances, costumbres y tradiciones populares dando voz a la mitología. Si por una parte puede palparse el sosiego, por otra, aparece el contraste equilibrado de las imágenes como impulso. El texto se estructura en cinco partes: las tres primeras se fundamentan en un suceso, o bien se da una narración difuminada; en la cuarta, que da título al texto, se sugiere la circularidad de la vida; y en la quinta, se hace evidente el crecimiento interior, en espiral, constatando el cambio de estilo en los poemas.

El poemario Sarean leiho (1994) fue premiado con el Premio de la Crítica. En este caso, el autor trabajó con los aforismos además de los haikus. Como dice el poeta en una entrevista:

"idazteko moduarekin-eta oso bat dator laburtasun hori. Bestalde, ideia oso ondo bildu behar duzu bertan. Eta apustua oso erabatekoa egiten da (...) asko ez dira nire ahots soila, kanpotik bildu dudana baizik. Deskripzioa dira, beste baten jarrera nola ikusi dudan (...) nire izaeragatik eta idazteko moduagatik (...) gauza xumeak egiten saiatu naiz (...) Sakonera jo nahi izan dut baina hitz xumeak erabiliz (...) 90eko hamarkadan aforismoekin hasi nintzenean Lichtenbergekin bueltaka ibili nintzen asko. Hala ere nire poesia pixka bat ezagutzen duenak ikus dezake Ekialdetik asko edan dudala (...) Haien eragin handia dago liburuan. Eta aipatu beharreko beste eragin bat, literatur arabiarraren zati sentsual horrena da. Sufiena".

[esa brevedad en el estilo es muy adecuada a la escritura. Por otro lado se debe recoger muy bién la idea. Y la apuesta es total (...) muchas no son solamente mi voz, sino la que he recogido por ahí. Son descripciones, cómo he visto la actitud de los demás(...) por mi personalidad y mi estilo al escribir (...) he intentado componer cosas humildes (...) He querido apelar a lo profundo, pero utilizando palabras humildes (...) en la década de los 90, cuando comencé con los aforismos le di muchas vueltas a Lichtenberg. Aún así, quien conozca un poco mi poesía puede ver que he bebido mucho de Oriente (...) Hay muchas influencias suyas en el libro. Y otra influencia que debo mencionar es la de esa parte sensual de la literatura árabe. La de los sufíes] (Iban, 1998, 23).

La obra se ha estructurado en tres partes: en la primera, "Haiku ximurrak", el autor mira a la naturaleza y a la realidad circundante con ojos poéticos, y convierte esa mirada en breves poemas sin percatarse del estilo y la métrica del haiku. Por decirlo de algún modo, ha reparado en el alma, en el eco que tiene suficiente capacidad para sorprendernos, el que guarda más las señales del daño que el propio dolor, el que desea conseguir la claridad que supone el súbito conocimiento del mundo surgido del sosiego. En el siguiente apartado "Laino artean: Felipe Juaristiren oihartzun", ha incluido diecinueve poemas que expresan la complicidad entre los dos poetas. La mayoría de los textos giran en torno al tiempo, aunque se mencionan también la soledad y la muerte. En la parte final, "Alter egoaren mintzoa", es otro ser quien habla, quien juega con otra tradición alejada de los haikus y sumida en la otredad, el pensamiento que surge de la paradoja más que del juego de la sensibilidad. Así pués, el poeta va tendiendo puentes trenzando aforismos y haikus en torno al arte y a la poesía.

En Mailu isila (2002) Igerabide nos muestra el viaje interior, imprimiendo otro carácter al martillo de Aresti; no golpeará precisamente la conciencia, pero partiendo del silencio crea un mundo propio, y la lluvia de la cotidianeidad se convierte en lluvia cotidiana, eterna. Se estructura también en tres partes en las que son incesantes la referencias de Igerabide a sus fuentes: Lizardi, Aresti, Mikel Lasa, Atxaga, Gandiaga, Oteiza ... y donde también los poetas clásicos universales como Rimbaud, Dante, Baudelaire, Neruda, Hölderling... han ejercido su influencia. En la primera parte, "Behera behar hau", la poesía se cimenta en la cruda realidad circundante. En la segunda, "Berriro igo nauzu", aparece la poesía sublime inmersa en el idealismo. La última, "Mailu isil bat behar dut" parece la más personal: habla del sujeto poético y ofrece poesía basada en los actos de la vida cotidiana. Precisamente el sujeto, que se siente atrapado entre la realidad y el idealismo, vuelve los ojos a su interior, utilizando un lenguaje poético cercano a lo cotidiano. Así lo expresó el poeta en una entrevista concedida en 2003 a J. M. Carrere para el periódico Gara:

"Urtetan gai espiritualak jorratzeko berebiziko ardura izan dut (...) beti interesatu izan zait gizakiak bizitzaren aurrean egiten dituen galderak (...) Uste dut norberaren esperientziatan, bizitzan probatu behar direla dogmak eta teoria guztiak, eta poesiari, alde batetik behintzat, hori eskatu diot (...) bilaketa bat iradoki nahi izaten dut, ez erantzunik, erantzunik banu ez nuke idatziko (...) Bestalde, galdera etiko bat ere badago, alegia, gizakiak munduan jokatzeko moduari buruz (...) ez ikuspegi dogmatiko baten aldetik, baizik barrura begira."

[Durante años he tenido una preocupación especial por cultivar el aspecto espiritual (...) siempre me han interesado las preguntas que el ser humano se hace ante la vida (...) Creo que los dogmas, y todas las teorías, se deben probar en la propia experiencia, y a la poesía, por una parte al menos, le he pedido eso (...) quiero sugerir una búsqueda, no respuestas, si tuviera respuestes no escribiría (...) Por otra parte hay una cuestión ética, esto es, acerca del modo de actuar del ser humano en el mundo (...) no desde un punto de vista dogmático, sino mirando hacia el interior].

Herrenaren arrastoa (1998), Egia hezur y También las verdades mueren (2004) son libros de aforismos. Según Igerabide (Iban, 1998) "Aforismoak pentsamenduaren alderik ezohikoenak bilatu nahiko lituzke" [El aforismo buscaría el aspecto más inusual del pensamiento]. El autor sigue por este camino, bebiendo de las fuentes de otros autores pero intentando fusionarlo con la experiencia vital. Nos presenta el título Herrenaren arrastoa como expresión gráfica del pensamiento, en la medida en que el pensamiento es doble y desequilibrado; doble puesto que nace, pero huye a la vez, a la sombra de otro pensamiento anterior, porque sirve a dos amos: uno, la inteligencia, y el otro, la locura. Pues bien, la inteligencia imbuiría de equilibrio a la reflexión, y, la locura en cambio, de fuerza para la innovación. Egia hezur (2004) es muy semejante a la obra anterior, y a la vez muy diferente, en opinión de Igerabide, puesto que en el intento de aunar aspectos indivisibles del mismo recorrido el poeta ha escogido dos líneas temáticas: el mundo interior y el exterior. En palabras de J. Zabala (2004), en el mundo interior hay un incesante autoanálisis, sobre todo a través del espejo del otro. En el mundo exterior en cambio, el autor mira a la sociedad, intentando siempre poner en evidencia el lado oculto de esta. En cuanto al estilo, predomina la ironía, pero sin olvidar la compasión; la actitud es crítica, pero con voz humilde, sin tender hacia el nihilismo, pues el aforismo surge del deseo de vivir que supone el deseo de conocer. En la obra en castellanoTambién las verdades mueren (2004), junto con la traducción de los dos ibros anteriores, se nos ofrecen aforismos compuestos directamente en castellano.

En la etapa creativa de la última década, Igerabide se ha dedicado a la narrativa y la novela para adultos. Se pueden mencionar entre otras Izar bat agertu da (2001), Hauts bihurtu zineten (2005) y Elurra sutan (2009), obras en las que el autor se pregunta e inquiere a su entorno por el sentido de la vida:

"poesiaren bidez, aforismoen bidez (eta haur literatura ere bai beste modu batera), bizitzaren esperientzia hori neure buruari argitzen saiatzen naiz (...) Alde batetik bizipenen historiaren ikuspegi bat lantzen dut; eta bestetik, barruko psikologiaren ikuspegia (...) Oraingo hau beste pauso bat izan da bide berean."

[por medio de la poesía, por medio de los aforismos (y también la literatura infantil de otro modo), he intentado dejar clara para mi mismo esa experiencia vital (...) Por un lado he cultivado una visión de la historia de las vivencias; y por otro, la visión de la psicología interior (...) Este de ahora ha sido otro paso en el mismo camino." (Igerabide, 2006).

En Hauts bihurtu zineten (2005) la intención del autor es "bizitzako esperientzietan oinarritutako fikzioa egiteko" [crear ficción basada en la experiencia vital] (Igerabide, 2006). La obra se desarrolla en un pequeño barrio en la Euskal Herria de los últimos años del franquismo y la transición: las huelgas, el movimiento obrero, las detenciones, los atentados y el surgimiento de la vida alternativa ligada al movimiento de izquierdas. Para I. Egaña (2005), se han situado en primer plano las tensiones morales y éticas, junto con la reflexión sobre la existencia y la vida. Igerabide demuestra valentía al debatir sobre la legitimidad ética de la utilización de la violencia. Es una novela que se abre a lecturas de diferentes niveles: hay una novela iniciática, la recreación de una época histórica, y también la reflexión sobre la vida y la revolución, además del doloroso testimonio de la imposibilidad de la utopía. Pero como él mismo dice (Igerabide, 2006), en la novela no se ofrece un detallado análisis histórico, sino vivencias personales. El novelista ha lanzado una apuesta arriesgada en cuanto a los personajes al configurarlos de modo tan arquetípico, en tanto que, para reforzar su verosimilitud ha mostrado sus heridas interiores.

De todos modos, si hay algo que Igerabide, sin duda, ha aportado a la literatura, se trata de la poesía infantil. El poeta refirió ya en varias entrevistas que se inició en la poesía infantil cuando nadie lo hacía, cuando nadie creía en ella. En este campo nos ha abierto caminos tan nuevos y exitosos como del más alto nivel: Begi-niniaren poemak (1992), Egun osorako poemak eta beste (1993), Haur korapiloak (1997), Kartapazioko poemak (1998) en colaboración con Karlos Linazasoro bajo el acrónimo Igerasoro, Munduko ibaien poemak (2004) y Gorputz osorako poemak (2005). En opinión de Igerabide el poeta siente...

"liluraren baten atzetik joan beharra (...) lilura hori mintzo-irudiekin adieraztea besterik ez du egiten (...) emozioen edo barne-zirraren mundua adierazten du (...). Baina (...) egoera itsu samarrean egongo da poesia hor, ikuspegi zabalik gabe (...) eragin inmediatoei jarraiki (...) poemak zuzen-zuzenekoak dira (...) irudien hezedura haragian sentitzen den horietakoa da (...). Irudimenaren lurraldeetara doa poeta eta hor sortzen ditu herrialde eta paraje imaginarioak, paraje fisikoak baino gehiago paraje psikikoak direnak. Errealitatea deitu ohi diogun horretako paisaiak badu eraginik gure barne munduan, eta sentipenak eta gogoetak sorrarazten dizkigu, baina gure sentipenen eta gogoeten barne-munduak ere sor dezake irudimenezko paisaiarik (...). Irudimenezko paraje horiei ez-erreala deitu izan zaie (...). Baina paraje horiek poetaren barnean bene-benetakoak diren bizipenen islapen dira, eta horren argitasuna eta errealismoa, maila psikikoan uka ezinak dira (...). Poeta bere unibertso ttikiari izenak jartzen aritzen da eta uste du horrela unibertso handirako bideak egiten dituela (...). Poesia gezurra da, azkenik unibertso objektibo hori islatu beharrean poetaren barneko unibertso ttikia islatzen duelako"

[el deber de seguir una ilusión (...) no hace más que expresar esa ilusión con palabras-imagen (...) expresa el mundo de las emociones y de las sensaciones interiores (...) Pero (...) ahí, la poesía está a ciegas, sin una visión ámplia (...) siguiendo la influencia inmediata (...) los poemas son directos (...) el frescor de la imagen es de los que se siente en la piel (...) El poeta va hacia los territorios de la imaginación y ahí crea parajes y paisajes imaginarios, parajes que más que físicos con psíquicos. Ese paisaje al que llamamos realidad influye en nuestro mundo interior, y crea sensaciones y pensamientos, pero el mundo interior de nuestras sensaciones y pensamientos puede también crear paisajes imaginarios (...) A esos parajes imaginarios se les ha llamado irreales (...) Pero esos parajes son reflejo de vivencias interiores reales del poeta (...) El poeta se dedica a poner nombres a su pequeño universo y piensa que así crea caminos en el gran universo (...) La poesía es mentira, pues, al final, en vez de reflejar ese universo objetivo, el poeta refleja su pequeño universo interior" (Igerabide, 1991).

Siguiendo este hilo, podemos decir que no hay edad ni género para gozar de la emoción que ofrece la denominada poesía infantil, pues a estos poemas se puede llegar desde la perspectiva del adulto en un paraje en el que reina la visión. Es esto lo que define la forma y tamaño de las cosas, y la tonalidad y color de cada una.

En Begi-niniaren poemak (1992), utiliza una estética cercana al haiku que ya ha empleado habitualmente, a pesar de que, como él mismo dice: "zerikusirik badute, txikiak eta irudi batez jantziak datozen heinean... baina ez daiteke esan haikuak, hots, Zen edo budista ikuspegitik egindako momentuko inspirazioak direnik."[tienen relación en la medida en que son breves y aparecen adornados por una imagen... pero no se les pude decir haiku, esto es, que son inspiración de un momento de visión budista o Zen] (1993).

En esta obra, como en las de los años posteriores, no hay símbolos, ni conceptos; hay imágenes y las sensaciones que estas provocan en los lectores. Aunque, como dice el poeta, no pueden considerarse haikus, como en estos, lo que se dice tiene tanta importancia como lo que se silencia, pues ambos conforman el sentido del poema. Los poemas fueron fruto de una beca para investigar la poesía infantil. En esta investigación llegó a conclusiones estéticas que más tarde cultivaría en sus libros de poesía infantil:

"Zenbat eta txikiagoa izan (haurra), errima gehiago behar da haien gustua betetzeko. Irudi aldetik analogia asko gustatzen zaie, landareak pertsonifikatu (...). Analogiak ez du bereizketarik egiten subjektuaren eta objektuaren artean; hots, subjektua inguruaz bat egina sentitzen da. Analogiak egiteko, bestalde, edozein gauza erabil daiteke; hala ere, eremurik emankorrena izadiak eskaintzen digu; denbora eta espazioa mugagabeak adierazten ditu, eta bizipen estetikoari infinituaren sakontasuna eskaintzen dio (...) adimena horrela elikatzeak badu bere garrantzia. Eta, juxtu, bide honetatik irudi analogikotik sinbolorainoko bidea irekitzen zaigu, mendeetan eta mendeetan jorratu den ildotik"

[Cuanto más pequeño es (el niño), se necesitan más rimas para responder a sus gustos. En cuanto a las imágenes prefieren la analogía, personificar las plantas (...). La analogía no hace diferencias entre el sujeto y el objeto; es decir, el sujeto se siente unido al entorno. Para construir analogías, por otro lado, puede utilizarse cualquier cosa; así y todo, el campo más fructífero nos lo ofrece la naturaleza; expresa tiempo y espacio infinitos, y ofrece a las vivencias estéticas la profundidad del infinito (...) es muy importante alimentar de ese modo el entendimiento. Y, justamente por este camino se nos abre la vía de la imagen analógica al símbolo, a través del surco labrado durante siglos] (Igerabide, 1993).

En el campo de la literatura infantil, son abundantes las publicaciones del autor que nos ocupa, alternando poesía y narración : Tilin-talan (1993), Egunez, parke batean (1993), Gauez, zoo batean (1994), Denboraldi bat ospitalean (1995), Oporraldi bat baserrian(1996), Neskatxa telepatikoa (1996), Andretxo bizardunaren uhartea (1997), Bota ura nire terrazatik (1997), Gau, gau, gau eta Oi zein den ituna (1997, en colaboración y con el acrónimo Igerasoro), Atea kox-kox (1997), Hiru ahizpak (1997), Jonas eta hozkailu beldurtia (1998), Abraham (1998), Helena eta arrastiria (1999), Botoi bat bezala (1999), Hamabi galdera pianoari (1999), Jonasen pena (1999), Leo Ferguson (1999), Dantzariño haserre (2000), Ondojoan (2000), Begi argi horiek (2000), Durango Durango (2000), Maisu berria (2000), Sagutxo ameslaria (2000), Ttolo maitea (2000), Txiri, Mirri eta Txiribiton. Arima polita (2000), Jonasen iratzargailua (2001), Eskola ekologikoa (2001), Mintzo naiz isilik... (2001), Daratulua (2001), Paularen zazpi gauak (2002): junto con Patxi Zubizarreta, Jonas larri (2002), Jonasek arazo potolo bat du (2004) y Adio, Jonas (2007).

La primera publicación de esta sección, el libro de cuentos Tilin-talan (1993) dirigido a niños de ocho años, quiso componerlo como espejo de la psicología infantil, directo y juguetón, exponiendo modos nuevos de trabajar la imaginación.

Igerabide ha intentado responder en multitud de ocasiones a la pregunta de si escribir para niños es más fácil, pues si se hace de modo sencillo parece tarea simple; pero al fusionar una prosa cuidada, a menudo va tomando dificultad, introduciendo involuntariamente obsesiones o un modo particular de pensar y de ver el mundo. El problema es ponerse en el papel de los niños, pues el niño no contempla el mundo desde la misma clave.

En los libros de cuentos Egunez, parke batean (1993), Gauez, zoo batean (1994), Denboraldi bat ospitalean (1995), Oporraldi bat baserrian (1996) es Grigor el protagonista, y las relaciones humanas su nexo principal, es decir los miedos y las actitudes. Desde el primer ejemplar de la colección,es evidente el recorrido del personaje,es decir, el viaje desde el mundo del crecimiento personal al del grupo de amigos. Tras las obras Neskatxa telepatikoa (1996), Andretxo bizardunaren uhartea (1997) y Bota ura nire terrazatik (1997), Igerabide publicó en colaboración con Karlos Linazasoro Gau, gau, gau y O zein den ituna (1997) bajo el acrónimo Igerasoro. De este modo lograron el premio "Baporea" de la editorial SM. Los textos, que fusionan elementos clásicos, fantásticos y populares, hilan un relato en torno a las aventuras que se producen cuando un grupo de malhechores le roba la noche a la ciudad de nombre Iria. Pero el aspecto más importante de la obra es la colaboración entre los dos autores, tanto en el aspecto textual como en el sistema de trabajo; se puede decir que surge una tercera voz.

El ramillete de poemas y relatos de Atea kox-kox (1997) nos trae un peregrino que regala su cuaderno a unos niños. En el cuaderno hay poemas e historias, con toques de humor, fantasia y lirismo. El último relato vuelve a unir la historia con la imgen del peregrino.

En Hiru ahizpa las protagonistas son tres hermanas que ayudan a su madre en el oficio de costura tras la muerte del padre en un relato realista que mantiene lazos de unión con los cuentos fantásticos de misterio.

En 1988 Igerabide publicó Abraham, y el primer ejemplar de las narraciones cuyo protagonista es Jonás: Jonas eta hozkailu beldurtia, con ilustraciones de Mikel Valverde fue premiado con el premio Euskadi Saria en 1999. El cuento profundiza en los miedos del niño y aunque la historia comienza y acaba con humor, el miedo del niño en la soledad de la casa es cada vez mayor. El estilo de los títulos que completan la colección: Jonasen pena (1999), Jonasen iratzargailua (2001), Jonas larri (2002) y Jonasek arazo potolo bat du (2004) es vivo, cotidiano y lleno de ritmo. Aunque se trate de una obra narrativa, llega al lector envuelto en el lirismo e inocencia que destila la poesía de Igerabide. Este es su parecer:

"...haurra ipuinaren klabean mintzatzen da, bere pertsonalitatearen zati bat behinik behin bai. Hori da berarekin komunikatzeko modurik erosoena (...), naturalena eta aberatsena. Baina poesia ere era onean eta zuzenean eginez gero haurrarengana iristen da..."

[...el niño se expresa en clave de cuento, al menos una parte de su personalidad. Esa es la manera más fácil de comunicarse con él (...) la más natural y la más rica. Pero también la poesía bien hecha, si se hace correctamente llega al niño...](1997).

Y además:

"Nire bidean, haurren poemagintzan haikua egokitzen saiatzea izan da lan pertsonalena (...). Konturatu naiz haurrentzat idazteak asko lagundu didala nik hasieran nuen abstrakziorako joera hori (...) argitzen. Hor komunikazioa oso inportantea da (...). Honek guztiak gardentasuna lortzen lagundu dit."

[En mi camino, el trabajo más personal ha sido intentar adaptar el haiku a la poesía infantil (...). Me he dado cuenta de que escribir para los niños me ha ayudado mucho a aclarar esa tendencia a la abstracción que yo tenía (...). En esto la comunicación es muy importante (...). Todo esto me ha ayudado a conseguir transparencia.](2002).