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Historia del Arte. Arquitectura

El barroco comenzó a implantarse en Euskal Herria a finales del siglo XVII y se extendió durante todo el siglo XVIII. Durante este período la arquitectura continúo siendo la disciplina artística más importante, mientras que la pintura y la escultura sufrieron un fuerte retroceso provocado por la crisis económica. Por tanto, en general, se conserva un menor número de obras que en el período renacentista y, en muchos casos, además, el barroco se limitó a intervenir en elementos constructivos secundarios aunque también importantes, como portadas y, sobre todo, campanarios. De todas formas, también existen excelentes ejemplos de edificios de nueva construcción, así como un especial desarrollo de la arquitectura civil.

Por tanto, una vez más, el barroco fue un estilo que, al igual que el renacimiento, tuvo un corto recorrido en nuestro territorio. Por este motivo, ahora tampoco se puede hablar de un barroco vasco ya que no existen rasgos particulares. Sin embargo, la interpretación que se hizo del mismo, una vez más, fue sin excesos ni tendencias hacia el decorativismo. Y aunque el estilo fue sustituido tempranamente por el neoclasicismo, el barroco dejó algunos de los mejores ejemplos en el patrimonio artístico.

Durante el período barroco la arquitectura civil tuvo una mayor importancia que la religiosa, ya que además de construirse un mayor número de ejemplos, la sociedad pudo plasmar en ellos un tipo de arquitectura más acorde con sus propias necesidades e inquietudes, sin depender de las directrices marcadas por las autoridades eclesiásticas. Por tanto, los dos tipos de edificios más comunes en la arquitectura civil de este período fueron los palacios y, especialmente, los ayuntamientos.

En cuanto a los ejemplos, en la arquitectura civil hay que destacar en Álava los palacios de los Otazu en Zurbano, Larrañaga en Zalduendo y Almeda en Vitoria, en Navarra destacan el palacio episcopal de Pamplona, Colomo en Miranda de Arga, Azpilikueta en Barasoain, Marques de Huarte en Tudela, Reparacea en Oyaregui, Arizkuena en Elizondo, Gastón de Iriarte en Irurita y la casa de las Cadenas en Corella, en Bizkaia los palacios de Jara y Tola en Elorrio y, sobre todo, el palacio de Valdespina en Ermua, en Gipuzkoa el palacio Lardizabal en Segura, Insausti y Florida en Azkoitia, Idiaquez en Tolosa, Montalibet en Mutriku, Saroe y Atxaga en Usurbil, Ipeñarreta en Urretxu, Conde Monterrón en Arrasate, Arratabe en Aretxebaleta, Portu en Zarautz y Zuloaga en Hondarribia, y en cuanto a los ayuntamientos destacamos los de de Bergara, Zestoa, Oiartzun, Aretxabaleta y Errenteria en Gipuzkoa.

En la arquitectura religiosa destacamos la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Labastida, los conventos de las Carmelitas Descalzas en Pamplona, Encarnación en Corella, San Francisco en Viana y Concepcionistas Recoletas en Estella, la iglesia de los Santos Juanes de Bilbao, la basílica de Loiola, la basílica de Santa María del Coro de Donostia, y las torres campanario, entre las que destacan las de Gipuzkoa -Elgoibar, Andoain, Tolosa, Eskoriatza, Bergara, Hondarribia, Ordizia, Usurbil, Hernani, Ibarra, Aretxabaleta, Urretxu- aunque también encontramos ejemplos en el resto de territorios.