Compositeurs

Gil, Andrés

Organista y compositor navarro que vivió durante la segunda mitad del siglo XVIII. Murió en Pamplona el 19 de marzo de 1752.

Fue organista en la iglesia de San Felipe de Zaragoza, en Daroca (Zaragoza) y en la catedral de Pamplona. Sabía tañer el arpa y, según parece, sentía un cariño especial por este instrumento, ya que en 1704 discutió con el resto de los músicos de la capilla de Daroca al negarse a transportar el arpa para una actuación que iba a celebrarse en la localidad de Cuenquecilla por considerar que podía dañarse en el camino.

En 1735, cuando ya llevaba catorce años como organista en la catedral de Pamplona, se le encargó que compusiera la música que el entonces maestro de capilla, Miguel Valls, no podía componer debido a su avanzada edad. Entre 1735 y 1738 el Libro de Capilla de la catedral de Pamplona citaba a Gil como maestro de capilla, aunque nunca existió un nombramiento oficial. Durante los cuarenta años en que ejerció como organista en la capital navarra (1711-1752) desplegó una labor docente de gran importancia, de tal forma que la mayoría de los músicos de capilla de esta época habían sido alumnos suyos. Sus aptitudes profesionales fueron valoradas por el Cabildo, que le asignó un salario anual de cien ducados, el doble de lo que percibía el maestro de capilla Escaregui.

A pesar de que entre 1735 y 1738 compusiera todas las obras de la catedral de Pamplona, se conserva muy poca producción suya, lo cual dificulta el estudio de su evolución estética vinculada al Barroco final. Parece ser que algunas obras anónimas del siglo XVIII que figuran en los archivos de esta catedral pueden ser suyas. En esos mismos archivos se ha localizado un himno a cuatro voces dedicado a San José, Te Joseph celebrent, que requiere para su interpretación en algunos pasajes la combinación del canto gregoriano y el órgano.

En el monasterio de Aranzazu (Gipuzkoa) existe una Salve de Gil que utiliza una parte de la Salve solemne gregoriana y en la Real Colegiata de Roncesvalles (Navarra) se conserva otra obra suya, Las aves del canto.