Municipalités

GARÍSOAIN

Al igual que en otras localidades del valle de Guesálaz, el entramado urbanístico de Garísoain se encuentra ubicado sobre una prolongada pendiente, al abrigo de una ladera. Destacan en él varias construcciones civiles de los siglos XVI y XVII, realizadas en ladrillo, sillarejo y sillería en vanos y esquinales. Del XVI se conserva alguna casa de sillarejo que presenta una fachada con dos cuerpos y un ático; en el primero de los cuerpos se localiza una gran portada de ingreso en forma de medio punto adovelada. El resto de vanos son adintelados. Del siglo XVII son varias casas que asimismo presentan fachada estructurada en dos cuerpos más ático y aparece en cuerpo inferior un portalón en forma de arco rebajado o de medio punto. En el segundo de los cuerpos aparecen distribuidos balcones de forma adintelada, conservándose en algunos la forja original Corona el ático un alero con ménsulas de madera decoradas. De los escudos que se conservan predominan los pertenecientes al siglo XVIII.

En la zona más alta de la población y dominando el conjunto, se encuentra la parroquia de la Natividad de Nuestra Señora. Se trata de un templo de origen románico, reconstruido en el último cuarto del siglo XVI, bajo la dirección del cantero Juan de Urbieta. Presenta planta de una nave de doble tramo y un crucero de brazos cortos, que se prolonga hasta la zona de la cabecera resuelta en forma poligonal. Los dos tramos de la nave y el crucero se cubren mediante sendas bóvedas de terceletes con ligaduras, mientras que para la cabecera se dispone una bóveda estrellada. En el exterior se aprecian ciertos rasgos medievales ante la escasez de vanos y la presencia de contrafuertes. Rompe la solidez del conjunto la torre de sección cuadrada ubicada en la zona de los pies; presenta una estructura primitiva medieval, si bien el cuerpo superior, que efectúa las funciones de campanario, corresponde a la reforma del siglo XVI.

En el lado de la Epístola se abre la portada románica, del último cuarto del siglo XII. De arco de medio punto, se compone de tres arquivoltas con forma de baquetón, entre las que se intercalan tres cenefas decoradas con motivos de taqueado geométrico y puntas de diamante. Descansan las arquivoltas en seis capiteles decorados mediante motivos vegetales. La columnillas que soportan la estructura de la portada son de fuste liso.

El retablo mayor es una monumental obra de estilo manierista realizada entre 1596 y 1600 por Bernabé Imberto. Consta de banco sobre el que se superponen un doble cuerpo, que aparecen dividido en tres calles y dos entrecalles mediante columnas de orden jónico y compuesto. El conjunto se remata por medio de un ático de tres calles, culminando la central en forma de frontón recto. Los motivos iconográficos representan escenas de la vida de Cristo y santos. En las tallas y relieves se aprecian unos estudios anatómicos así como de pliegues que tienen una influencia directa con la obra de Juan de Anchieta.

También obra de Imberto, realizada entre 1600 1620, es el retablo de San Quirico. Consta de un banco con ménsulas vegetales sobre el que se alza un solo cuerpo, estructurado mediante columnas de orden jónico y fuste estriado. Culmina el conjunto un gran ático en forma de medio punto entre volutas y grandes machones. Por las calles del retablo aparecen distribuidas varias tallas y relieves caracterizadas por sus estudios de pliegues y dramática gesticulación. Preside el conjunto la talla medieval del titular. Otros retablos de menor envergadura, asimismo debidos a Imberto, son los dedicados a la Inmaculada, San Cristóbal y a San Ildefonso. En la sacristía se guarda una importante colección de orfebrería; entres sus piezas destacan un hostiario de plata del siglo XVI y dos crismeras de la centuria posterior, realizadas en el mismo material.

La ermita de la Virgen del Pilar es una sencilla construcción con planta de cruz latina, cuyo origen se sitúa en el siglo XVII, si bien fue rotundamente modificada durante la primera mitad del XX. En el interior destacan las bóvedas de medio cañón con lunetos, mientras que sobre el alzado externo de sillarejo aparece el sillar reforzando los esquinales. Se guardan en la ermita un retablo atribuido a los Imberto y diversas tallas de los siglos XVII y XVIII.

Fernando GARCÍA NIETO