El sinuoso entramado urbanístico de Esténoz se extiende una sobre una prolongada pendiente, dominada por la iglesia. Por la ladera en la que se distribuye el caserío se localizan viviendas que presentan la tipología constructiva propia del siglo XVI. Se tratan de construcciones realizadas en sillarejo con fachada, en muchos casos blasonada con escudos barrocos, articulada en torno a dos cuerpos y un ático. Todos los vanos son adintelados, a excepción de la gran portada de ingreso compuesta por un arco de medio punto adovelado.
El caserío de Esténoz aparece dominado por la parroquial de San Martín. Se trata de una edificación de origen bajomedieval reformada durante el siglo XVI. Presenta planta rectangular que divide en triple tramo su única nave. El tramo central se prolonga hasta la zona de la cabecera, que está resuelta de forma recta. Durante la segunda mitad del siglo XVI intervinieron en la confección de las bóvedas, varios canteros entre los que destacaron Juan de Isarrondo y Juan de Urbieta. Se proyectaron para el triple tramo de la nave sendas bóvedas de terceletes con ligaduras, intercaladas en su estructura por robustos arcos fajones de sección apuntada. Tanto la decoración de las claves, como la de las ménsulas de la que parten las bóvedas, corresponden características ornamentales platerescas. El conjunto se presenta al exterior como una construcción de sillarejo y trama horizontal, en la que rompe ligeramente la dinámica del conjunto la torre campanario del siglo XIII ubicada a los pies del templo. Entre los elementos que configuran la estructura externa destacan los robustos contrafuertes diagonales y la portada renacentista, situada en el lado de la Epístola, resuelta mediante un gran arco de medio punto con cuatro arquivoltas en forma de baquetón, que descansan sobre capiteles decorados mediante motivos geométricos. Pila bautismal del siglo XIII.
Retablo mayor. Soberbia obra del primer romanismo -de raigambre plateresca en cuanto a traza y motivos decorativos- fue realizada por los maestros Juan Imberto I, y su hijo Pedro Imberto; consta estaba terminado en 1584. Cuenta con un alto pedestal sobre el que se levantan los tres cuerpos. Cada uno de éstos aparece dividido a su vez en tres calles y dos entrecalles, articuladas mediante sucesión de columnas de fuste acanalado de orden jónico y compuesto. Se remata el conjunto mediante un gran ático que repite entre grandes aletones ornados de medallones la estructura de la calle central del retablo. El carácter estilístico de transición del plateresco al romanismo se acusa en los motivos decorativos que sustituyen los grutescos y bestiarios por querubines, ensartos de frutos y motivos vegetales de sabor manierista. Los motivos iconográficos se suceden en las hornacinas de las calles y entrecalles. Piezas de bulto en la calle central y relieves en el resto. Se interpretan numerosas escenas de la vida de Cristo, de la Virgen y de los santos, en las que se aprecia la influencia de Juan de Juni y el paralelismo con el retablo de San Juan de Estella. Son figuras muy expresivas que demuestran en su configuración un pormenorizado estudio anatómico y de pliegues. Se aprecia la influencia castellana en la gesticulación dramática, y en los difíciles escorzos que otorgan la sensación de movimiento a las composiciones.
Completa el inventario arquitectónico religioso de Esténoz la ermita de San Miguel. Se trata de una sencilla construcción de planta rectangular y cubierta a dos aguas con vigas de madera, que ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo del tiempo. Entre sus muros de sillarejo se ubica una portada adintelada; el interior se guarda un retablo dedicado al titular, del siglo XVII.
Fernando GARCÍA NIETO
El caserío de Esténoz aparece dominado por la parroquial de San Martín. Se trata de una edificación de origen bajomedieval reformada durante el siglo XVI. Presenta planta rectangular que divide en triple tramo su única nave. El tramo central se prolonga hasta la zona de la cabecera, que está resuelta de forma recta. Durante la segunda mitad del siglo XVI intervinieron en la confección de las bóvedas, varios canteros entre los que destacaron Juan de Isarrondo y Juan de Urbieta. Se proyectaron para el triple tramo de la nave sendas bóvedas de terceletes con ligaduras, intercaladas en su estructura por robustos arcos fajones de sección apuntada. Tanto la decoración de las claves, como la de las ménsulas de la que parten las bóvedas, corresponden características ornamentales platerescas. El conjunto se presenta al exterior como una construcción de sillarejo y trama horizontal, en la que rompe ligeramente la dinámica del conjunto la torre campanario del siglo XIII ubicada a los pies del templo. Entre los elementos que configuran la estructura externa destacan los robustos contrafuertes diagonales y la portada renacentista, situada en el lado de la Epístola, resuelta mediante un gran arco de medio punto con cuatro arquivoltas en forma de baquetón, que descansan sobre capiteles decorados mediante motivos geométricos. Pila bautismal del siglo XIII.
Retablo mayor. Soberbia obra del primer romanismo -de raigambre plateresca en cuanto a traza y motivos decorativos- fue realizada por los maestros Juan Imberto I, y su hijo Pedro Imberto; consta estaba terminado en 1584. Cuenta con un alto pedestal sobre el que se levantan los tres cuerpos. Cada uno de éstos aparece dividido a su vez en tres calles y dos entrecalles, articuladas mediante sucesión de columnas de fuste acanalado de orden jónico y compuesto. Se remata el conjunto mediante un gran ático que repite entre grandes aletones ornados de medallones la estructura de la calle central del retablo. El carácter estilístico de transición del plateresco al romanismo se acusa en los motivos decorativos que sustituyen los grutescos y bestiarios por querubines, ensartos de frutos y motivos vegetales de sabor manierista. Los motivos iconográficos se suceden en las hornacinas de las calles y entrecalles. Piezas de bulto en la calle central y relieves en el resto. Se interpretan numerosas escenas de la vida de Cristo, de la Virgen y de los santos, en las que se aprecia la influencia de Juan de Juni y el paralelismo con el retablo de San Juan de Estella. Son figuras muy expresivas que demuestran en su configuración un pormenorizado estudio anatómico y de pliegues. Se aprecia la influencia castellana en la gesticulación dramática, y en los difíciles escorzos que otorgan la sensación de movimiento a las composiciones.
Completa el inventario arquitectónico religioso de Esténoz la ermita de San Miguel. Se trata de una sencilla construcción de planta rectangular y cubierta a dos aguas con vigas de madera, que ha sufrido numerosas modificaciones a lo largo del tiempo. Entre sus muros de sillarejo se ubica una portada adintelada; el interior se guarda un retablo dedicado al titular, del siglo XVII.
Fernando GARCÍA NIETO