Peintres

Dapena Rico, María Franciska

Artista vizcaína nacida el 16 de marzo de 1924 en Barruelo de Santullán (Palencia). Muere el 19 de Marzo de 1995 en Bilbao.

Comienza estudios de bachillerato en Santander y acata el deseo de su padre de dedicarse a las Ciencias Químicas. Una formación que se ve interrumpida a causa de la guerra civil. En 1939, la familia se traslada a Balmaseda, lugar de origen de la madre, donde María Franciska Dapena recibe su primera educación en las artes plásticas. Tras la guerra asiste a las clases de Rodet Villa, quien le anima a seguir pintando. Con él visita por primera vez el Museo de Arte Moderno y descubre a los impresionistas, quienes influyen de manera notable en sus comienzos y con los que encuentra muchas similitudes que le conducen a analizar su obra más en profundidad.

Según palabras de Rafael Ruiz Romero:

"El Impresionismo demostró que existían diversas maneras de plasmar la naturaleza y las cosas, liberándose de torturas académicas. La singularidad de María Franciska fueron, precisamente sus comienzos impresionistas, desconociendo ismos, aislada de recursos económicos y culturales en una adolescencia de post-guerra..."

A partir de los años cincuenta, su vida y obra están indisolublemente ligadas a la política. Es el momento de los primeros contactos con el Partido Comunista, en el que militará de forma activa durante toda su existencia. En 1953 es seleccionada para participar en la Exposición preparatoria del Cantábrico en el Museo de Bellas Artes de Bilbao y para la XXI Bienal de La Habana. Dos años después participa en la III Bienal celebrada en el Palacio de la Ciudadela de Barcelona. En 1956 realiza junto a Ibarrola, Fidalgo y Blanco las primeras exposiciones colectivas itinerantes por lugares como Somorrostro, La Arboleda, Las Arenas, Barakaldo, Durango o Amorebieta. Es durante estas muestras itinerantes cuando desarrolla la práctica del grabado. La galerista Sol Panera, describe cómo fue enseñada a grabar por "una mujer admirable" refiriéndose a María Franciska.

En 1962 se integra en el grupo Estampa Popular de Vizcaya, que se presenta en los Salones Municipales del Ayuntamiento de San Sebastián, donde la obra de María Dapena participa junto a las de Dionisio Blanco, Agustín Ibarrola, José Ortega y Valentín Ruiz Morquecho. En la colectiva "Arte Norte y Sur" que se exhibe durante ese mismo año en la Galería Céspedes-Círculo de la Amistad de Córdoba, los miembros de Estampa Popular de Bizkaia se unen a los de Sevilla o Córdoba. Se cuenta asimismo con la colaboración de los denominados poetas de Estampa Popular de Bizkaia: Blas de Otero (Cursiva), Gabriel Aresti (Envío a los poetas españoles de cinco versos menores con punto en t, tomados de la Justicia prohibida), Vidal de Nicolás (Rebato), Sabina de la Cruz (Campesinos) y Carlos Álvarez. Durante este tiempo, Franciska lleva al grabado los modelos de sus óleos a través de la técnica de la xilografía.

En 1962 es encarcelada por pertenecer al Partido Comunista y permanece dos años en el penal de mujeres de Alcalá de Henares. Viaja a París en 1967, donde reside durante un mes y medio realizando algunos grabados con fines políticos.

En 1974 publica once poemas en el libro titulado 17 poetas de Bilbao editado por José M. Basaldúa y censurado en un principio. Cuatro años después sale a la luz la obra autobiográfica ¡Sr. Juez! (soy presa de Franco), libro en el que relata sus memorias sobre el terrible período vivido en la cárcel y todo el fenómeno solidario desarrollado alrededor, ayudas a las familias, recogidas de firmas, manifestaciones, etc. A principios de los ochenta publicaría Mujeres de la vida con portada y dibujos de ella.

En 1955 realiza su primera muestra en solitario en "Artesanía Española". Le suceden las realizadas en el Ayuntamiento de San Sebastián, la Asociación Artística Vizcaína (1962), Ateneo de Santander y Ateneo de Gijón (1964), Galería Mikeldi de Bilbao (1966) o en Cultural Arrate de Eibar. Hacia 1965 comienza a trabajar la madera. Realiza numerosos bajo - relieves y algunas esculturas de encargo, entre ellas el San Juan Bautista para el Hospital - Residencia de Portugalete.

El interés por difundir el arte la conduce a abrir, junto con otros artistas, la galería Arteta en la localidad de Santurce, donde reside entonces. Por allí pasan, entre otras muestras, la de la propia Franciska en 1969. Continúa mostrando obra individualmente en la Caja Laboral de Portugalete (1978 y 1980) y Caja de Ahorros Vizcaína de Bilbao (1979). En el texto para el catálogo Ramiro Pinilla escribe:

"Sus trazotes, en pintura, sus frasazas, en literatura, son golpetazos de una voluntad irresistible. Luchadora incansable por la justicia, más joven y más luchadora que cualquier joven de hoy, sólo con unas o unos pocos más como ella, el mundo sería mejor. Pero buscad la dulzura en lo más hondo de su obra y la encontraréis. Buscad el vigor del oso acosado, y también lo encontraréis. Ella siempre está denunciando las cosas, porque las cosas están mal. Ella y su obra son como peñas batidas, pero irreductibles. Sí, es una excelente obra, es una gran mujer."

Expone en solitario también en la Galería Orfila de Madrid y más tarde en la Sala León Felipe de Balmaseda (1983).

Ha participado en numerosas muestras colectivas, entre las que podemos destacar: "Homenaje a Goya" en el Círculo de Bellas Artes de Madrid (1955), Museo Nacional de Arte Contemporáneo y Galería Epona de París (1962), con el grupo EMEN en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, Galería Céspedes de Córdoba y Sala Quijote de Madrid (1966), "III Anual Plástica" en el Ayuntamiento de Vitoria (1966), "Euskal Grabatzaileak: (erakusketa)-Grabadores Vascos: (exposición)" en Bilbao Bizkaiko Aurrezki Kutxa (1978), "Euskal Grabatzaileak / Grabadores Vascos" en el Museo de Bellas Artes de Bilbao, Ayuntamiento de Vitoria y Caja de Ahorros Municipal de Pamplona, patrocinada por el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (1979), Museo San Telmo de Donostia, "Trama del Arte Vasco" en el Museo de Bellas Artes de Bilbao (1980), o "Vanguardia en Vanguardia" en la Galería Vanguardia de Bilbao (1987).

En 1996, tras su fallecimiento, varios de sus linograbados son estampados con motivo de la exposición "Estampa Popular" que se celebra en el IVAM Centre Julio González de Valencia ese mismo año. Estos grabados, se presentan después en "Hay una luz en Asturias/ La güelga de 1962". (Exposición Conmemorativa de las huelgas de 1962), una muestra promovida y organizada por Comisiones Obreras de Asturias y la Fundación Juán Muñiz Zapico, en la Galería Espacio Líquido de Gijón (2002) y en el Centro de Arte Moderno Ciudad de Oviedo (2003). En las imágenes de Franciska aparecen mujeres con niños, mineros y obreros en actitud de lucha o interpelación e intervienen textos como: "hagamos puentes..." "lo estoy diciendo a gritos: faltan puentes, colgantes, subterráneos, levadizos. Hagamos puentes, puentes, puentes y no me escucha nadie y así estamos". En 2000, uno de sus poemas se publica en el libro 100 poetas cantan a Bilbao editado con motivo del setecientos aniversario de la ciudad.

Ana María Guasch en su artículo María Franciska Dapena: Un Arte Social, escribe:

"... la producción actual de María Franciska Dapena que acusa, sin duda, una mayor distensión de planteamientos sin renunciar a ninguno de sus iniciales presupuestos, responde plásticamente a una fase de extrema depuración tanto formal como estructural que ha ido abandonando la facilidad comunicativa del realismo social para adentrarse en una valoración de los efectos pictóricos en aras de una gradual aproximación a la apariencia abstracta. En este sentido, sus obras, tanto la pintura como la escultura, nos sumergen en una problemática ecologista que, más que interesarse por el hombre en relación con sus fuerzas de producción, se centra en sus relaciones con el entorno ambiental, con el paisaje circundante y, en definitiva con la naturaleza en vías de destrucción." Y continúa más adelante "Para M. F. Dapena, la pintura nunca ha dejado de ser instrumento para transmitir una determinada situación, para denunciar un determinado problema, o para reflejar una íntima vivencialidad. Lo más interesante es entonces el equilibrio entre el mensaje y el medio: la idea al servicio de la plástica y, a su vez, la plástica al servicio de la idea. En estas coordenadas debemos de enmarcar la obra de Dapena, una obra que, a partir de un mínimo de elementos sígnicos nos sitúa, a veces poética, a veces agresivamente en un estadio de reflexión en el que el hombre se enfrenta con un entorno al que destruye."