Lexique

CLIMA DE MONTAÑA O SUBALPINO

Bajo esta denominación englobamos el conjunto de cimas o alineaciones montañosas situadas por encima de los 1.000 metros de altitud, es decir, las sierras de Gorbea, Elgea, Udalaitz, Aitzkorri, Aralar y las altas cimas pirenaicas del macizo de Arbailles, Ori, Otsogorri, sierra de Abodi, Anielarra, etc. Desgraciadamente, los datos termopluviómetros son muy escasos puesto que no existen estaciones meteorológicas ubicadas en estos macizos, y únicamente contamos con algunos datos (incompletos y escasos) en lo que a precipitaciones se refiere. Si exceptuamos las altas cimas pirenaicas, el resto de las alineaciones montañosas participan de los caracteres climáticos del área donde se ubican. Concretamente las sierras que con iguran el sector meridional de Gipuzkoa y Bizkaia, el tramo septentrional de Álava, Laburdi, Zuberoa y Benabarra, presentan un clima templado oceánico, mesotérmico, sin estación seca y con precipitaciones abundantes, bien repartidas a lo largo del año, presentando un máximo pluviométrico otoño-invernal muy nítido y un mínimo estival relativo (Cfb en la clasificación de Köppen). Por lo general, las precipitaciones rebasan los 1.800-1.900 mm. pudiendo incluso alcanzar los 2.000 mm., ya que estas alineaciones (de dirección general Este-Oeste y/o Suroeste-Noreste) dificultan la penetración de masas de aire oceánico y perturbaciones de origen polar, lo que determina el predominio de lluvias orográficas. En efecto, si comparamos estaciones próximas, localizadas a alturas diferentes, observamos que las estaciones de baja altitud presentan totales pluviométricos muy inferiores a los observados en las estaciones de altura no protegidas. A. Uriarte (1977) considera que los valores más importantes de precipitación se registran en la vertiente septentrional del monte Ekaitza (1.034 m. ) donde se rebasan los 2.500 mm. Pese a todo, es evidente que la altitud, la orientación y la exposición de los diversos cordales montañosos introducen algunas variantes, tanto en lo que concierne a las temperaturas como a las precipitaciones. Térmicamente, podemos estimar que se produce una disminución de 0,72°C. cada 100 metros de desnivel y un aumento de las precipitaciones importante pero difícil de evaluar. Todo ello determina el predominio de un clima templado lluvioso, con veranos cortos y frescos (Cfc), precipitaciones sólidas invernales y temperaturas invernales inferiores a los 10°C. Es decir, el clima presenta matices típicos de un clima de montaña, tales como una temperatura media anual más fresca (6,4°C. en Aralar, a 1.200 metros de altura, y 10,4°C. en Aránzazu), mayor precipitación anual, temperaturas frescas de los meses estivales (11-12°C. en julio y agosto en Aralar, frente a los 16-17°C. de Aránzazu y 17-19°C. de Igeldo), oscilaciones térmicas moderadas y mayor importancia y duración de las precipitaciones sólidas. Todos estos rasgos se endurecen aún más en las altas cimas pirenaicas. Las precipitaciones rebasan los 2.000 mm. pudiendo incluso superar los 2.500 mm. (2.750 mm. en Eraitze y 3.330 mm. en Ligoleta). Estas precipitaciones están muy bien repartidas a lo largo del año, presentando un máximo otoño-invernal, siendo noviembre (219 mm. en Aránzazu), diciembre (198 mm. en Gorbea) y enero (189 y 154 mm. respectivamente) los meses más lluviosos del año. Un máximo secundario se observa en marzo-abril (este máximo es principal en Gorbea). Como afirma S. Mensua, «el desplazamiento de este valor secundario (hacia la primavera) es importante porque permite establecer una diferenciación de regímenes dentro de la propia variedad de montaña. En Isaba (Roncal) -extensible también a Santa Engracia en Zuberoa-, el 60 % de las precipitaciones anuales se recogen entre los meses de diciembre a mayo». Las precipitaciones sólidas son particularmente importantes: 25 días en Aránzazu, 34 en Irati y 50 en Laruns. Los inviernos son largos y rigurosos, con valores mensuales medios en tomo a los 3-4°C. en las cadenas montañosas de Bizkaia, Gipuzkoa, Norte de Álava y País Vasco Continental y 1-2°C. en los enclaves pirenaicos. Lógicamente, en las altas cimas pirenaicas estos valores son negativos y la nieve dura en el suelo todo el invierno (Viers, estima que la temperatura en el sector Irati-Anie, debe situarse por debajo de los tres grados bajo cero). El verano es relativamente cálido (16-17°C. en Gorbea-Aránzazu y 1314°C. en Pirineos), aunque experimenta un acortamiento considerable, puesto que ya a mediados de agosto se vuelve desapacible. No puede hablarse de meses secos (tormentas estivales). Todos estos rasgos experimentan fuertes variaciones en función de la gran cantidad de microislinas locales que existen en la montaña, debidos a las diferencias en la orientación, exposición, etc. v. CLIMA.

José Miguel EDESO FITO