Sites archéologiques

Ciudad Romana de Andelos

El valle del Ebro constituyó uno de los primeros escenarios de la presencia romana en España entorno al siglo II a.C., época en la que se funda Pompaelo (Pamplona) y en la que está claramente documentada la existencia de Andelos.

Es en los siglos I y II d.C. cuando la ciudad romana de Andelos vive su máximo esplendor, alcanzando su condición de civitas en el 74 d.C., así como un importante desarrollo urbano.

Pero Andelos no se fundó de la nada, sino que en este mismo lugar hubo un asentamiento humano anterior con elementos culturales de la Edad del Hierro (siglos IV y III a.C.), que al parecer asimiló progresivamente y de forma pacífica la cultura romana. Uno de los ejemplos de la paulatina romanización de los andelonenses es la religión: adoptan el ara romana (altar para realizar sacrificios a los dioses) como elemento de culto y vemos cómo en un primer momento están dedicadas a divinidades indígenas (Larrahi, Losa, Erensa) para unos años más tarde consagrarlas a dioses puramente romanos, como Apolo.

El hallazgo en los alrededores de Andelos de varios miliarios (hitos que jalonaban las calzadas, indicando la distancia entre una ciudad y otra) nos indica que estaba ubicada en un importante cruce de caminos, entre Jaca, Logroño y Pamplona, entre otras ciudades.

Se calcula que Andelos pudo tener hasta 2.500 habitantes, distribuidos en diferentes barrios, calles y casas. La ciudad se articulaba a partir de dos calles principales: el cardo maximus en dirección norte-sur, y el decumanus maximus en dirección este-oeste. Se trazaban calles paralelas a ambas direcciones formando manzanas que comprendían varias viviendas. En Andelos nos encontramos un barrio residencial, con amplias casas, calles bien pavimentadas, edificios públicos y tiendas, y un barrio artesanal, con almacenes e incluso una lavandería.

En el suelo de una de sus casas tuvo lugar un excepcional hallazgo: una interesante inscripción en alfabeto ibérico que todavía no ha sido satisfactoriamente traducida, likine abuloraune ekien bilbiliars.

Poco se sabe acerca de Andelos entre los siglos IV y X. En la Edad Media estuvo habitada y recibía el nombre de Andión (64 familias en 1330), pero en 1348, con la gran epidemia de peste, se despobló, quedando casi en el olvido hasta el comienzo de la intervención arqueológica en el siglo XX.

Pero, sin duda alguna, el descubrimiento más notable en relación con la ciudad de Andelos es su excepcional sistema de abastecimiento de aguas, una obra que comprende desde la captación hasta el centro de distribución en la ciudad:

  • La presa

A unos 3 km. de la ciudad podemos ver los restos de una gran presa de 150 metros de largo que se utilizaba para contener el agua que vendría de los riachuelos y barrancos cercanos. Probablemente, esta presa no era lo suficientemente fuerte, y por este motivo se construyó otra de refuerzo unos años más tarde. Al término de su visita a la ciudad, les recomendamos subir hasta la presa dando un paseo.

  • El depósito regulador

También fuera de la ciudad, pero bastante más cerca (a unos 300 metros), se encuentra con un enorme depósito regulador de agua. Tenía capacidad para almacenar hasta 7.000 metros cúbicos de agua, y haría la función de embalse y de depuradora.

  • El acueducto

Para conducir el agua desde la presa hasta el depósito, y desde el depósito hasta la ciudad, fue necesario construir un acueducto, del cual casi no se han encontrado restos. Pero suponemos que sería un canal de piedra que iría a ras de suelo y que en los momentos en que hubiera que salvar un gran desnivel se elevaría sobre arcos.

  • El Castellum Aquae

Este edificio se utilizaba como depósito de agua dentro de la ciudad. Hasta él llegaba el agua de la cercana presa y desde él se distribuía por toda la ciudad: una parte iba a las fuentes públicas, otra a las termas, y otra iba destinada al uso particular, aunque sólo las familias más poderosas tendrían acceso directo al agua corriente. Sólo se conserva la gran base rectangular, pero suponemos que sobre esta base habría un gran depósito.