Las Capitulaciones de Estella, 1386. Carlos II trató de enderezar su situación tanto en el norte como en el sur del reino. Para el primer asunto participó en las treguas de Boulogne, firmadas entre Francia e Inglaterra el 14 de setiembre de 1384. En 1385 envió al escudero Arnanton de Saumon a Inglaterra para gestionar la devolución de Gherbourg. Pero el rey de Francia, Carlos VI, revocó, el 20 de marzo de 1385, la devolución de los bienes navarros que había efectuado en la persona del infante Carlos. Este, mientras tanto, se hallaba enzarzado en la guerra de Portugal a la que había vuelto a partir de julio de 1385. Vuelto de la misma, Castilla y Navarra dieron un nuevo paso hacia el restablecimiento de unas relaciones amistosas. El 16 de enero de 1386 tuvieron lugar en Estella unos capitulados firmados por don Pedro de Luna, cardenal de Aragón, y Gonzalo Moro, procurador del rey de Castilla, por una parte, y el prior de Roncesvalles y D. Carlos II por otra. Castilla ratificaba lo acordado al infante Carlos en 1383. Los castillos y lugares citados en El Espinal fueron devueltos. Tudela y San Vicente permanecieron un año aún bajo tutela castellana.