Monarchie et Noblesse

Carlos II de Navarra el Malo

Prometen devolver los antiguos territorios navarros, 1366-1367. Pedro I, destronado, trata desesperadamente de asegurarse la amistad navarra. Para ello prometió en Livourne, el 23 de setiembre de 1366, la restitución al reino de Navarra, para siempre, de "las tierras de Guip. con las villas cercadas y aforadas de Tolosa, Segura, Mondragón, Oyarzun, Fuenterrabia, San Sebastián, Guetaria y Motrico, con todos los otros castillos y con todo el derecho que la tierra de Guip. debía haber en España, y además, las villas de Vitoria, Salvatierra, Alfaro, Navarrete, Logroño, Fitero, Tudugén y Calahorra, con sus castillos y aldeas, y dio orden a sus habitantes para que reconociesen por su rey a D. Carlos. Al mismo tiempo, para obligar más a D. Carlos a la alianza de D. Pedro, el príncipe de Gales, protector de éste, prometía a aquél, desde San Melión, el 27 del mismo mes de setiembre, que respetaría la cesión hecha por D. Pedro "El Cruel" y que no ocuparía ningún castillo, ni plaza, cuando el príncipe viniese con sus gentes en ayuda de D. Pedro contra D. Enrique. Manifestaba el príncipe que tenía en rehenes tres hijos del rey D. Pedro para el cumplimiento de lo que había prometido a los de Inglaterra y Nav. (Yanguas: Diccionario ...)". Enrique de Trastamara quiso paliar la amenaza que se cernía sobre él desde lo de Livourne; también él prometió en la entrevista celebrada con D. Carlos en Santa Cruz de Campezo (enero 1367) la restitución de estas tierras patrimoniales del reino vasco. En noviembre de este año entra en este doble juego Pedro IV de Aragón, el día 21 de este mes acuerdan ambos monarcas anunciar su ayuda a Pedro I de Castilla y a continuación hacer lo mismo con el Trastamara. Las circunstancias eran peligrosas para los dos reinos implicados en la guerra fratricida; el doble juego era práctica obligada.