La llegada del ferrocarril al País Vasco, hace 150 años, supuso la creación de un notable número de nuevos oficios entre los que cabe señalar los de jefes de estación, maquinistas y fogoneros, revisores y guardas (de barreras, agujas, así como de vías y frenos) además de los de agentes de recorrido y enganchadores. A todos ellos hay que agregar los "obreros de vía" destacando entre los mismos los especialistas conocidos como "kaltzadoriak".
Estos trabajadores se agrupaban en brigadas a las órdenes de un capataz, realizando las tareas necesarias para la conservación del recorrido del ferrocarril en condiciones adecuadas en el trayecto asignado conocido como cantón (unos 5 km.) y que se identificaba mediante señales formadas por un piquete de vía y dos chapas.
Su trabajo que requería un notable esfuerzo físico y en el que la experiencia resultaba fundamental, era importante pues afectaba a la seguridad del ferrocarril y lo llevaban a cabo utilizando únicamente herramientas manuales. La estampa de los calzadores, en plena actividad o desplazándose sobre la vía en la mesilla (especie de vagoneta), resulta inolvidable.