Aunque sería la Caja de Ahorros y Préstamos de Álava la que terminaría llevando las relaciones con el Instituto Nacional de Previsión (I.N.P.) y ocupándose de la previsión social, la Municipal introdujo en su Estatuto de 1914 la posibilidad del llamado ahorro en segundo grado. Este ahorro tenía que ser a largo plazo, lo que permitiría conseguir un capital suficiente para alcanzar una pensión de jubilación. La Caja estableció las libretas de ahorro retiro y se puso en contacto con el I.N.P. y comenzó a trabajar con las Mutualidades escolares como forma de propagar la previsión social entre la población infantil y juvenil. Intentó conseguir el título de Colaboradora del I.N.P., pero finalmente fue la Provincial la que obtuvo dicho título, teniendo que traspasar en 1924 a la otra Caja las operaciones que hasta ese momento había realizado (véase CAJA PROVINCIAL DE AHORROS DE ÁLAVA).