Villes

BEIZAMA

La iglesia parroquial de San Pedro es un edificio de planta rectangular, nave única y bóvedas de crucería, erigido en el siglo XVI, si bien sufriría diferentes reformas con posterioridad. Así, en 1630 Francisco Palear Fratín, veedor de obras del Obispado, se decanta por el proyecto presentado por Juan Martínez de Aguirre, en detrimento del de Francisco de Landa, para las obras de la sacristía, cementerio y gradas de entrada a la iglesia. Por otro lado, la portada es barroca, pues en 1676 Miguel de Abaria, Martín de Garatechea y Juan de Apaiztegui declararon la necesidad de hacer una nueva, además de cambiar de lugar el coro y añadir un crucero. La torre actual se erigiría en fecha muy posterior, si bien Lucas de Longa había otorgado en el siglo XVII un proyecto. Provisto de un amplio atrio de madera, sorprende en principio por sus relativamente amplias dimensiones, en aparente contraste con la modesta imagen que el material empleado le otorga al exterior. En su interior sobresale, por su evidente calidad, el retablo mayor, trazado en 1807 por Pedro de Ugartemendía y concretado por Andrés de Landa e Ignacio de Inchauraundiaga. Es realización neoclásica que cubre toda la cabecera, con una gradación de formas y esculturas que nos conducen al relieve central. Los retablos colaterales son, sin embargo, anteriores en el tiempo. Así, el situado en el lado de la epístola se habría confeccionado hacia mediados del siglo XVII. Lo preside como titular a una Virgen de la Soledad de la primera mitad del siglo XIX, mientras que en el banco se sitúa un Cristo yacente algo anterior, de hacia 1770 muy posiblemente.

El ayuntamiento de la localidad fue ejecutado en la segunda mitad del siglo XVII, finalizándose para 1674. Miguel de Abaria es el arquitecto responsable del proyecto, otorgado apenas un año antes, mientras que de su ejecución se encargaron Juan de Iturriza y Miguel de Urdanpilleta. El edificio se encuadra plenamente dentro del modelo empleado para este tipo de construcciones en la provincia durante el periodo señalado, singularmente por lo que a su fachada se refiere. Así, presenta la característica disposición de tres arcos en la planta baja y la división de alturas por medio de molduras planas, al tiempo que los vanos se disponen regularmente. Dotado de planta cuadrada y cubierta a cuatro aguas, la sobriedad exterior es, como ya hemos señalado, su nota más característica. Aspecto destacable es, además, el proyecto presentado en 1751 por Ignacio de Ibero para la plaza pública, ante la necesidad de nivelarla, empresa por tanto totalmente práctica. Situado en el mismo núcleo urbano, el caserío Estrata es una realización del siglo XVIII que ha sufrido grandes variaciones, aunque mantiene todavía el escudo sobre su frente. Un poco más lejos se sitúa la ermita de la Soledad, ermita-humilladero hasta la cual llega un sencillo vía crucis. Por otro lado, se ha supuesto que la ermita de San Lorenzo sería la primitiva parroquia, dado su emplazamiento, probablemente la zona más antigua de la población. A pesar de las restauraciones sufridas, conserva un arco apuntado en su acceso principal, lo cual atestigua su antigüedad, destacando igualmente el entramado de madera existente bajo el coro.

Los caseríos de la zona no muestran características relevantes, destacando si acaso los cierres de tablazón en los desvanes de algunos de ellos. Así, y fuera ya del núcleo urbano, podemos destacar Berruarán, Galarzatxo, Lete, Garbistain o Txapartegi. Si bien anteriormente sería una ermita, Aitzalde se reconstruyó a mediados del siglo XX, mientras que Urdanpilleta Goikoa se halla situado en las proximidades de la desaparecida ya ermita de Santa Agueda.

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Ignacio CENDOYA ECHANIZ