Eminentemente rural, siguiendo la línea marcada por gran parte de los municipios del Valle de Arratia, el urbanismo de Arrankudiaga se trata de un hábitat disperso en barriadas, sin un núcleo específicamente definido y básicamente lineal siguiendo el Camino Real de Bilbao a Orduña.
Santa María de Arrankudiaga, la iglesia parroquial, es un templo del siglo XVIII (acabado en 1783), el cual fue construido con materiales aprovechados de la anterior parroquia, un pequeño edificio de estilo gótico del que se tienen sus primeras noticias hacia mediados del siglo XV y asentado a una pequeña distancia del actual. Con planta de cruz latina y una sola nave, posee una cabecera poligonal de tres lados, circundada por la sacristía, y torre campanario adosada a sus pies en el lado norte. Un pórtico, con tejado a una vertiente recorre el muro sur (hasta el crucero) y oeste, al que se anexa una pequeña capilla o ermita, que más adelante se tratara, denominada de los Santos Antonios Abad y de Padua. Toda ella de mampostería y vanos adintelados (salvo el acceso principal), se caracteriza por su austeridad decorativa, propia del estilo barroco rural del territorio vasco, rota únicamente por su torre octogonal de cuatro cuerpos. El primero de ellos sería la base, cuadrada y rematada en los extremos por cuatro pináculos, seguida de un tramo octogonal salpicado, de forma alterna por cuatro vanos con arcos de medio punto, para albergar las campanas, una pequeña cúpula apuntada acompañada en su base por ocho pináculos menores que los antedichos y linterna de ocho lados y cuatro vanos de medio punto rematada en cruz. Destacar, también, de su exterior la portada central, a los pies, de arco de medio punto adornado con molduras. En el interior solamente hacer mención a los cuatro tramos de su nave única rematados con bóvedas de lunetos y aristas, dos a dos, al arco carpanel bajo el coro y a dos ménsulas de placa en la sacristía, de doble función (sustentante y decorativa) y muy características del barroco del siglo XVIII.
De las seis ermitas documentadas en el territorio de Arrankudiaga, únicamente quedan tres, y una de ellas es la anteriormente citada como perteneciente al conjunto parroquial de Santa María, la Ermita de los Santos Antonios Abad y de Padua, la cual aunque considerada como tal, debería ser más correcto tratarla de capilla dependiente de la iglesia principal. Su categoría eremítica radica en su existencia documentada ya en el siglo XVI, cuando aún existía el templo parroquial primitivo, que al no encontrarse asentado en el mismo lugar que el actual, es probable que dotara a esta ermita de cierta independencia, además que su reedificación en 1840, adosándola al pórtico de la parroquia, terminaría por vincularla totalmente a ésta. Subrayar de ella su pequeño tamaño y nave única, la cabecera orientada al sur, poco habitual, y de tres paños de muro y su entrada a través del pórtico de Santa María. En Basakoetxe se encuentra la Ermita de San Sebastián y San Fabián, un edificio de planta rectangular, con un amplio pórtico a tres aguas que alberga un acceso adintelado de ladrillo. Toda ella es de mampostería. San Pedro en la barriada de Uribarri (véase), completa el listado de ermitas que sobreviven en la actualidad. Santa Ana de Etxebarria, Santo Domingo de la Calzada y Santa María Magdalena, son ermitas ya desaparecidas. Señalar, en relación con las construcciones religiosas el Antiguo Cementerio, en el barrio de Elexondo, un espacio rectangular, de estilo neoclásico (finales del siglo XIX), en el que destacan el ingreso y la capilla.
Con respecto a las residencias civiles destacan: el Palacio Landa, barroco, del siglo XVIII, es un edificio cúbico de tres alturas y tejado a cuatro vertientes y fábrica de mampostería salvo vanos (de dintel todos ellos), esquineros y líneas de imposta, de placa lisa, que marcan los pisos. El muro frontal presenta balcón sobre jabalcones de forja y blasón en el tercer piso. El Caserío Etxeandia en el barrio de Labeko, a medio camino entre la vivienda rural y la casa culta, de estilo barroco (una inscripción en la fachada delantera lo data en el año 1748), planta cuadrada, tres alturas, tejado a cuatro aguas y mampuesto. Destaca la ganbara o camarote en el piso superior con vanos de arcos rebajados simulando loggia y el reloj de sol del frontal. La Casa de Arocena, la Casa de Otxanduri y el Caserío Artetxe, todos ellos en el barrio de Arene (véase) son otros ejemplos de este tipo de arquitectura.
Existen también varios buenos casos de caseríos de tipo rural en este municipio. Dividiremos estos en función de su tipología: Goisarri, Ziorraga y Arbide Goikoa (estos últimos con ingreso centralizado en soportal) estarían dentro de los denominados de estructura de postes (hacia el siglo XVII). Dolaretxe Txantxiko y Etxebarri, buenos ejemplos de caserío arratiano, muy extendido en esta comarca y caracterizado por su gran volumen y acceso a la vivienda mediante patín, ya que esta está en la planta superior, dedicándose el piso bajo a cuadra exclusivamente. Gastadagoiko sería ya del siglo XIX, o neoclásico con acceso en dintel.
La Casa Consistorial, en el barrio de Arene (véase), el Puente de Arbide del siglo XVIII y el Puente de Uribarri (véase), así como varios molinos de agua, completan el patrimonio.
Citar las Casas-Torre de Bakiolazarra, Landaberde, Bakiola y Otxanduri, hoy ya desaparecidas y sustituidas por edificaciones más modernas, que en algunos casos aún posen algún vestigio de su pasado militar y nobiliario.
- Barrio Loza, J. A. (dir.): Bizkaia: Arqueología, urbanismo y arquitectura histórica. Vol. I. Duranguesado y Arratia-Nervión, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1989.
- Elorriaga Bustamante, C.: Monografías de Pueblos de Bizkaia. Arakaldo y Arrankudiaga-Zollo. Estudio Histórico-Artístico, Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, 1995, 399 pp.
- Ibarra y Berge, J.: Catalogo de Monumentos de Vizcaya, Bilbao, Junta de Cultura Vasca, 1958, 2 v.
MCG