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Armentia

No se puede precisar con exactitud la fecha en que existió un primer obispo de Álava. Parece probable que existieron obispos ya en el s. IX, aunque no puede descartarse la posibilidad de otros anteriores de los que no se conocen noticias.

Para poder precisar el origen de esta diócesis es necesario conocer el contexto político de los ss. IX, X y XI. Los autores castellanistas se inclinan a suponer una fundación episcopal de los reyes asturianos, aunque lo más verosímil parece haber sido una continuidad del obispado de Calahorra exilado en Álava por la invasión árabe.

Pero lo cierto es que ya en 876, aproximadamente, figura un obispo, Bivere, sepultado en Bolívar de Álava, aunque no se especifique dónde hubiera ejercido su ministerio. Se sabe, sin embargo, que procedía de tierras de León, sin que se explique satisfactoriamente su presencia en el interior alavés.

El contexto militar y político presenta a Álava como un campo de luchas de cristianos y musulmanes y también de vascones alaveses y asturianos, salvo interregnos de armonía y paz entre la corona pamplonesa y la asturiana. Poco antes de aquella fecha, en 843, luchan los vascos en un compacto bloque. El historiador Ibn Hayyan nos los enumera: pamploneses, sarataniyyin, yillitsiyyin, las gentes de Álava y Al Kile y otros. En la batalla de Albelda del 852 los musulmanes de Muza luchan con los yalaskiyyin o glaskiyyin (wascones). En 860 había alianza entre el rey vascón y el asturiano. En 866 rige a Castilla Ruderiq y a Álava Eylón, que es vencido por Alfonso II de Asturias. En 884 el conde Didaco rige a Castilla y Vela a Álava. Es la época del obispo D. Bivere. En 919 Munio Vélez figura como conde de Álava y de Vizcaya, casado con la princesa pamplonesa Doña Velasquita. En 931 la princesa navarra Doña Sancha figura como condesa de Álava, cargo que ejercen como «condes gerentes» sus maridos sucesivos, Fernand González, conde de Castilla, y Álvaro Arrameliz. Desde la muerte de Sancha los condes castellanos dejan de serlo de Álava y ésta sigue siendo parte integrante del reino vasco hasta 1076, y desde 1110 hasta la conquista castellana de 1200.

En este contexto nace y se desarrolla el obispado de Armentia. Los primeros obispos alaveses no dicen cuál sea su sede en los pocos documentos que se han conservado. El primero que figura como obispo con sede en Armentia es D. Vela en un documento del año 1062 que dice: Epo dno. veilla regente alauensi ecclesia sedis «armendehi»(Irache, n.° 155, Becerro de Irache, fol. 8v. 9r.), y se refiere al Armentia cercano a Vitoria y no al pueblecito del mismo nombre que existe en Treviño. La sede de Armentia pertenecía a la merindad de Malizhaeza y pagaba la localidad a San Millán, tres rejas, contra una que le correspondía al treviñés. Posteriormente se sigue citando como de Armentia a otro obispo, D. Fortunio, que dice «in Armentia et comes lope ennecones in Álava» (1085). En otro documento del mismo año figura la variante Armentegi. Cuando muere el obispo Fortunio, hacia mediados del 1088, no se elige sucesor y el obispo de Calahorra extiende los límites de su diócesis a toda Álava. Moret llama la atención sobre los sucesos de 1076 en que Álava es ocupada por Alfonso VI a raíz del crimen de Peñalén. El obispo D. Fortunio tiene la dióc. enajenada por las armas y se complace en donar las rentas eclesiásticas de la dióc. ocupada a santuarios situados fuera del alcance del castellano y de rey competidor. Así, en 1085, da ingenuidad a todas las iglesias que el monasterio de San Juan de la Peña tenía en su obispado, como son las iglesias de Huhulla, Iraza, Couscurrita y en Bizkaia la de Santa María de Mundaka.

La supresión de la dióc. de Armentia parece, pues, ser un castigo por el vasconismo de los alaveses frente a la ocupación de 1076. Armentia fue convertida en Colegiata de Calahorra. Hubo muchos incidentes que llegaron hasta Roma y hasta dieron lugar a bulas pontificias e innumerables y odiosos vejámenes durante el episcopado de D. Pedro Nazar (1089-1108), D. Sancho de Grañón (1108-1117) y D. Sancho de Funes (1117-1146), que fue muerto por sus propios eclesiásticos. Habiéndose llegado incluso al crimen sacrílego, entró como obispo de Calahorra un vascón que había de dejar preciosa memoria: D. Rodrigo de Cascante (1146-1190). Hombre éste altamente diplomático y servicial empezó por halagar a Armentia y a Santo Domingo de la Calzada, las dos iglesias más ofendidas. No sólo eso: reedificó Armentia con talento, arte y lujo; más todavía, en la concesión del Fuero de Vitoria por aquel rey vascón tan célebre, D. Sancho el Sabio, llegó Rodrigo a titularse «Armentiensis episcopus». Las desavenencias cedieron ante la política de amor y de caridad de este prelado, estableciéndose una paz que duró hasta su muerte, en que se renuevan algún tanto para desaparecer definitivamente. Pero quedó en Álava el sentimiento y el deseo de un obispado propio que ya nunca había de desaparecer. Armentia quedó convertida en un arcedianato. La Colegiata de Armentia fue elevada a dióc. en 1865, creándose la diócesis de Vitoria

Recientes investigaciones y críticas de los documentos ya conocidos, aconsejan suprimir algunos nombres de obispos que parecen repetidos a causa de errores de fecha cometidos por los copistas medievales. La nómina definitiva es ésta: Bivere (876?), sin especificación de sede; Alvaro (881-888?), con sede en Velegia (cántabra o alavesa?); Munio (937-956); Munio (984-989); García (996-1021); Munio (1024-1037); García (1037-1055); Vigila o Vela (1055-1062); Munio (1062-1065?); Fortunio (1066-1087).

  • MAÑARICUA, Andrés E. de: Obispados en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya hasta fines del s. XI, Vitoria, 1964.
  • LANDÁZURI: Historia eclesiástica de la provincia de Álava; «Hispania Sacra», 1953.
  • FLORANES: La supresión del obispado de Álava y sus derivaciones en la historia del País Vasco. Madrid, 1919-20.

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