Concept

Aquitanos

El amplio territorio aquitano con límite sur en la cordillera pirenaica ha sido investigado con diferentes intensidades según las zonas, teniéndose una mayor información de los yacimientos situados en la parte norte del territorio, principalmente en los enclaves próximos al río Garona. Por lo que se refiere a los tres territorios norpirenaicos que forman parte de la actual Euskal Herria han sido intensas las labores de prospección arqueológica tanto en el campo de los hábitats fortificados (por parte de F. Gaudeul) como en el de los monumentos funerarios, de tipo cromlech en esta zona (por parte de J. Blot). En cuanto a los trabajos de excavación, estos han sido casi inexistentes salvo alguna excepción en relación a los poblados, mientras que han sido abundantes en torno a los cromlechs pirenaicos.

Así, de los 55 poblados catalogados tan solo en el de Zerkupe se han llevado a cabo intervenciones de una cierta entidad por lo que los materiales recuperados son muy escasos. Por el contrario son varias decenas los cromlechs excavados permitiendo estos trabajos la determinación de variantes constructivas y la recuperación de algunas piezas arqueológicas.

La ocupación del territorio, tanto en lo que se refiere al hábitat como a los recintos funerarios obedece aparentemente a un criterio claro; así, mientras los círculos funerarios se sitúan en su practica totalidad a lo largo de los cordales más elevados de la cordillera pirenaica, en esa misma área los recintos fortificados se levantan en zonas bajas aunque dentro de ellas, como sucede en los demás territorios, en puntos dominantes con amplio control visual.

Dadas las características de estos recintos defendidos mediante murallas, terraplenes o fosos, todo parece indicar que corresponderían a asentamientos similares a los conocidos al sur de la cordillera, con terrazas probablemente ocupadas por viviendas y espacios libres para otras actividades. No obstante, algunos de ellos pudieron haber sido reutilizados en etapas posteriores, o al menos eso parece deducirse de algunas de las estructuras existentes en determinados puntos.

El poblado de Zerkupe, construido sobre un espectacular macizo rocoso prácticamente inaccesible, presenta una serie de defensas de piedra periféricas así como muros interiores que estructuran el pequeño espacio de entre 1500-2000 m2. Los materiales recuperados en el transcurso de los trabajos de excavación correspondían por lo general a momentos de época histórica lo que apunta a la reutilización de este enclave estratégico situado por encima de los 1000 m de altitud. También se recogieron fragmentos cerámicos de tipo protohistórico y elementos de hierro pertenecientes probablemente a esta etapa.

Destaca dentro de este territorio una cueva ocupada en etapa protohistórica así como en momentos anteriores y que fue excavada hasta 1983: El Faro (Miarritze). La escasez de ocupaciones de cuevas en este periodo la hace más significativa además de por proporcionar materiales principalmente cerámicos así como restos de fauna tanto correspondientes a animales domésticos como a especies salvajes capturadas.

Con respecto a los habitantes de este territorio, dada la escasez de datos arqueológicos disponibles en la actualidad, vamos a referirnos a una serie de textos de Estrabón escritos dentro de su Geografía entre los años 29 y 7 antes de nuestra Era y que fueron posteriormente retocados en parte en el año 18 de nuestra Era. En el libro IV dice:

"Los akytanoi son completamente distintos, no solo por su lengua sino por su aspecto físico, pareciéndose más a los íberos que a los galos".

Más tarde añade:

"Tienen por límite el Garoúna, viviendo entre este río y el Pyréne; se encuentran más de veinte pueblos Akytanoi, todos pequeños y oscuros, la mayoría de los cuales habitan en las orillas del Océano..."

Por lo que se refiere al fenómeno funerario, al igual que sucede en otros territorios de la vertiente atlántica, no se conocen las necrópolis correspondientes a los poblados fortificados a la vez que surgen dudas a la hora de definir quienes fueron los constructores de los círculos funerarios levantados en puntos muy destacados de los altos cordales y que en número de 268 se integran en 113 conjuntos.