Biographies

ALMANZOR, ABU AMIR MUHAMMAD

Este aventurero musulmán había comenzado su carrera política ya en tiempo de Al-Hakam II. Conviene destacar que este califa Al-Hakam II tenía por esposa a «Subh la Vascona», conocida por los vascos como «Aurora la Vascongada». A la muerte de Al-Hakam, Subh, Sultana-Madre, de acuerdo con el primer ministro Al-Mushafi, introduce a Almanzor en los más altos cargos del califato. Una vez intendente de Córdoba logró afirmar su aprecio ante la Sultana vasca, según cuenta el cronista Ibn Hayyan, mandando cincelar un pequeño palacio de plata que admiró toda Córdoba. Es en 976 cuando el hijo de Al-Hakam y Subh sube al poder con el nombre de Hisham II. Como era niño de corta edad, la Sultana vasca adquiere grandes influencias y prerrogativas. En el reino vasco entre tanto reinaba Sancho II Garcés «Abarca». No obstante la vasquía de la sultana las relaciones con el Reino no fueron amistosas. El conde Vela, desposeído de su feudo de Alava, estaba en inteligencia con los musulmanes. En 977 es derrotada por vascos y castellanos una expedición del musulmán Orduan y el conde Vela Jiménez. El suegro de Almanzor, Galib, se había sublevado ante la dictadura de aquél y la reclusión real del califa niño Al-Hisham II. El 8 de julio de 981 dos ejércitos, uno cordobés y otro vasco-castellano se enfrentaron en Atienza, junto a los muros del castillo de San Vicente. El ejército musulmán estaba compuesto así: a la derecha: soldados bereberes al mando de Cha'far Ibd Al-Andalusi; centro: algunas milicias cristianas y las mejores tropas de la guarnición de Córdoba; y, a la izquierda: tropas de las Marcas. El vasco-castellano se componía de dos cuerpos: el castellano, a las órdenes del conde Garci Fernández, y el vasco, a las órdenes de Ramiro, hijo del rey navarro. Con los vascos iba Galib, como dice el cronista árabe, envuelto en su larga cota de mallas, cubierto por resplandeciente casco dorado y banda roja. Al frente tenían al propio Almanzor. Galib que mandaba el ejército, muere de un accidente. La batalla se torna en un desastre. Desde entonces se le da el nombre de «El Victorioso» o «Al-Mansur». En la batalla muere el infante vasco don Ramiro, y salva la vida, huyendo, el conde Garci Fernández. En 985 tres expediciones musulmanas envía Almanzor: una contra Castilla, otra contra el reino vasco de Navarra y la tercera contra Barcelona. El rey Sancho II Garcés se halla en ese momento en expedición de socorro en Burdeos ayudando a su familiar el duque Guillermo, contribuyendo a la derrota de los piratas normandos en Taller, cerca de Castets. La nieve ha cerrado los puertos y Pamplona espera, sitiada, el socorro que se considera casi imposible. Es entonces cuando don Sancho calza su ejército con abarcas y cruzando el Pirineo por Roncesvalles cae sobre la capital logrando romper el cerco.Desde entonces se le vino llamando con el sobrenombre de «Abarca». Hacia el 990 no se sabe cómo, llegó a tomar por esposa a la propia hija de Sancho II «Abarca»· de quien tiene un hijo Abd-al-Rahman, la que una vez en la corte cordobesa toma el nombre Abda. A esté niño se le dará el sobrenombre de Abd- al-Rahman «Sanchuelo» en recuerdo de su aitona don Sancho. En 992 se anuncia sorpresivamente el viaje de Sancho «Abarca» a Córdoba, en visita amistosa y diplomática. Se le preparó un lujoso y deslumbrante recibimiento. En medio de un imponente despliegue de fuerzas militares es llevado triunfalmente el monarca montañés a palacio, donde le espera el propio dictador sentado en su trono en medio de sus visires. Su nieto Abd-al-Rahman «Sanchuelo» sale a su encuentro acompañado de grandes dignatarios y oficiales. Don Sancho, al divisarle, bajó de su caballo, dirigióse lentamente ante él y le besó emocionado el pie que estaba al alcance de su boca. De lo que se trasluce de las crónicas árabes, la audiencia en Al-Zahira estuvo rodeada de pompa verdaderamente real. Doble hilera de guardia negra y eslava formaba desde la puerta hasta la sala de recepción. Don Sancho procedió con la astucia que le dictara su experiencia pasada. Se humilló quizás ante Almanzor acomodándose hábilmente a las circunstancias. Dice el cronista Ibn-al- Jatib que besó varias veces el suelo, las manos y pies del dictador. Le ofrecieron un asiento dorado y le dejaron solo con su yerno, del cual debió de oir duros reproches por su conducta. Con las mismas pompas salió de palacio mientras una recua de mulas transportaba a su residencia un verdadero tesoro de suntuosos regalos. Muerto don Sancho II «Abarca», y reinando su hijo García IV el Tembloso, las luchas con los musulmanes no pasan. de ser de entretenimiento en las fronteras vascas mientras Almanzor asestaba terribles golpes en León y Castilla. No obstante, los vascos ayudaron a los cristianos en la batalla de Cervera. Cuando en 1002, último de sus ataques al Reino, alcanza el monasterio de San Millán, reina ya en Pamplona un poderoso monarca: don Sancho el Mayor.

Bernardo ESTORNÉS LASA