Concept

Alardes (version de 1977)

Etnología. En algunas fiestas como San Juan y las fiestas patronales se solían celebrar algunos "alardes" casi siempre de carácter bélico y, según se suele explicar, conmemorativos de sucesos medievales. De esta naturaleza son los de Irun, Hondarribia, Antzuola y Tolosa. Antes del siglo XVII solían consistir en comparsas de moros y cristianos que asistían a la misa de la fiestas precedidos de un rey moro y otro cristiano a los que se llegaba incluso a incensar. Caro Baroja aprecia el carácter burlesco del alarde del campo de Lakua, cerca de Vitoria, y de Laguardia también Álava. En el de Torralba (Navarra) se simula la muerte de un personaje, quizás mítico, denominado "Juan Lobo".

El alarde de Elorrio (Bizkaia) es muy interesante. Constituye un simulacro bélico que se celebra el primer domingo de octubre. Lo hace un grupo armado formado de doce o catorce "errebombillos" precedido de tamborileros y que hace descargas de fusilería con sólo pólvora. Estos "errebombillos" van ataviados con sombreros tricornios, frac, y al cuello grandes corbatones blancos de estilo siglo XVII. Terminan su alarde bailando un aurresku de honor.

El alarde de Irun tiene lugar todos los años el día 30 de junio. Se celebra una romería en la peña de Aldabe, monte San Marcial. conmemorando el triunfo obtenido en 1522 sobre el ejército francotudesco en el que se distinguieron los capitanes Azcue y Ambulodi. También se conmemora un hecho de armas librado por los franceses en 1813 a las órdenes del mariscal Soult contra españoles, ingleses y portugueses. Es un alarde verdaderamente bélico con estandartes, banderas y aun cañones y escopeteros y airosas cantineras ataviadas de boina roja e indumentaria graciosa.

En Tolosa (Gipuzkoa), el día de San Juan, veinticuatro jóvenes danzan del "bordondantza" precedidos de cuatro alabarderos y un pregonero que lleva una espada cubierta de rosas y claveles. Conmemoran la batalla de Beotibar de 1321.

En Antzuola (Gipuzkoa) la fiesta del moro tiene lugar el día 15 de agosto de cada año. Un escuadrón de doce mozos con escopetas y lanzando cohetes, vestidos de dantzaris, irrumpe bélicamente en la plaza de Antzuola. Su capitán va a caballo, trajeado de levita y tricornio. Tras ellos viene un moro ataviado de púrpura, tocado de turbante y montando un pollino. Es un prisionero a juzgar por la cadena que sujeta su cuello. Después de ciertas ceremonias se disparan las escopetas dando así fin a esta conmemoración, según se dice, de la batalla de Valdejunquera ocurrida el año 921.

Gemelas a estas fiestas serían las de Lekeitio y las de Roncal en las que las mozas vencedoras en la batalla de Olast llevaban sus cabezas coronadas de flores. Estos alardes, mitad fiestas, mitad parada militar, carnavaleros algunas veces y con danzas otras, no se explican claramente como puras conmemoraciones de hechos históricos por no coincidir con su área de difusión.Refs.Caro Baroja, Los vascos (413-414, 426); M. de Anguiozar, En el Pirineo Vasco (146-151).

Bernardo ANAUT