Auzoak

ZORROTZA

Astilleros Reales.

A principios del año 1603 según consigna Labayru se comenzó a construir en Zorrotza y en Deusto una escuadra de diez navíos, quedando las obras bajo el mando y dirección del general bilbaino Martín de Bertendona por orden del rey Felipe III, quien escribió a la villa de Bilbao encomendando que se ayudara en lo posible al referido general en la obra. A finales del año 1614 se acordó en una junta del Señorío solicitar del rey y del consejo de guerra que se crease un astillero para navíos de guerra en Zorrotza, debido a la mucha gente de mar que proporcionaba el Señorío a Castilla. Un testimonio del archivo del Consulado de Bilbao en 1684 pertinente al asiento de galeones de Don Juan Salmón, tomados los astilleros de Zorroza, anota que dicho capitán tenía cortados en el menguante de Enero de aquel año de ocho a diez mil árboles "y que son tantos los que le ruegan voluntariamente con tanto que está en fija determinación de no cortar uno a ninguno que tenga ferrería por el daño que conoce se les seguirá". El repetido Salmón había comprado ya en el mes de Marzo del año supradicho por valor de nueve a diez mil doblones de madera, lo mayor en los montazgos próximos a Zorroza. Se pone el precio a dos reales codo, en lo general; anotada una partida de árboles en Leguizamon (Begoña) vendidos a 46 marevedís el codo de ocho onzas de grueso en cuadro. Dirigieron la construcción de navíos en el astillero de Zorroza algunos famosos constructores de aquella centuria. Antonio de Gastañeta (mencionada particularmente la fábrica del galeón "San Salvador", de setenta y cuatro cañones, y los construídos para la Casa de Contratación de Sevilla), Ignacio de Soroa, Martín de Vallecilla, Carlos Salmón, Francisco Díaz Pimienta, Pedro de Busturia y Martín de Jauregui, Esteban de Arrillaga y otros de menor referencia.

16 de Octubre de 1614.

-En la Antigua de Guernica continuó el Regimiento (iniciado el día anterior en Mundaka). Los Síndicos propusieron la necesidad de escribir cartas a S. M. y Consejeros de Guerra y otras personas particulares, en razón de la construcción de barcos, para que se remitan a los astilleros de Zorroza Y respecto a la gente de guerra que salía de este Señorío, por el pasaje largo que se les hacía en las embarcaciones, para las armadas y después cuando volvían de ellas, de lo cual se les recrecía mucho daño, como era notorio y la experiencia lo mostraba, por ser como era en mucho número y más que de ninguna otra provincia. Mandaron se escriban todas las cartas necesarias para Su Majestad y señores de su Consejo de Guerra y otras personas particulares y a los agentes del Señorío a Madrid.

Junta General del 11 y 12 de abril de 1617.

-Diego de Butrón, Procurador general, dijo como era notorio, que el General Martín de Bertendona había fabricado en los astilleros de Zorroza, en los años pasados, ciertos galeones para el servicio del Rey, con los cuales se formó una escuadra de este Señorío y para la dicha fábrica el General Bertendona hizo asiento con S. M. y se le dió cierto empréstito y por haber fallecido, como también porque se derrotó y acabó la escuadra y galeones, no le hay después acá, por cuya causa y ocasión, ni en este Señorío se han hecho más fábricas, ni la crianza de marinería está tan dispuesta y experta como solía y se requiere para el servicio de Su Majestad, y consideradas estas razones y otras muchas y la abundancia y mucha disposición que hay en el Señorío, así de materiales para fabricar; como de gente para navegar; otra escuadra semejante, pues algunas personas del Señorío se querían animar y ofrecían fabricar seis galeones de a trescientas y hasta quinientas toneladas y dos patoches de setenta, para que sirvan a S. M con nombre y título de escuadra de este Señorío de Vizcaya, con calidad que S. M. se sirva hacerle merced de que el General Almirante y Capitanes y demás Ministros y Oficiales sean naturales vizcaínos. Y asimismo a los fabricantes se les haga merced de otro empréstito, como se hizo al General Bertendona y con las mismas calidades y condiciones que con él se asentaron, con lo cual se obligaran de tripulados de gente de mar del Señorío, sin mezcla de ninguna otra provincia ni nación, dándoseles por S. M. las pagas que se acostumbran adelantadas. Y asimismo en esta conformidad, sobre lo mismo, el Contador Sebastián de Oleaga, escribía al Corregidor una carta, que dió al Escribano Juan de Larrauri, y se haga lo que más convenga al servicio de S. M. y bien general, honra y reputación del Señorío, para que siempre haya memoria de lo que en continuación de sus leales servicios y derramamiento de sangre en servicio de la corona de Castilla y de S.M., desea emplearse y hacer demostración con efectivos tan importantísimos. Leída la proposición y la carta en que se hace, ordenaron que los señores Corregidor y Diputados y D. Martín de Avendaño y D. Antonio de Arteaga, juntamente con el Contador Sebastián de Oleaga, se vean con las personas con quienes se entiende ofrecen la dicha fábrica y armar la escuadra. Y tratado y comunicado con ellos y tomando el seguro que se requiere, para ofrecer a S. M. este servicio y siendo cosa que pueda llegar a efecto, lo ordenen y encaminen con reputación de este Señorío, haciendo la instancia que convenga por cartas y orden con la persona de Diego de Butrón, Procurador general, a quien se ordenó y mandó ejecute con grande diligencia y cuidado, lo que asentaren y acordaren cerca de esto los señores Corregidor y Diputados y D. Martín de Avendaño y D. Antonio de Arteaga y el Contador Sebastián de Oleaga.

Se construyó en este lugar, al final del s. XVIII, el tinglado o cordeleria del Rey, obra calificada en 1778 de "correcta y hecha toda costa de cal y canto, que tiene de largo 250 brazas de á seis pies, ó sean dos varas castellanas cada braza; creen que no hay obra igual por su solidez y extensión; tiene dos pisos o dos altos y en cada uno pueden hilar aunque sea cien hombres". Junto a él se hallaba el astillero real, fábrica importante, donde se construían las fragatas y paquebotes correos de S. M. para la Habana y otros lugares de Indias. Situado entre el actual matadero y la Ría, tuvo dos gradas para armar fragatas y correos, así como un tinglado para trenzar jarcias; con dos plantas y 400 m. de longitud, fue el más voluminoso edificio preindustrial de Bizkaia.