El valle de Roncal ha sido caracterizado por un geógrafo como un «típico valle mediterráneo, aunque montañés». Es decir, con un clima y una vegetación muy distintos a los de los valles más occidentales del mismo Pirineo navarro. Yendo de la Aézcoa a él, por Salazar, se pasa hoy del hayedo al pinar, del ganado vacuno, al lanar en predominancia. El clima es más seco cuanto más al E. se va y el sol brilla durante más días del año. Dentro de esta caracterización general, habrá que hacer cierta distinción y aun distinciones entre la parte septentrional, la parte media y la parte meridional de este territorio, que, en realidad, no es un «valle» propiamente dicho. En efecto, el Esca o Ezca, afluente del Aragón, que se considera que aparece como tal en Isaba, al unirse el río de Uztárroz que llega del N.O. y que tiene varios afluentes, con el Belagua y los suyos, va por un cauce o garganta que se abre pocas veces, desde Isaba a Burgui. A él se unen otros cursos de agua. Hoy en día el clima es más seco que en lo que va de siglo. Como la situación del Valle es en pleno Pirineo, las lluvias eran antes más copiosas y frecuentes. En 1927, por ejemplo, en Isaba, en el terreno rocoso de Larra, en el Puerto y en Belagua, llovía más de 1.500 mm.; en el resto de Isaba y Uztárroz, de 1.250 a 1.500 mm., y en el resto del Valle, de l.000 a 1.250 mm. En ese año había en dicha fecha de sesenta a ochenta días despejados; días de lluvia, de cien a ciento cincuenta, y el resto, días de nieve o solamente nublados. El verano, fugaz y delicioso; la primavera, húmeda, pero hermosa en extremo; el otoño, bastante seco, y el invierno, frío y de mucha nieve. En estos días bajaba la temperatura muchos grados bajo cero.