Udalak

UTERGA

Realengo. Uterga fue villa de señorío realengo, por lo que en 1280 pagaba a la Corona una pecha anual de 3 cahíces y 2 robos de trigo y otro tanto de avena y cebada. También el monasterio de Irache tuvo posesiones en Uterga, al menos desde el siglo XII. Al crear Carlos III en 1407 el vizcondado de Muruzábal de Andión para su hermanastro Leonel, las rentas de Uterga fueron adscritas al nuevo vizcondado.

Pleito con Muruzábal. Según refiere Idoate en Rincones..., [t. III, págs. 530-532], en el año 1576 tuvo lugar un curioso pleito entre los de Uterga y los de Muruzábal. En la iglesia de San Salvador de Akitorrain se solían reunir los cofrades, pertenecientes a los pueblos de Uterga, Muruzábal y Lagarda, ocupando un lugar preeminente en la comida los de Muruzábal. Los de Uterga no estaban de acuerdo con esta costumbre y en el citado año ocuparon ellos el mejor lugar antes de la comida, alegando que Akitorrain pertenecía a Uterga. Los de Muruzábal, en vista que no se avenían los utergueses a cederles sus puestos tradicionales, optaron por marcharse sin comer y sin dejar las limosnas que acostumbraban.

Barrio contra barrio. Refiere también Idoate en Rincones..., [t. III, págs. 493-495], que los mozos de Uterga tuvieron una disputa en el año 1602, por querer los del Barrio Bajero tener un juglar para el baile de los festivos y los del Barrio Somero otro. También discutían por el lugar donde había de celebrarse el baile. Hubo incluso amenazas en euskera, resolviéndose finalmente la discusión mediante votación de todos los vecinos.

Diferencias con Etxauri. Idoate [Rincones..., t. III, págs. 553-555], relata que el 25 de abril de 1822 los de Valdilzarbe y los de Valdechauri subieron a la ermita de Nuestra Señora del Perdón para hacer una rogativa, ante la pertinaz sequía reinante. Cuando se iban a despedir para marchar a sus casas, se organizó una fuerte pelea a pedradas entre los de Uterga y los del valle de Etxauri. Según afirmaron los de Etxauri, fueron los de Uterga los provocadores, limitándose ellos a defenderse. No hubo que lamentar más bajas que uno de Uterga, que alcanzado por los de la Cuenca, recibió dos pedradas y un fuerte palo.