Militarrak

Urrutia, Carlos Luis de

Militar. Nació en La Habana (Cuba) en 1730. Murió en Guanabacoa el 30 de diciembre de 1825 a los 65 años de edad. Sobrino de Luis de las Casas e hijo del general vizcaíno José Urrutia.

Ingresó el 3 de julio de 1765 en el regimiento de infantería de La Habana como cadete. Fue enviado a España, donde se le destinó al regimiento de América, en el que hizo su carrera hasta el grado de teniente coronel. En la guerra contra Inglaterra, comenzada en 1779, fue destinado con su regimiento al bloqueo de Gibraltar, donde estuvo dos años, y después a la reconquista de Menorca. En el sitio de Gibraltar, Urrutia inventó y construyó una batería flotante, cuya utilidad fue reconocida por todos, incluido el duque de Crillón, quien lo describió como un gran militar, con talento y de gran ingenio.

Concluida la guerra, Urrutia, por orden real y a cuenta del erario público, viajó por las Cortes europeas, con recomendación especial de los embajadores de España para que en cada país fuese presentado ante el monarca como un oficial distinguido y de gran mérito. Por esta causa llegó a conocer personalmente al emperador de Austria, José II, al rey de Prusia, Federico II y por Catalina II de Rusia. Después pasó a servir a las órdenes del virrey de Nueva España, el general cubano conde de Revillagigedo, ingresando en el regimiento de infantería de México, donde ascendió a coronel. Fue comisionado para la Hacienda y realizó reformas importantes como el establecimiento del libro general de cuenta y razón. En Nueva España fue ascendido a brigadier y se le nombró jefe de milicias.

Al estallar la guerra de independencia en la península, Urrutia realizó un cuantioso donativo y pidió ir a luchar a España como voluntario. Pero en 1809 se le nombró gobernador político y militar de Veracruz e intendente de su provincia, además de subinspector de las tropas de Nueva España (México), cargo del que destinó la mitad del sueldo para la lucha contra Francia. El 26 de abril de 1813 se le ascendió a mariscal de campo y fue designado capitán general de la isla de Santo Domingo. Llegó a la isla a principios de 1812, sucediendo a José Manzano y allí permaneció hasta 1818, cuando fue sucedido por Sebastián Kindelán y Oregón. Al asumir el mando se encontró con una situación muy complicada por la grave crisis económica y la cercanía de la revolucionada Haití. En aquella colonia abandonada por la metrópoli hizo todo lo posible por remediar la miseria de sus habitantes, permitió la entrada a cualquier buque que llevase víveres de primera necesidad, repartió tierras en las que la mitad del producto debía destinarse a la tropa y creó una compañía de campesinos-militares para que cultivasen los artículos más importantes para su sustento. Con estas medidas logró reparar la grave situación de la isla y mantener los empleados públicos. Pero también destacó por su estilo de gobierno despótico, que provocó numerosos motines.

En 1816 fue ascendido a teniente general y al año siguiente nombrado capitán general de Guatemala y presidente de su Audiencia, cargo que tuvo que dejar em 1821 por un ataque de hemiplejia. Ese mismo año Guatemala declaró su independencia y Urrutia fue hecho prisionero y se le pedían 70.000 pesos para salir de Guatemala. Finalmente fue conducido a México junto a su mujer y cuatro hijos para ser juzgado. Pero consiguió evadirse y llegar a La Habana.