Lexikoa

TXEKORGORRI

Becerro rojo. Genio en forma de becerro rojo, que habita en ciertas cavernas del país y figura como tema en algunos mitos de Vasconia. A veces, sin embargo, es una estatua de becerro, como el que se hallaba en la sima de Oquina, según el siguiente relato, un tanto fantástico, que publicó Manuel Díaz de Arcaya en su libro Leyendas alavesas (2.ª Serie, pp. 378 y 379. Zaragoza, 1898): "Al pie de la vertiente sudoeste del alto de Garagarza hay un escondido barranco que limitan al N. el puerto de Erenchun, al E. los altos de Oquina, al O. los montes de Vitoria, y al Sur un boquete que se continúa con el llano cortado a lo lejos por la cordillera de Cantabria, y por cuyo boquete sale al llano, a pagar tributo al Ayuda, el riachuelo que engendra la cuenca hidrográfica de la hondonada. Empotrada en este barranco y como aislada del contacto de los demás pueblos se hallaba ya por entonces, cual hoy se halla, la antigua villa de Oquina, a la que parecen dar guardia tres promontorios, que se alzan al Oriente de ella en el alto de su nombre. De estos promontorios, el que está situado más al N. y como a un tiro de bala de la villa presenta en su cúspide una reducida explanada, en el centro de la cual se abre una oscura boca circular, como de doce metros de diámetro, cuya boca da entrada a una informe, lóbrega y profundísima concavidad de desconocido fondo, llamada la sima de Oquina, en cuyo interior se engendra un sordo, imponente y monótono ruido, y de la cual contábanse ya por entonces fatídicos y misteriosos detalles. Decíase que en los antros de la sima se ocultaba un becerro de oro macizo, de inapreciable valor, y defendido de la codicia de los hombres por una cohorte de seres diabólicos... Y esta creencia estaba tan arraigada en la comarca, que ninguno de sus habitantes se atrevió jamás a acercarse a la sima de crepúsculo a crepúsculo, y no faltaban entre ellos algunos que aseguraban haber visto asomarse a la boca de la cueva monstruos endriagos con sus formas de terribles fieras, sutiles duendes envueltos en blanquísimos mantos, y aun al basajaun que cubierto por su espeso vello y enseñando sus gigantescas y aceradas uñas, visitaba como señor de los bosques a los guardianes del tesoro para saber si éstos cumplían con su cometido". Ver ZEZENGORRI. Becerros rojos vivían en la sima de Ubedi (Ataun), según el siguiente relato del informante Felipe de Aguirre: Imatzene'ko iru anaie, Ostiral-santuz, mendira io ementzien, Ubei'ko saroira been ardiikiñ. Ubei'ko leize-aldeen zebiltzela, leizeti iru txekorgorri irten-da beengana ementzeotortzen. Iru anaieek, izutu-ta, iges Agaotza-goora. Txekorrak atzeti. Iru aatan bat Agaoz'ko Aldatsa izeneko arrateen il ementzan; bigarrena, Erremedio-inguruun. Irugarrena iritxi ementzan etxera; baiña egun gutxiin bizi ueree. (Tres hermanos de Imatzene [Imatzene, caserío del barrio Aitzaarte en Ataun.] subieron al monte por Viernes Santo, a la majada de Ubedi [Ubedi, pastizales y cuenca cerrada al pie del monte Agaoz.] con sus ovejas. Cuando andaban alrededor de la sima de Ubedi, tres becerros rojos, salidos de la sima, venían donde ellos. Los tres hermanos, asustados, huyen hacia el alto de Agaoz [Agaoz, monte situado al S. del barrio Aitzaarte en Ataun.] Los becerros les seguían. Uno de aquellos tres murió en el portillo llamado Aldatsa de Agaoz; el segundo, en el contorno de Erremedio [Erremedio, caserío antiguo balneario de aguas sulfuro-arsenicales del barrio Aitzaarte.] El tercero llegó a su casa; pero también él vivió pocos días. Ref. José Miguel de Barandiarán: Eusko-Folklore, 2.ª serie, n.º 2, 3, 4.