Pintoreak

Soriano Quirós, Luis

Pintor. Nacido en Granada en 1932, fallece el 5 de junio de 2001 en Bilbao.

Discípulo de la Escuela de Bellas Artes y Oficios de Granada, teniendo por maestro a don Joaquín Capulino. El Ayuntamiento de Granada le concedió una Beca en los años 1956 al 1958 para ampliar estudios, los cuales realizó durante dos años en Barcelona viajando además a París. A finales de los años 50 traslada su residencia a Bilbao.

Ha celebrado numerosas exposiciones exposiciones en Barcelona, Bilbao, Santander, Alicante, Bayona, etc. Su obra se encuentra en el museo de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, el Ayuntamiento de Granada, la Caja General de Ahorros de Granada y el museo A. Marsá de Barcelona, además de en numerosas colecciones privadas. De entre sus obras destacan: Procesión en Albarracín Amarillos y grises, Sardineras, Composición en Ondárroa, Lavanderas, Puerto de Motrico, etc.

A. del Castillo (Barcelona, 1958), lo ve así:

"Desecha la superficialidad pronunciándose por una pintura jugosa y rica en la materia. El proceso se precipita a medida que sucede su trabajo como retratista. Gana terreno la luz, se aligeran las masas y a la paleta le salen alas. Por la agilidad creciente, en puntos de máxima elasticidad y en el infantil tratamiento que se adentra en una manera más breve y directa, con logros cromáticos positivos y armonizaciones y mayor fineza, amén de la ineludible consecución del parecido y fijación del carácter de los modelos (...). Singular facilidad acusa en los retratos al carbón, con logros de incuestionable acierto. De ejecución rápida y segura, plasma volúmenes y luces obrando de dentro a fuera, consiguiendo dar vida a unas obras que superan también las reglas, confirmando el afán del artista en pro de la verdad y la naturalidad".

Angel Marsá (Barcelona, 1958):

"Es en el retrato y en las composiciones de figura donde el artista logra su más personal acento, que se caracteriza por un pleno dominio del dibujo y por una paleta de gama rica y brillante. Un objetivismo ceñido y, equidistante, que no excluye la elegancia de dicción y una suave y evocadora resonancia lírica, preside las soluciones conceptuales y técnicas de la pintura de Soriano Quirós, particularmente apta para el retrato, en el que logra siempre una escrupulosa fidelidad a la presencia morfológica y anímica del modelo. Los paisajes militan en la línea de un neoimpresionismo levemente constructivista, de sólida factura y briosa pincelación. El accidente geográfico y la mutabilidad climática y atmosférica son captados con un fraseo narrativo de fresca y jugosa espontaneidad".

Luis de Castresana (Bilbo, 1974):

"Buen captador de paisajes, en los que siempre acierta a matizar la ecología espiritual del ser humano en su marco ambiental, Luis Soriano Quirós demuestra también, por otra parte, su fina penetración psicológica de retratista. Porque cada uno de sus retratos cumple, sí, los tradicionales requisitos del "parecidos' y de la "función social". Pero son algo más, mucho más que meras "fotografías en color". Son pintura; es decir, retratos que cumplen la doble y difícil identidad de ser, a un mismo tiempo, función social y obra de arte".