Udalak

Soraluze-Placencia de las Armas

Cuando Alfonso XI fundó la villa en 1343 la dotó de murallas, pero desgraciadamente nada qued de ellas. Sin embargo, el núcleo urbano estructurado en tres calles principales paralelas en dirección norte-sur con la iglesia de Santa María la Real en su interior, acusan la planificación urbanística medieval, propia de una villa fundada con fines estratégicos al amparo de las vías comerciales. Contaba además con dos arrabales formados extramuros, comunicados con la villa amurallada por varios puentes.

En la plaza se ubica el Ayuntamiento, construido en 1722. Continuando con el esquema de las casas consistoriales barrocas, su fachada se estructura en tres ejes verticales. En la planta baja tiene un pórtico de tres arcos, una amplia balconada en el piso noble y tres vanos en la última planta. La sobriedad que le caracteriza se ve interrumpida únicamente por el escudo de la villa y las sencillas líneas de imposta que separan las plantas, además de la cuidada obra de carpintería artística que podemos admirar en el alero del tejado.

En Soraluze podemos encontrar algunas muestras interesantes de la arquitectura civil blasonadas por sus propietarios. Son edificios sobrios, construidos en mampostería y sillares en los recercos de los vanos, en su mayoría durante los siglos XVII y XVIII. De entre ellos destacan la casa Zupide, también llamada Saloguenekua o Saloguen, cuyo origen se remonta al año 1601. Más vistosa es la casa Arregigaraikua, también llamada Arregia de Yuso o Palacio de Irure, con un arco de grandes dovelas como puerta principal y un ostentoso escudo en el eje central. La casa Jauregi, con su fachada de sillería, fue construida a expensas de la familia Emparan durante la segunda mitad del siglo XVIII.

La arquitectura rural también ofrece algunas muestras interesantes en Soraluze. Así, se pueden citar los caseríos Irure Haundikoa (o Irure Haundi) e Irure Hemendikoa (o Irure Txiki), modestas construcciones populares cercanas a una ermita; el caserío Zabale, que agrega una capilla de Santa Águeda; y las casas Armendia y Espilla, ambas con escudos en sus fachadas.

  • Parroquia de Santa María la Real

La construcción del templo se realizaría en la Edad Media con la fundación de la villa, pero lo que actualmente se observa es obra del siglo XVI, como es habitual en la provincia. La iglesia es un alto edificio de muros rectos y sobrios, animados exteriormente con contrafuertes. Tiene planta de salón, con una única nave de cuatro tramos que se cubren con unas complicadas y decorativas bóvedas de terceletes. Las dos naves laterales se le añadieron en tiempos recientes. La obra original fue trazada en 1532 por Martín de Igarza y se terminó de construir en 1544 bajo la dirección del cantero Pascual de Iturriza. Tuvo algunas ampliaciones y obras durante el siglo XVII y finalmente su recia torre se construyó a partir de 1695 con el diseño de Juan de Aranzeta.

Lo más destacado de este templo es el pórtico de madera trazado por Antonio de Anziondo y ejecutado por Pedro de Aldazabal a partir de 1666, una excelente muestra de las artes vascas de la madera. Toda la obra es de madera de castaño y está decorada con voluminosos florones y elementos decorativos barrocos de raigambre popular. Por ser una obra artística excepcional está declarada Monumento Nacional de Euskadi.

En su interior se encuentra una buena muestra de la retablística neoclásica de Gipuzkoa, como es el retablo mayor, diseñado por el académico Ventura Rodríguez en 1777 y construido por el guipuzcoano Miguel Antonio de Jaúregui. Tiene un alto banco, cuerpo único y ático, todo ello enmarcado por dos paneles y un remate semicircular que ocupa toda la cabecera del templo. Es de estilo neoclásico e impera en él la sobriedad formal, interrumpida exclusivamente por unas pequeñas guirnaldas y unos medallones en el remate. La imagen de la Asunción es de cierta elegancia y preside la calle central, flanqueada por unos relieves hagiográficos. En el ático están la Trinidad y dos ángeles.

El ajuar litúrgico de la parroquia tiene algunas piezas de importancia artística como un cáliz renacentista del siglo XVI, una bandeja realizada en 1756 en Logroño por el platero Juan José Álvarez Bajo profusamente decorado con rocallas y un cesto de frutas, y un relicario de plata del tercer cuarto del siglo XVIII labrado en algún taller de Roma.

  • Ermitas

La religiosidad popular de Soraluze propició la construcción de varias ermitas en su jurisdicción, algunas de ellas desaparecidas ya, como es el caso de las ermitas de San Salvador y María Magdalena. Sin embargo, otras pequeñas edificaciones de mampostería y hechura sencilla son aún mantenidas vivas y en pie por sus habitantes. Tienen techumbres y coros de madera, buenas muestras de carpintería. Una de las que mejor vida ostentan es la ermita de Nuestra Señora de Ezozia, que además es de amplias proporciones. Conserva en su interior varios retablos e imágenes de carácter popular que representan a San Miguel y San Antonio de Padua entre otros. La titular es una Virgen con el Niño erguida, de estilo gótico y esculpida en madera en el siglo XV. Tiene esta ermita una peculiar pila de agua bendita. En el mismo barrio se encuentra la ermita de San Roque o de Santa Cruz, que conserva unas tallas renacentistas.

La ermita de San Esteban de Irure cuenta con algunos vanos de arco apuntado, lo que indicaría su antigüedad. La pequeña ermita de Santa Águeda se encuentra al lado del caserío Zabale y tiene una interesante talla del siglo XVI de la titular en su pequeño retablo. Otra ermita está dedicada a los santos calagurritanos San Emeterio y San Celedonio, aunque comparten la advocación con San Marcial. Su mayor valor reside en que guarda un buen retablo del escultor francés Pierres Picart realizado en 1547. En él se pueden venerar las elegantes tallas de los dos mártires portando sus cabezas.

La ermita de San Andrés fue construida en el siglo XVI y su retablo es obra del escultor romanista Jerónimo de Larrea, quien lo hizo en 1610. Aquí se venera la imagen de San Isidro labrador y se encuentra también el púlpito de la parroquia. Finalmente, la devoción popular hizo levantar en 1957 una ermita dedicada a San Ignacio de Loiola en el barrio Txurruka.

  • ARRÁZOLA ECHEVERRÍA, Mª Asunción. Renacimiento en Guipúzcoa. Tomo I: arquitectura. Donostia: Departamento de Cultura, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1988.
  • ASTIAZARÁIN ACHABAL, Mª Isabel. Gipuzkoako erretablistika. III. Francisco de Azurmendi. Donostia: Gipuzkoako Foru Aldundia, 2009.
  • Guía Histórico Monumental de Gipuzkoa. Donostia: Diputación Foral de Gipuzkoa, 1992.
  • KORTADI, Edorta (et al.). Andra Maria. Erdi Aroko eta Errenazimenduko 40 irudi Gipuzkoan = 40 imágenes de la Edad Media y del Renacimiento en Gipuzkoa [catálogo]. Donostia-San Sebastián: Donostiako Elizbarrutiko Museoa = Museo Diocesano de San Sebastián, 2004.
  • MIGUÉLIZ VALCARLOS, Ignacio. Zilargintza Gipuzkoan. XV.-XVIII. mendeak = El arte de la platería en Gipuzkoa. Siglos XV-XVIII. Donostia-San Sebastián: Gipuzkoako Foru Aldundia, Kultura eta Euskara Departamentua = Diputación Foral de Gipuzkoa, Departamento de Cultura y Euskera, 2008.

AEM 2011