Kulturalak

Sociedad Filarmónica de Bilbao (1997ko bertsioa)

A la Filarmónica la precedieron dos Sociedades de cuya existencia se sabe lo que sigue: en 1817 el precoz compositor Juan Crisóstomo de Arriaga, que contaba once años de edad, compuso el octeto Nada y mucho que dedicó al culto aficionado José Luis Torres; éste, en la parte de violín primero escribió una letrina, quizá con el deseo de convertirla en una especie de aria acompañada con lo que, como se ha escrito, "nada gana la obra... Pero tiene la importancia de revelar la existencia de la primera Sociedad Filarmónica", pues dice: "¡Filarmónica Sociedadsi dísteis con los conciertos a este joven felicidad, vuestros efectos son ciertos!". Al año siguiente, Arriaga concibió otra producción: Obertura número uno, dedicada a la Academia Filarmónica de Bilbao, que proporciona el indicio del funcionamiento de aquella primera Sociedad, ya que en la portada escribió la ingenua décima que copiamos: "De Orfeo la Sociedadarmonía me inspiró y melodía sembró dulzuras en tierna edad, hoy brota su amenidad. Y aunque lleno de rubor, grato ofrece mi candor a la gran Filarmonía una nueva Sinfonía, obra aún de mi temor". La segunda Sociedad se albergó en los salones de la famosa Pastelería: sus concurrentes igual organizaban una misa cantada, un baile galante, que una corrida de toros. Entre ellos surgió la idea de fundar una Sociedad con local propio para lo que eligieron una junta que presidió el organista y compositor Nicolás Ledesma y de la que fue secretario Manuel María de Gortázar, padre de don Ignacio de Gortázar, Conde de Superunda, luego también presidente. Encontraron domicilio, se inscribieron ciento treinta socios y se formó una orquesta de unos cuarenta músicos que dirigida por el violinista y compositor Manuel Barrera, actuó en el primer concierto; se escuchó un Himno de inauguración, compuesto por el nombrado Barcera, y éste tuvo lugar el 22 de febrero de 1852. Esta segunda entidad existió cuatro años; en buena parte se debió su desaparición a que en las sesiones únicamente intervenían profesores locales (no había muchos, Bilbao contaba entonces con diecisiete mil habitantes), y se agudizó la penuria al contraer matrimonio el violinista Enrique Aldana -figura musical superior a todas- con la pianista bilbaína Fátima Olabarría y marchar la pareja a La Habana, en busca de horizontes artísticos más amplios. La buena música tuvo que cobijarse de nuevo en los "Salones", en los del Instituto Vizcaíno, en los de la Sociedad Bilbaína e incluso en el popular "Kurding Club", donde emplearon una sala desocupada que denominaron "El Cuartito"; en él actuó Guridi como niño prodigio, tocando el piano y dando a conocer sus primeras composiciones. Era base de las sesiones de aquella época el Cuarteto de cuerda que integraban Lope y Cleto Alaña, violines, Federico Olivares, viola, y Eusebio García, violoncello. Para la interpretación de Tríos, Cuartetos con piano y Quintetos, prestaba su colaboración el pianista Unceta. En 1893 la Sociedad Bilbaína deparó la ocasión de escuchar a algunos concertistas notables de fuera de la capital de Vizcaya, entre ellos Pablo Casals, que contando quince años. llamó la atención por sus excepcionales facultades y talento musical. De los conciertos de la Bilbaína nació la actual Filarmónica, el 29 de febrero de 1896. En su primera Junta figuraron, entre otros, Emiliano de Arriaga, Lope Alaña, Juan Carlos de Gortázar, Javier Arisqueta... Empezaron las sesiones, una de las primeras a cargo del Cuarteto formado por Crickboom, Rocabruna, Gálvez y Casals, al que siguieron Francisco Planté, Enrique Granados, Raoul Pugno, Harold Baüer, Jackes Thibaud, Leo de Silka... Se constituyó la "Orquesta de la Sociedad de Conciertos de Bilbao"; la Sociedad Filarmónica no sólo se dedicó a organizar veladas musicales, sino que ayudó a la formación de la Academia Vizcaína de Música en la que cursaron sus estudios los que han sido famosos compositores, concertistas, directores y los excelentes profesores que hicieron viable la creación de las agrupaciones instrumentales que ha tenido y tiene Bilbao. Desde 1904 la entidad que nos ocupa cuenta con edificio propio. En 1946 cumplió la Sociedad sus bodas de oro. Además de las más importantes agrupaciones musicales del mundo (Cuartetos Amadeus, Capet, del Mozarteum, Orquestas de Berlín, Paul Kuentz, del Sarre, Dresde, Viena, I Musicci... ), han actuado en la Sociedad Filarmónica artistas de la talla de Salvatore Accardo, Geza Anda, J. Achúcarro, Ataúlfo Argenta, J. Arámbarri, W. Azkenazy, A. Baciero, Teresa Berganza, Karl Boehm, Montserrat Caballé, Pau Casals, Aldo Ciccolini, Georg Enesco, Manuel de Falla, Enrique Granados, Jesús Guridi, W. Horovitz, Wanda Landowska, Alicia de Larrocha, Francis Planté, Maurice Ravel, Arthur Rubinstein, Eduardo Toldrá, Joaquín Turina, Alexis Weissenberg, Narciso Yepes, Nicanor Zabaleta, Miguel Zanetti o Pinkas Zukermann, entre otros muchos.