Monastegiak

SANTA MARÍA LA REAL DE NÁJERA

Fundación legendaria. Consignada por Yanguas:

"Don García de Nájera, donde frecuentemente residía, salió un día a cazar, y habiendo levantado una perdiz, soltó el azor sobre ella. Sintiendo la perdiz el ave enemiga, atravesó con vuelo rápido el río Najerilla, y se metió por mucho boscaje que en la orilla occidental había en aquel sitio, donde se ve ahora el Real Monasterio de Santa María, que entonces estaba todo desierto y cubierto de malezas. El azor, dando alcance, siguió el mismo vuelo. Y el rey don García que le observó con el cebo de la caza, esguazó con el caballo el río: y abriendo con la espada la espesura, y explorando el sitio montaraz, descubrió la boca de una cueva ignorada: y desmontando del caballo, se entró en ella. Halló allí una imagen de la Bienaventurada Virgen María con el Niño Dios en los brazos, que lo escondido del sitio decía haberse encerrado allí por la piedad de algunos cristianos fugitivos, que en los antiguos tiempos la quisieron rescatar de los ultrajes de los moros paganos: divisando asimismo en el pequeño y tosco altar una jarra, de las que, por ser de tierra, llamaban terreñas ó terrazas, coronada de azucenas: y al par de ellas una pequeña campana de bronce. Lo que más le admiró fue el ver a los pies de la Sagrada Imagen el azor y la perdiz en buena paz y como si fueran aves amigas. Atónito el Rey del suceso, adoró con grande reverencia la imagen. Y tomando el hallazgo por buen agüero de los pensamientos, que revolvía de la guerra contra los moros, determinó ennoblecer aquel sitio a honor de la Virgen Soberana, y con tanto calor de devoción, que apenas dejó cosa sagrada de los Santuarios de su reino, que no intentase mover, como se verá, para que sirviese a la magnificencia del templo y monasterio que mandó luego labrar allí, desmontando y abriendo a hierro el sitio montaraz y peñascoso. La grandeza de la obra ideada pedía mucho tiempo: y la devoción, en especial en los príncipes, hechos a ejecutar muy a prisa sus deseos, no permitía se dilatase alguna demostración de veneración y del gozo religioso del Rey. Y así instituyó luego una orden de caballería, la más antigua que se descubre en España: la cual por la divisa de la jarra con las azucenas, se llamó de la Terraza, haciendo labrar muchos collares de oro y plata con esa insignia, que tomó y dio a los Infantes sus hijos y a los grandes y señores más principales de su reino. Consagróla a la Bienaventurada Virgen María con la advocación de su Anunciación. Y señaló el día 25 de marzo, dedicado a su celebridad, para festejarla en él con grande solemnidad y asistencia de todos los que honró con aquella divisa. Y también los sábados acudía el Rey, cuando allí asistía, con los demás admitidos a aquella orden, y toda la corte a la santa cueva para celebrar con loores, y cánticos la Sagrada Imagen: hoy día en Nájera la loable costumbre de venerarla aquellos días con solemnidad, que sino iguala, avisa por lo menos la magnificencia con que se hacía. "A fines de este año tuvo D. García por huéspedes suyos en Nájera a sus hermanos los reyes D. Fernando y D. Ramiro, y es muy creíble les dio también aquella insignia, y que de este principio se comenzó a propagar por los reinos de España la costumbre frecuente de grabar en las Iglesias Catedrales la insignia del angel, saludando a la Virgen con la jarra al lado de los lirios o azucenas, aunque sean diversas las advocaciones con que están consagradas. La campana hallada se conserva por memoria en la torre de aquel templo de Santa María, y es un medio esquilón tosco, con inscripción latina en letras como lombardas, de que solo se sacan ya estas palabras traducidas: Mente santa y expontánea: honor á Dios y libertad á la Patria: pero bastantes para que pudiese interpretar D. García se le respondía a sus pensamientos, y que la empresa que revolvía, sería de mucha honra de Dios y libertad de la patria".

Bernardo ESTORNÉS LASA