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SALAMANCA

Plateresco y Barroco. La relación de los vascos con Salamanca tiene desde la Edad Media dos vertientes, la universitaria y la artística. Desde el punto de vista artístico la presencia vasca se hace notable desde el s. XVI con nombres de la talla de Juan de Alava y Pedro de Ibarra, continuando en los ss. XVII y XVIII con la afluencia de canteros y arquitectos, que han dejado no sólo huellas en su arte, sino algunas toponímicas como las curiosas de las localidades de Arabayona de Mógica y la abulense de Mingorría. En la época del máximo esplendor del arte salmantino correspondiente a la irrupción del renacimiento y plateresco, destaca la figura del alavés Juan de Ybarra Pérez de Albéniz, llamado Juan de Alava (Cigoitia, 1480-Salamanca, 1537). Es autor de la galería baja del claustro y portada del colegio de Fonseca (1521), así como de la capilla, realizada en 1529 con Diego de Siloé. Desde 1524 hasta su muerte dirige la fábrica del convento dominico de San Esteban, siendo suya la portada, obra cumbre del plateresco. Entre 1510 y 1520 construye la «Casa de las Muertes»; en 1530 realiza la fachada de la casa del camarero Maldonado. Trabaja asimismo en la Universidad, donde realizó en 1509 la desaparecida biblioteca, en el convento de San Leonardo de Alba de Tormes y en la Catedral Nueva, donde sustituye en 1531 a Juan Gil de Hontañón en la dirección de las obras. Su hijo Pedro de Ybarra realizó la mayor parte de su obra en Extremadura (m. en Alcántara en 1570). En Salamanca terminó el colegio Fonseca, construyó en 1539 con Miguel y Pedro de Aguirre, el palacio de Monterrey, sobre trazas de Rodrigo Gil de Hontañón y, en 1540 y con los mismos artistas, la capilla del antiguo hospital de la Trinidad. En el mismo s. XVI descuella Miguel de Isturizaga, autor en 1556 de la reedificación de Santa María de los Caballeros (sobre planos de Domingo de Lasarte) y, en 1561, la iglesia del convento de La Vega. Ya de lleno en el Barroco podemos citar a Pedro de Gamboa (retablo mayor de Santa Clara, con Joaquín de Churriguera, 1702); Pedro de Salazar, autor del convento del Carmen de Arriba; Juan de Múgica que trabajó en la Catedral nueva y Pedro de Echevarría, autor del gran órgano moderno de la catedral (1745). Reseñamos por último al más importante artista del barroco en Salamanca, el vizcaíno Juan de Sagarbínaga. Autor de la sacristía mayor de la catedral, así como la gran cúpula (1763), la reedificación del Colegio de Anaya, el convento de La Caridad de Ciudad Rodrigo, la iglesia de San Blas de la capital (1772) y el convento de la Casa Baja de El Mallo.