Pintor de finales del siglo XIX. Nacido en Bilbao (Bizkaia) el 28 de marzo de 1881, falleció en Madrid, el 3 de junio de 1953.
Perteneciente a la familia de origen bohemio de los Rochelt, llegada al Bilbao industrioso del siglo XVIII, Juan José fue uno de los miembros que se destacaron por su condición de artistas en el seno de esta familia. Rochelt realizó diferentes exposiciones de entre las que destaca la realizada en el último año del salón Delclaux (más tarde sala Delsa), en 1941. De entre sus obras destacan: Ultimo rayo, Contraluz en Algorta, El Abra por la mañana, Bilbo con nieve, Hondarribia, Plentzia, Punta Galea, etc. También se deben a él los dibujos que ilustran el libro de Óscar Rochelt El Alcalde de Tangora, Bilbao, 1906.
José Francés, (enero de 1942), lo ve así:
"... Paisajes de Hondarribia, Plentzia, Algorta, Miranda, Barcelona, Ronda, Jerez. Y en ello acaso lo de menos es el título que les localiza, sino la limpidez cromática, la gracia luminística que les iguala, hasta el punto de no importar el sitio donde fueron pintados -aun reconociendo la veracidad geográfica y ambiental-, sino la complacencia del modo y sentimiento de esta pintura. (...), en efecto, Rochelt ahora, como Regoyos antes, supo aprovechar las diversas renovaciones, sustituciones técnicas más bien, del impresionismo y del neoimpresionismo, para alcanzar la serenidad cantarina, la diafanidad tonal de sus paisajes vistos a una luz única. De Regoyos heredará la deleitosa juvenilia factural de obtener las formas por vibraciones y contrastes de los tonos; el abandono de la perspectiva teórica por la perspectiva natural, en una lógica consecuencia de salir al aire libre, fuera del enrarecido ambiente y limitado espacio del estudio, con su académica y rancia luz del norte".
Joaquín Ciervo, (Radio, Badalona, 1942):
"Pintor moderno, su arte no se ciñe a regla alguna y únicamente procura tomar de la verdad una alegría especial que se contagia merced a sumarse en sus cuadros color y ritmos. (...), no le han sido indiferentes los colores puros del autor de "Un domingo en la Grand-Patte", acaso la descomposición de la luz en las pinturas de Signac le ha interesado y las diafanidades de Regoyos merezcan sus simpatías. Tales orientaciones técnicas pueden haber contribuido a una formación pictórica de este interesantísimo artista".
José Prados López, (Radio España, 1944):
"pudiéramos admirar una tendencia moderna, inteligente, con una atrevida visión de las cosas, con un concepto desenvuelto del color y con un estilo gallardo de afanes inéditos, de expresión sana y capacitada. (...) Rochelt capta con seguridad estimable el aire que vibra alrededor de los colores y aún dentro de ellos y los supera y los palía según esté en Andalucía o en Castilla, en el Norte o en Levante. En cada cuadro hay la luz justa y el sol justo y los verdes necesarios en intensidad o en desmayo. Hasta se nota en el ambiente de cada cuadro la tragedia o la fortuna de la idiosincrasia de la raza que la vive, como una expresión de la emoción que en el artista produjo la contemplación del natural. Muy enamorado de Francia, converge en sus pinceles ese regusto de nuestros vecinos por los temas costumbristas y urbanos, en que la colaboración impresionista de las figuras es un alarde de gracia y de alma y de acompañamiento eufórico en el conjunto".