Marinelak

Recalde Larrinaga, Juan Martínez de

Célebre marino vizcaíno, de ascendencia guipuzcoana, nacido en Bilbao y muerto en La Coruña en octubre de 1588.

Habilidoso hombre de mar y de grandes dotes de organización, tuvo a su mando la escuadra de Vizcaya, compuesta por guipuzcoanos y vizcaínos, con la que participó en numerosas empresas y actos de servicio. Destacaremos aquí sus servicios de escolta a las flotas procedentes de Indias; el que en 1572 prestó a Juan de la Cerda, duque de Medinacelli, en el viaje que realizó a los Países Bajos para relevar en el puesto de gobernador al duque de Alba; su participación en la flota que, al mando de Álvaro de Bazán, marqués de Santa Cruz, acudió a las islas Terceras para reducirlas bajo la autoridad de Felipe II (1582). Al término de esta operación, fue comisionado por el monarca para mandar una escuadra de ocho naos y cuatro pataches, con el objeto de reconocer las costas de Irlanda y reforzar a los católicos descontentos con tropas de desembarco.

Participó activamente en los preparativos de la campaña de la Armada Invencible, siendo almirante de ella y cargando con la dirección marinera de la misma. La inepcia del duque de Medinasidonia, al desoir los consejos de un hombre de mar de la altura de Recalde, condujo a la catástrofe de la magnífica armada, en la que quedó aniquilado de un golpe gran parte del poderío mercantil vascongado. En medio de estos reveses, la escuadra de Vizcaya, que mandaba personalmente Recalde, hizo prodigios de valor, y tras un viaje lleno de peripecias pudo llegar, aunque maltrecha, al puerto de La Coruña. Recalde no acertó a sobrevivir a los recuerdos de tan funesta campaña y murió en la capital gallega poco después de su arribada.

La fama de Recalde excede a la de un simple y aguerrido marino, pues consta que fue un gran técnico en materia de construcción naval, habiendo él personalmente supervisado la construcción de varios navíos en los astilleros de Vizcaya, Guipúzcoa y Cuatro Villas de la Mar. A este respecto se le debe un Informe sobre la fábrica de naos en las costas de Vizcaya, Guipúzcoa y Cuatro Villas el año de 1581, que obra en la Colección Fernández de Navarrete, tomo XXIII, número 76. Además, una Relación de las medidas que han de tener los mástiles y vergas para los galeones de la armada de su mando, que data de 1584 y se halla en la Colección Sans, de Simancas, artículo 4.°, números 748 y 749. Recalde fue caballero de la Orden de Santiago.

Labayru en Historia General del Señorío de Vizcaya, IV, pp. 493-495, transcribe una carta de Martínez de Recalde al duque de Medinasidonia, de 21 de mayo de 1581, que resulta del mayor interés como índice de la labor de desgaste de la marina mercantil vasca, que iba cumpliendo la política imperialista de los Augsburgos españoles:

"Entre otras muchas razones que en la Costa de Vizcaya tienen para no se fabricar (las naos), ni continuar la Mar, son el ver, que quando se sirve S. M. de sus Naves, y personas, no se les paga sino tres o quatro meses adelantados, y después de dar orden en el fenescimiento de la quenta, gastan la mitad de lo que han de haver, y han de dar otra buena parte para quando se libra casi el resto para cobrar... La misma quexa, y mayor tienen de que en todas las ocasiones, que se ofrezen de flotas de Indias en que pareze ha havido y hay algún aprovechamiento, nunca Su Magestad, ni su Real Consejo de Indias ha echado mano de hombre della, siendo las Naos suyas, y los que las navegan, sino de hombres de dentro de Castilla, que de muchos años a esta parte no se ha visto otra cosa, y con haverse entendido, que han sacado mucho interés, no se hallará haver hecho un barco ninguno de ellos, sino comprar tierras y juros.."

En las páginas 514 y siguientes de la misma obra, puede encontrarse la carta que con fecha de 4 de julio de 1584 escribió a Felipe II sobre el desempeño de sus funciones al frente de una armada de galeones y, en fin, en las páginas 519 y siguientes, las proclamas de su matrimonio con doña Isabel de Idiáquez e Idiáquez, natural de Tolosa (Gipuzkoa). Una casa perteneciente a ésta, en la calle Correo de la villa guipuzcoana, conservó hasta el siglo XIX el nombre de Almirantenea.