Udalak

ORREAGA / RONCESVALLES

Vestigios de fortalezas militares construidas en las guerras de principios del s. XIX en Ortzanzurieta y Girizu. Del primitivo monasterio y hospital dependiente de San Salvador de Leire no quedan más que algunos muros exteriores. Existía ya en 1007, figurando en los documentos como «Capilla de Carlomagno», y ya hacía dos siglos que funcionaba como monasterio y hospital de peregrinos. El hábito de la cruz verde mitrada que distingue a los canónigos regulares de San Agustín de Orreaga-Roncesvalles, según la leyenda, procede del emblema de la Orden que el propio Carlo-Magno creó aquí. v. IBAÑETA. Real Colegiata de Santa María. El edificio actual, levantado al borde del camino medieval a Compostela, vino a sustituir, en el s. XIII, a la primitiva iglesia románica que se construyó en tiempos del obispo de Pamplona Sancho de Larrosa (1122-1142) a instancias de Alfonso I el Batallador. El templo se comenzó hacia 1209, siendo consagrado en el 1219. En el momento de la muerte de don Sancho las obras estarían casi terminadas a falta de algunos detalles de ornamentación en la fachada. El nuevo rey Teobaldo I (1234-1253), tomó bajo su protección a la Colegiata y decidió, en contra de la opinión del obispo de Pamplona Pedro Remírez de Piedrola (1230-1238), trasladar allí el cuerpo de su antecesor, a cuyas expensas había sido realizada -para ser enterrado junto con su esposa Clemencia, hija de Raimundo IV de Tolosa- una sepultura. La obra llevada a cabo por los arquitectos de Sancho el Fuerte y concluida con sus sucesores que incorporaron un claustro gótico, sala capitular y otras dependencias, se vio parcialmente destruida a lo largo del tiempo. En 1445 un grave incendio causó grandes destrozos en la iglesia, en 1600 el peso de la nieve acumulada en su cubierta provocó el hundimiento del claustro, situado en el lado meridional y a nivel inferior al del templo, lo que obligó a su sustitución por uno nuevo, levantado de 1615 a 1623 por Juan de Arraneguy y Oyarsun. Contemporáneamente (c. 1620-22) se iniciaron otras obras en la iglesia para acomodarla al gusto de la época, enmascarando su estructura y modificando el mobiliario en el que se incluyó el mausoleo real, situado delante del altar mayor. En 1622 se procedió a deshacer el sepulcro gótico de Sancho el Fuerte, enterrándose la estatua yacente del rey y perdiéndose definitivamente la imagen de doña Clemencia que era de madera. En su lugar se realizaron dos bultos orantes de los reyes, vestidos a la usanza de la corte de Felipe III, que fueron colocados a la izquierda del presbiterio. Aún hubo nuevas reformas a fines del s. XVIII (1792) hasta concluir con las obras de restauración, emprendidas entre los años 1940 y 1945. Realizada en piedra caliza de Burguete, posee tres naves, de diferente altura, y cripta bajo la capilla mayor. La nave central desemboca en la capilla mayor que es poligonal de cinco lados perforados con otras tantas ventanas apuntadas, mientras las naves laterales terminan en testero recto con ventanas dobles igualmente góticas. El sistema de cubierta es con bóvedas sexpartitas en la nave mayor, con crucería simple en las laterales (excepto el tramo inmediato en cada nave a la cabecera en la que el plemento que apoya sobre el testero se divide en dos por un nervio medio) y de nervios que parten de los ángulos del polígono con clave común al tramo que le precede en la capilla mayor. Capiteles que muestran flora generalizada dispuesta en dos filas de hojas grandes y planas cuyo extremo superior se enrolla en forma de voluta. En el lado de la epístola, una puerta abierta en el segundo tramo de la nave conduce a través de unas gradas al claustro, situado a nivel inferior al de la iglesia. En el lado del evangelio, otras puertas conducen, a través de sendas escaleras, al triforio situado encima, y a la cripta ubicada bajo el presbiterio. La primitiva puerta mayor, de acceso a la iglesia desde el exterior, se abre en el centro del muro de los pies. Tiene forma de arco apuntado, con arquivoltas, y tímpano con dintel y parteluz central, decorado con un relieve (s. XX) de la Virgen con el Niño acompañada por ángeles orantes. Sobre la puerta hay un gran rosetón, muy reconstruido, cuyas vidrieras polícromas (s. XX) aluden a la labor protectora de Nuestra Señora de Roncesvalles en el Reino de Navarra. La maciza torre cuadrada (s. XIV) con carácter militar, situada en el primer tramo de la nave del evangelio, aún conserva sus primitivos matacanes en el último cuerpo. Según Torres Balbás, un edificio exótico, obra de un arquitecto formado en la construcción de los templos rurales que por entonces se levantaban en la Isla de Francia. Su relativa pequeñez fue causa de que se construyera en pocos años, sin interrupción, por lo que tiene unidad, de la que casi todas las iglesias contemporáneas carecen. «Es, sin duda, la de Roncesvalles, la iglesia más puramente francesa de la Península y una de las primeras en las que se estrenaron del lado de acá de los Pirineos nuevas formas de arte gótico como son las bóvedas sexpartidas, el triforio, los pilares cilíndricos para separación de las naves y los arbotantes». En su interior destaca la imagen de la Virgen titular bajo un baldaquino de plata, hecho (s. XX) a imitación del ejemplar gótico (1.° s. XIV) de la catedral de Gerona, por el artista barcelonés Suñer. Santa María de Roncesvalles (90 cm. de altura) es una talla en madera forrada de plata con adornos dorados, salvo las manos y la cara, de procedencia francesa, según se puede reconstruir en la mutilada inscripción que aparece en la parte inferior de la imagen: «...fecit fieri Thole (Toulouse) ad honorem Beatam Mariam Virginem»... Es probable que fueran los mismos canónigos de Roncesvalles, cuyo hospital tenía importantes posesiones en el Languedoc, quienes decidieran encargar la realización de una nueva imagen en sustitución de la primitiva, románica, de tiempos del obispo Sancho de Larrosa, que estaría muy deteriorada. Y esto habría tenido lugar a comienzos del s. XIV, tal como se deduce del estilo de la obra. Se trata de una escultura sedente, de rasgos muy humanizados, situada sobre una banqueta decorada con relieves que tiene una pequeña puerta en su parte posterior lo que le confiere carácter de Virgen-tabernáculo. Organo romántico, construido por Roqués de Zaragoza en 1914 y completado por A. Amezúa en 1945. En el claustro, reedificado en el s. XVII en sustitución del primitivo gótico, desaparecido, es importante la antigua sala capitular, edificada en la segunda mitad del s. XIV a imitación de la capilla Barbazana situada en el claustro de la catedral de Pamplona. Conocida como capilla de San Agustín o capilla Preciosa, tiene planta cuadrada y se cubre con bóveda de crucería estrellada con claves labradas lo mismo que las ménsulas de donde arrancan los nervios que sostienen la plementeria. Restaurada a comienzos del presente siglo en ella se rinde culto a la memoria del rey Sancho el Fuerte. Así en su capilla mayor, de reducidas dimensiones, abierta en su muro oriental, se guardan dos mazas de guerra del monarca navarro junto con dos fragmentos de las cadenas que rodeaban la tienda del rey moro Miramamolín en la histórica contienda. Destaca la cubierta del sepulcro del rey Sancho, situado en el centro de la sala, parte del primitivo monumento funerario gótico realizado en tiempos de Teobaldo I. En julio de 19l2, con ocasión del aniversario de la Batalla de las Navas de Tolosa, tuvo lugar la traslación de los restos de Sancho el Fuerte y de su esposa al nuevo sepulcro, para el que se aprovechó la magnífica imagen yacente del monarca, hecha en piedra, que había sido recuperada después de haber permanecido enterrada desde 1622 a 1890. La estatua del rey, revestida con los atributos de su cargo, sorprende por sus dimensiones (2,25 m. de larga) y su gran naturalismo, siendo actualmente un ejemplar único en Navarra al haber desaparecido aquellas obras similares en carácter, estilo y cronología, de las que conocemos su existencia a través de la documentación escrita. El Museo de la Colegiata consta de una sola sala rectangular con dos niveles distintos. En ella se exponen obras de escultura, pintura, orfebrería, libros y otros objetos. La escultura se reparte en las paredes y pilastras. Del retablo que hicieron para la Colegiata Gaspar Ramos y Victorian de Echenagusia, a comienzos del s. XVII, pueden verse la talla de la Asunción, las de San Miguel y un ángel y dos relieves. De la parroquia de Azparren, tres tallas marianas, una medieval y dos renacentistas, además de una de San Miguel, del s. XVI. Otra talla mariana del s. XIV y, de la parroquia de Urniza, una Inmaculada barroca del s. XVII. En pintura sobre tabla hay que destacar dos obras importantes del s. XVI: la Sagrada Familia, de Luis de Morales, y el tríptico de la Pasión, del círculo de El Bosco. Se exponen además, seis lienzos barrocos de los s. XVII y XVIII. La orfebrería, expuesta en vitrinas en el centro de la mitad derecha de la sala, ofrece piezas desde el s. XIII al XX, algunas muy notables. Cabe destacar las siguientes: Evangeliario sobre el que juraban los Reyes antiguos de Navarra. Se trata de una joya románica en su concepción, pero presentando los caracteres de la orfebrería del arte transicional. Está formado por dos placas de plata dorada, de 25 por 19 cm., con un lomo de 8 cm. Un marco de volutas con piedras preciosas, rodea un Cristo en Cruz, rodeada ésta a su vez de pedrería, que esta vez tiene sus elementos ovales, a diferencia de los cuadrados de la primera orla. En su otra cara, un borde de pedrería cuadrada, en el que se inserta un rombo de pedrería oval. Cristo en Majestad en el centro, y rodeándolo, un Tetramorfos de gran estilización. En la escena de la Cruz no aparece la Virgen ni San Juan y en cambio, sobre dos medallones, a la derecha hay una dama con velo sobre la luna (representación medieval de la Luna), y en el otro, muy estropeado, debería hallarse una representación del sol. Se sabe que data de principios del s. XIII, cuando bajo el reinado de Sancho el Fuerte o de Teobaldo I fue importante la afluencia de artistas franceses a la Corte. El relicario llamado «ajedrez de Carlomagno», de plata, oro y esmaltes, gótico del s. XIV, con punzón de Montpellier. Una arqueta de plata dorada de filigrana, gótico-mudéjar, del final del s. XIII. Otra arqueta de plata del s. XVII con medallones románicos y góticos dorados. El copón-ostensorio, de plata dorada con elementos de los s. XVI, XVII y XX. La esmeralda llamada «de Miramamolín», incorporada al escudo de Navarra, La Virgen con Niño, guarecida de plata, del s. XIV. El relicario de las Espinas, con cruz de altar plateresca. La Cruz procesional de Francisco de Navarra, también plateresca. Varias coronas de la Virgen de los s. XVIII y XX. Además se exponen algún báculo, cálices, crismeras, relicarios, cofres, jarras, collares, etc. En vitrinas también, libros raros, cruces, camafeos, anillos, monedas y otros objetos. Capilla de Sancti Spiritus. Es el edificio más antiguo de los que se conservan. Realizada en el s. XII en estilo románico, sobre la roca en que, según la leyenda, Roldán habría hendido su célebre espada Durandal después de la derrota, fue su primera función la de servir de enterramiento o carnario de los peregrinos que fallecían en el hospital. Es de planta cuadrada, dotada de cripta cubierta con cañón sobre el que se alza una pequeña capilla cubierta con bóveda sobre arcos diagonales que se coronaba con una cruz. A comienzos del s. XVII le fue añadido un pórtico, de arcos de medio punto, cuyos muros recibieron pinturas de la célebre batalla hoy desaparecidas. Capilla de Santiago o de los Peregrinos. Construida al lado de la Capilla de Sancti Spiritus, en estilo gótico, de gran sencillez y armonía. Tiene una nave rectangular, dividida en dos tramos cubiertos con bóveda de crucería simple. Su puerta de acceso, abierta en el muro de los pies, presenta un arco apuntado con arquivoltas que apean en columnas cuyos capiteles poseen decoración de tipo vegetal. En el tímpano hay un crismón labrado en bajorrelieve. El hastial culmina en una espadaña en la que se colocó la célebre campana procedente de San Salvador de Ibañeta. Se construiría en el s. XIII avanzado, después de la iglesia de Santa María. Cruz de Roldán. Situada primitivamente en la «landa» de Roncesvalles, donde según la crítica moderna se dieron las batallas del s. VIII, tradicionalmente localizadas en los barrancos de Luzaide-Valcarlos. De fines del s. XIV, el monumento fue parcialmente destruido durante la Guerra de la Convención (1794); trasladada al patio de la colegiata. Cruz de los Peregrinos. Crucero en piedra datable a finales del s. XIV y principios del XV, atribuida a un monje local. Junto a una inscripción hoy ilegible, se conservan las figuras de la Virgen junto a otras, tradicionalmente identificadas con Sancho el Fuerte y su mujer. Dominando la antigua calzada romana que iba de Burdeos a Astorga, señalada en el itinerario de Antonino y próximo al Sumus Pirenaeus (Ibañeta), se halla situada la torre de Urkulu (en término de Orbaitzeta) sobre un espolón rocoso, a pocos metros de la línea fronteriza. Torre de planta circular formada por una corona tronco-cónica de 19,50 m. de diámetro exterior en la base. Actualmente tiene una altura de 3,50 m., calculándose que pudo llegar a unos 5,50 m. de altura en el momento de su construcción. Este monumento ha sido interpretado a veces como el basamento de una gigantesca cruz conmemorativa levantada por Carlomagno, es decir, una presunta Crux Caroli. Aunque no pueda excluirse que esta torre fuera reutilizada en época medieval, el tipo constructivo de hiladas de grandes sillares horizontales ajustados en seco hacen suponer una datación anterior: Torre-trofeo romana de principios del s. I erigida para conmemorar la pacificación del norte de Hispania. Recientes excavaciones, junio de 1990, parecen confirmar esto último al haberse hallado en las proximidades un themenos (altar de consagración) con restos de tierra quemada, posible incineración de vísceras animales, en el interior de un recinto de 20 x 20 m. El nombre de Urkulu podría relacionarse con la leyenda que presenta a Hércules pasando los Pirineos, o como una deformación de la voz latina circulum o de Turrium Caroli. [Ref. Lacarra Ducay, M. C.: Navarra (VV.AA.), Pamplona, 1986).