Udalak

OREXA

La iglesia parroquial de Santa Cruz es una sencilla construcción de forma irregular. La fábrica no es homogénea, puesto que las intervenciones se sucederían a lo largo del tiempo. Así, dispone de dos pórticos, un sencillo acceso y torre de planta cuadrada. Entre las distintas intervenciones acometidas por la parroquia podemos reseñar una de ámbito menor, ya que afecta a la casa rectoral, y que tiene lugar a principios del siglo XVIII. En 1711 Juan Antonio San Juan, veedor de obras de cantería del obispado de Pamplona, realiza una inspección motivada por el desacuerdo existente entre el alcalde y Regimiento sobre la edificación de una pared maestra de la casa rectoral, llegando ambas partes a un acuerdo. El hecho de que las partes reseñadas no se manifestaran a favor de esa intervención se debía al hecho de que la iglesia se hallaba muy necesitada de objetos de culto, motivo que viene a ilustrar claramente la modestia de la iglesia a la cual acabamos de referirnos.

En el interior de la parroquia conviene destacar, lógicamente, el retablo mayor, realización de principios del siglo XVII que se debe al maestro Juan de Basayaz. A su muerte, su esposa nombraría a Martín de Larrea para examinar lo aquí efectuado, tasando lo hecho en 3.620 reales y medio. La labor escultórica del maestro señalado es de transición entre las formas romanistas y barrocas, si bien predominan aún las primeras. No se trata, por lo que a su producción toca, de un autor destacable, tal y como volvemos a constatar en su intervención en esta localidad. Si bien en los bultos redondos se aprecia una mayor evolución, en los relieves es claramente perceptible el peso de sus raíces formativas, imponiéndose, por tanto, en ellos, los principios romanistas. Claro ejemplo de ello nos lo proporciona la escena de la Ultima Cena, relieve situado, como es norma, en el banco del mueble. Independientemente de las limitaciones propias del autor, pese al afán de dotar de mayor expresividad a sus personajes, éstos resultan poco afortunados, imponiéndose, en definitiva, la impresión de conjunto al estudio del detalle. Imágenes como la de San Pedro, sin embargo, nos permiten apreciar un ligero dinamismo en los ropajes del apóstol, si bien la inexpresividad y ausencia de un verdadero naturalismo resultan evidentes. Por otro lado, y pese a que la escena del Descendimiento existente en la puerta del sagrario ha sido ligada al nombre de Anchieta, es esta una opción que debe ser desterrada. Pese a que el estudio anatómico de Cristo resulta algo más correcto que lo que en otros relieves del conjunto podemos apreciar, sería una realización debida igualmente al propio Basayaz, siendo de nuevo perceptibles las limitaciones a las cuales anteriormente hacíamos mención. Partícipe, por tanto, de un momento de particular interés, y a tenor de lo realizado aquí, es perceptible la dificultad que para el autor supondría una puesta al día en sus desarrollos formales. No extraña, por tanto, que fuera un autor de segunda fila y con un mercado laboral ciertamente limitado, concentrado como se halla en un ámbito muy particular, al tiempo que reducido, consecuencia no sólo de las limitaciones del autor, también de la especialización que en la época es posible apreciar en este tipo de zonas.

La casa consistorial, por su parte, posee un acusado carácter rural, si bien ello no resulta óbice para que muestra la configuración habitual para este tipo de construcciones. Así, este edificio del siglo XIX cuenta con un soportal en su planta baja, situándose dos plantas sobre él. La más destacada es la primera de ellas, la planta noble, subrayándose su mayor importancia por medio del material empleado también, circunstancia que viene a acrecentar su trascendencia. Con todo, el habitual balcón es aquí muy sencillo, disponiéndose en una de las esquinas de su lado principal. Precisamente frente a este edificio encontramos el Homenaje a Orixe, figura sedente con un libro, sin que falte la firma del escritor Nicolás Ormaechea, a quien se conoció con el nombre señalado. Es una realización de 1988 que tiene, lógicamente, como objeto ensalzar la figura del aludido personaje.

En las proximidades de las dos construcciones que acabamos de señalar se sitúan una serie de caseríos, entre los cuales se destacan los de Ormaetxe Garai, Erretore Etxea, Seroetxe e Iriarte, lugar de nacimiento del anteriormente señalado Orixe.

Fuera ya del ámbito tratado hasta el momento, y que recibe el nombre de Errebote, encontramos la entidad de Intxaurpe. Los caseríos reseñables en esta zona son Matxinea, Gogortzanea, Lartea, Mikelenea y Altziturrieta. Aquí hallamos la ermita de San Marcos, considerada primitiva parroquia del lugar. Por lo que a Eibarrene se refiere, aquí sobresalen los caseríos Malkorre, Iruibarren, Txuine Zaharra y Txuine Berri, además de la borda de Berrote y el horno de Arane.

Bibliografía:
  • Arrázola Echeverría, María Asunción: Renacimiento en Guipúzcoa. II, Escultura, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1988 (1ª ed., 1968), pp. 239, 273-274 y 285.
  • Azanza López, José Javier: "La actividad del veedor de obras de cantería en los arciprestazgos de la diócesis de Pamplona (siglos XVII y XVIII)", en Revisión del Arte Barroco, Ondare nº 19, 2000, 288 p.
  • Barañano, Cosme de (director): 50 años de escultura pública en el País Vasco, Bilbao, Universidad del País Vasco, 2000, 220 pp.
  • Isasa, Pedro; Linazasoro, Iñaki: Gipuzkoako Udaletxeen Marrazkiak = Dibujos de las Casas Consistoriales de Gipuzkoa, Donostia, Kutxa, 1995, pp. 156-157.
  • Peña Santiago, Luis Pedro: Las ermitas de Guipúzcoa, Navarra, Txertoa, 1975, pp. 217-218.
  • Urteaga Artigas, María Mercedes: Guía histórico monumental de Gipuzkoa, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1992, 246 pp.
    Ignacio CENDOYA ECHANIZ
    Profesor de la U.P.V.-Euskal Herriko Unibertsitatea