Las tropas de Alonso Vega, que habían partido de Vitoria/Gasteiz el día 20 de agosto de 1936, tenían la misión de penetrar en Gipuzkoa por el puerto de Arlaban, para confluir con las tropas que debían avanzar por el centro de la provincia. Milicianos de Oñati, por su parte, ocuparon la localidad alavesa de Araia, donde mantuvieron un tiroteo en el que resultó muerto el secretario de Acción Popular de la localidad y fueron puestos en libertad 35 presos retenidos en el citado municipio alavés. Esta fue la única acción ofensiva de los republicanos de Oñati que, ante la carencia de municiones, se vieron obligados a abandonar las posiciones que defendían. Tropas procedentes de Bergara y de la zona de Arlaban -concretamente de Leintz Gatzaga/Salinas de Léniz- avanzan sobre Oñati ocupando la villa el 21 de septiembre de 1936 (Cfr. Barruso, 1996). A partir de ese momento da comienzo el Franquismo en Oñati que, en sus primeros años se va a caracterizar por la dura represión sufrida por el municipio y por el desarrollo de la llamada "democracia orgánica", dos de los aspectos fundamentales de los que nos vamos a ocupar en estas páginas sobre Oñati.
La situación política en Oñati
Pese a que la represión ejercida por el Franquismo contra sus supuestos opositores perduró durante todo el período de vigencia del Régimen, la que aparece directamente ligada a la Guerra Civil se desarrolló, fundamentalmente, entre 1936 y 1945. Es en estos años cuando se promulgan las principales disposiciones legislativas para reprimir a los "desafectos" y eliminar toda posibilidad de disidencia. Leyes como la de Responsabilidades Políticas y de Represión de la Masonería y el Comunismo protagonizarán en gran medida la represión franquista. Pero no serán estas leyes las únicas, los decretos de incautación de bienes, los procesos de depuración laboral y la aplicación de la justicia militar condicionarán en gran manera la vida de la Oñati como veremos a continuación.
Pero, para entender correctamente la repercusión de los procesos represivos en la villa es necesario retrotraerse a la II República, a la que hacen referencia toda la normativa represora del Franquismo. Oñati en el período republicano es un municipio con un comportamiento electoral claramente conservador. En los comicios municipales de 1931 el consistorio fue formado por una amplia mayoría nacionalista (10 concejales) y por cuatro tradicionalistas, no obteniendo representación la izquierda. En las elecciones legislativas de la II República la victoria correspondió a la Coalición de Defensora del Estatuto de Estella -formada por tradicionalistas y nacionalistas ( excepto A.N.V.) - en 1931 al P.N.V. en las de 1933, por escaso margen sobre los tradicionalistas, y a éstos en 1936. La izquierda obtuvo su mejor resultado en 1931, donde logró un 10% de los votos. Como se ve, estamos ante un comportamiento electoral claramente conservador, con un reparto de votos casi equitativo entre nacionalistas y tradicionalistas (Cfr. Rodríguez Ranz, 1994).
En lo que se refiere a las fuerzas políticas en Oñati durante la República la implantación de las mismas es escasa. Según Rodríguez Ranz tan solo nacionalistas y carlistas cuentan con una presencia organizada en la villa. La Comunión Tradicionalista en Guipúzcoa, tras la proclamación de la República y la fusión entre las dos ramas del carlismo -la jaimista y la mellista llevada a cabo tras la muerte de D. Jaime ocurrida en octubre de 1931- conoció un importante desarrollo en el transcurso del cual se revitalizó el -en palabras de Rodríguez Ranz- "agónico" Círculo Tradicionalista de Oñate. Desconocemos en gran medida el desarrollo de las organizaciones satélite del Tradicionalismo -Juventud Tradicionalista, Margaritas, Agrupación Escolar Tradicionalista y Agrupación Deportiva Tradicionalista- pero es de suponer que al menos existiera una mínima estructura organizada de las dos primeras, las más extendidas por Gipuzkoa. La otra presencia organizativa destacada en Oñati corresponde al P.N.V que cuenta con presencia en Oñati al menos desde 1908. Durante la II República, además de la Junta Municipal del P.N.V., existía en la villa una presencia organizada Eusko Gastexu Batza (Federación de Niños Vascos), Emakume Abertzale Batza (Federación de Mujeres Patriotas), Mendigoixales (Montañeros Vascos) y Solidaridad de Trabajadores Vascos, organizaciones que se integran en la llamada "civilización nacionalista" (Cfr. Tápiz, 2001).
El resto de las opciones políticas se reduce a una presencia testimonial. El nacionalismo vasco cuenta con la presencia de A.N.V., pero a la vista de sus resultados electorales (0, 23% en 1933, únicos comicios en los que concurre de manera individual), su presencia debe ser poco menos que testimonial (Cfr. Granja, 1986 y Rodríguez Ranz, 1994). La presencia de la izquierda tampoco podemos decir que logre un mayor desarrollo. Únicamente se puede documentar la presencia organizada de Izquierda Republicana no contando con presencia el resto de las organizaciones de izquierda. En el plano sindical tampoco la izquierda obtiene una mayor pujanza. Tan solo la U.G.T está presente en Oñati en 1931 y en 1933 se crea una nueva sección del sindicato. El resto de organizaciones sindicales carece de representación en el municipio.
Durante la Guerra Civil, la represión republicana no es especialmente intensa. Sí es cierto que son detenidos, como ya hemos mencionado, varios vecinos de la localidad -dos de los cuales serán asesinados en Bilbao- y cuatro guardias civiles del puesto de Oñati son procesados por el Tribunal Popular de Euzkadi, si bien tres son absueltos y uno -que se encontraba en rebeldía- condenado a cadena perpetua en noviembre de 1936 (A.G.G.C., T.P.E., Caja 1).
La represión militar en Oñati
Cuando se aborda la cuestión de la represión, la primera referencia que se hace es, siempre, a la aplicación de la justicia militar. Esta es quizás la parte más llamativa de la represión de guerra y posguerra, pero -como veremos- no la única ni la más importante desde el punto de vista numérico. Evidentemente es la más grave de cuantas jurisdicciones pone en marcha el Franquismo en tanto en cuanto puede acarrear la muerte del procesado o una larga condena de cárcel.
Los datos de que disponemos, sobre el caso de la represión militar en Gipuzkoa en general y en Oñati en particular, no son completos pero vamos avanzando cada vez más en su conocimiento. Según los datos de que disponemos al menos treinta vecinos de Oñati pasaron por un consejo de guerra. De éstos al menos ocho fueron condenados a muerte siendo fusilados cinco de ellos. Según las fuentes del Instituto Bidasoa al menos otros dos vecinos de Oñati fueron fusilados a la entrada de las tropas -uno de ellos un ferroviario de 78 años- lo que colocaría el número de ejecutados en el municipio en siete. Entre los condenados a muerte se encuentran Genaro Arregui y Basilio Galarza, condenados a muerte y propuestos para un canje de prisioneros al final de la Guerra Civil. El primero de ellos fue comisario de un batallón nacionalista y el segundo médico, aunque desconocemos si formó parte de los batallones nacionalistas.
El resto de los procesados por la Justicia Militar son condenados a penas que oscilan entre uno y veinte años de prisión. Analizando un poco más detalladamente los procesados por las autoridades militares observaremos que la edad media de los mismos es 20 años, siendo el grupo más castigado el que se sitúa entre los 21 y los 30 años, no superando ningún procesado, exceptuando el mencionado anteriormente, los cuarenta años, lo cual demuestra que la represión, en este caso, se centra en hombres jóvenes que probablemente hayan formado parte de las tropas republicanas, como prueba el que cinco de ellos se encuentren encarcelados en El Dueso, tras producirse la rendición de los batallones nacionalistas en Santoña.
No conocemos la filiación política de gran parte de los procesados pero, en los casos que conocemos ésta, podemos apreciar un reparto equitativo entre nacionalistas y personas de la izquierda. Entre los nacionalistas encontramos a dos afiliados al P.N.V. y uno a S.T.V. Por su parte la izquierda está representada por tres republicanos y dos socialistas. Los republicanos son, sin embargo, la opción política más castigada ya que los tres representantes de la misma son fusilados, dos de ellos a la entrada de las tropas. Por su parte, entre los nacionalistas tan solo podemos constatar la ejecución de un procesado, perteneciente a S.T.V. Completa la nómina de fusilados cuya filiación podemos identificar un militante socialista que es ejecutado en 1938.
En lo que se refiere a la extracción social de los procesados se puede mencionar que casi el 50% de los mismos proviene del sector secundario, especialmente de la construcción. Es de destacar la presencia de dos médicos y un maestro. Este último caso puede tratarse de Ángel Iturmendi, que ejercía en Mondragón y que fue procesado por los sucesos de octubre de 1934. Varios maestros de Mondragón (cfr. Mondragón en el Primer Franquismo (1936-1957) fueron acusados posteriormente de haber tomado parte en un banquete de homenaje al citado maestro cuando en 1936 fue puesto en libertad tras ganar el Frente Popular las elecciones. Iturmendi, aunque éste es un dato que todavía esta pendiente de confirmar, parece que fue fusilado en Gijón en 1938, lo cual constituiría el único caso de un maestro que, ejerciendo en Gipuzkoa, fue fusilado como consecuencia de la Guerra Civil, sí pudiéndose constatar la muerte de tres maestros guipuzcoanos durante la contienda, dos de ellos tras incorporarse a las filas del ejército franquista.
Dentro del cuerpo de maestros destaca, como única mujer además entre los vecinos oñatiarras procesados, Edurne Galarza Zulueta, hija del Dr. Galarza, que ejercía de maestra en Murgia (Alava) y fue acusada de ser la instigadora de la detención del duque de Sotomayor (Martinez de Irujo). Se le acusó también, entre otras cosas, de haber estado "afiliada a la Sociedad de Emakumes, entidad femenina afecta al Partido nacionalista vasco, desempeñando las funciones de maestra de las Pospoliñas". Se le condena al pago de una multa y dos años de prisión menor en el colegio San José. Tal y como consta en documentación oficial, se le impone "como sanción la suspensión de empleo y sueldo por dos años, siéndole de abono el tiempo que lleva suspendido, traslado forzoso fuera de las provincias vascongadas y limítrofes con prohibición de solicitar vacantes en cinco años e inhabilitación para el ejercicio de cargos directivos y de confianza en Instituciones Culturales y de Enseñanza". La joven fue cesada en su empleo el 30 de septiembre de 1936 y no volvería a ejercer como maestra hasta el 8 de abril de 1940. Sería en la escuela de Fuente el Olmo de Fuendidueña (Segovia).