Kontzejuak

OLAZ-SUBIZA

Urbanismo y construcciones civiles

Se levanta en una amplia zona llana, pero desde la que se domina bien el valle que se extiende delante. El caserío se dispone muy disperso, con algunos embrionarios alineamientos que no llegan a conformar calles propiamente dichas. Junto a unas pocas casas antiguas están proliferando, en los últimos años, una serie de edificios de nueva factura, espoleados por la proximidad de la capital pamplonesa, que han traído modelos de edificación nuevos y en algún caso algo extemporáneos.

Frente a la iglesia, cerrando la amplia plaza ajardinada, se alinean algunas casas. Una de ellas es un inmueble de sabor dieciochesco, con planta cuadrangular irregular y dos alturas más ático, bajo tejado a dos aguas con limas. Los muros van enlucidos, con cadenas de sillar en zócalo bajo, esquinas y enmarques de los vanos. En la planta baja se abren dos ventanitas y una puerta recta moderna, así como el acceso propiamente dicho, que remata con arco de medio punto. Por encima se abren cinco ventanas rectas con antepechos labrados, y en el ático otros tantos tragaluces. A continuación hay una casa que parece aprovechar materiales antiguos, pero en la que los enmarques son nuevos, y se ha incorporado un imaginativo pero algo estridente enlucido rojizo. Sobre la puerta se ha reaprovechado una placa con la fecha de 1791. Siguen dos casas de menores pretensiones y sabor popular.

Hacia el lado opuesto del casco urbano hay casas muy remozadas, que en algún caso parecen proceder de las restauraciones de edificios tradicionales, pero con agresivas intervenciones que han desfigurado su aspecto originario. Hay también edificaciones levantadas ex novo. Se puede ver también una fuente medieval de origen románico, con columnitas con capiteles y cimacios labrados e interior cubierto con una bóveda de horno.

Ermitas

Pérez Ollo menciona la ermita de San Miguel, situada en un alto, en tierras de Olaz y en dirección a Biurrun. Se cita en el año 1799, momento en el que se encontraba en buen estado de conservación, por lo que el obispo visitador se limitaba a ordenar el profiláctico blanqueo de sus muros. Fue restaurada en "auzolan" hace algunos años. Consta de una planta rectangular muy sencilla, con una nave dividida en dos tramos y cabecera recta. Los muros van enlucidos al exterior y al interior, y la iluminación procede de una ventana recta abierta en la cabecera, por el lado de la Epístola. El acceso se abre en el muro hastial, y es adintelada simple. Se cubre con una techumbre a dos aguas sobre estructura de madera. En el interior puede encontrarse una talla de San Miguel, interpretada en un estilo barroco muy popular.

Parroquia de la Natividad de Nuestra Señora

La iglesia tiene un origen medieval, época de la que han quedado algunos vestigios, aunque la fábrica fue remodelada en el siglo XVI. La planta consta de una única nave, dividida en tres tramos de longitud desigual, y rematada por testero recto. Dos capillas poco profundas se abren a ambos lados del tercer tramo, de forma simétrica, para formar un transepto embrionario. El acceso se sitúa, de manera un tanto inusual en este tipo de templos, a los pies de la fábrica, y va protegido por un pórtico, mientras que la sacristía es una estancia de planta rectangular, adosada a la cabecera por el lado del Evangelio.

Los muros van en sillares bien escuadrados y aparejados, acusando un diferente tamaño en la obra original, en la que tiende más bien al sillarejo. La iluminación del interior viene dada por una ventana con arco de medio punto en la cabecera, por el lado del Evangelio, y otra recta y moderna abierta en el muro de los pies. En el mismo ámbito se levanta un coro alto, que ocupa el primer tramo de la nave, y que se abre mediante arco de embocadura de medio punto.

La fábrica recibe un variado grupo de sistemas de cubrición. El primer tramo de la nave, correspondiente a la etapa medieval, presenta sin embargo hoy en día un simple cielo raso, procedente sin duda de una intervención moderna. El segundo tramo recibe una bóveda de crucería sexpartita, mientras que crucero y cabecera lucen bóvedas de crucería con tracerías mixtilíneas. Las claves llevan labradas cabecitas de ángeles, mientras que los nervios apean en ménsulas, que trasladan los empujes hacia los muros de carga. Las capillas laterales, procedentes de la intervención del siglo XVI, llevan sendos tramos de bóveda de cañón apuntado. El sotocoro lleva bóveda de terceletes, propia del siglo XVI como las anteriores, mientras que la sacristía se cubre con un cielo raso.

Al exterior, la torre se levanta sobre el primer tramo de la nave, y consta de un fuste corto y macizo, que a la altura del cuerpo de campanas lleva varias molduras decorativas, además de los huecos para alojamiento de las campanas. Lleva adosado por el lado septentrional la caja prismática de una escalera, y a los pies del conjunto se levanta el pórtico antes citado. Es moderno, de piedra enlucida, y se abre mediante dos arcos de medio punto que apean en un pilar central. La puerta propiamente dicha es un arco de medio punto decorado con cajeamientos que recorren la rosca y las jambas del acceso, y que llevan grandes puntas de diamante de sabor manierista Puede datarse también como de fines del XVI o incluso principios de la siguiente centuria.

Al interior, el presbiterio va presidido por un retablo de estilo rococó, datable como de la segunda mitad del siglo XVIII. Su traza es ochavada, para adaptarse al nicho de la cabecera en el que se ubica. Consta de banco, un cuerpo de tres calles, y remate en forma de cascarón con tres paños. Se organiza mediante columnas de orden corintio, y lleva abundante decoración de rocalla. Preside este retablo una talla de bulto de la Virgen con el Niño, gótica y reaprovechada por tanto, datable como del siglo XIV, de gran tamaño y que sigue el modelo de la de Orreaga, aunque para M.C. Lacarra refleja corrientes estilísticas procedentes de Francia. Ocupa una hornacina avenerada. Los rostros son ovalados y de rasgos grandes, y los ropajes acusan cierta tendencia a la simplicidad y a la simetría. En las calles laterales y sobre peanas, admiramos dos tallas de estilo rococó, representando a María y a San Juan Evangelista, reaprovechadas al parecer de otro retablo, en cuyo Calvario se encontrarían. También es de la época el sagrario.

En el lado del Evangelio y en la capilla lateral cuelga un Crucificado barroco, ejecutado en el siglo XVII, algo tosco y de escasa calidad artística, mientras que en el lado opuesto encontramos una pila bautismal muy sencilla, con un corto fuste cilíndrico y copa semiesférica. En el bajo coro encontramos una talla de la Virgen María, en mal estado de conservación, del siglo XVI pero muy restaurada en el siglo XVIII. Hay también una talla de María con el Niño, de estilo barroco popular.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)