La iglesia parroquial de San Juan Bautista fue ampliada en el siglo XVI, toda vez que la primitiva fábrica se encontraba en estado precario. En 1589 Miguel de Miranda iniciaría las obras, interrumpidas seis años más tarde y retomadas por Martín de Abaria y Juan de Arrese en 1603. La finalización de las obras de produciría en 1634, momento en el cual se colocó el tejado. Posteriormente se erigiría la torre, erigida para el año 1690. Con posterioridad, hacia 1720, se realizarían las bóvedas. El retablo mayor fue diseñado por Miguel de Irazusta, erigiéndolo entre 1746 y 1747 Juan Bautista de Jáuregui. Ignacio de Ibarrechea e Ignacio de Ibero realizaron el examen de la obra. El dorado se retrasaría hasta 1818, correspondiendo esa labor a Luis de Foncueva. El mueble consta de banco, cuerpo principal y ático semicircular. El tracista tuvo que amoldarse a las características de la cabecera, razón por la cual no hace uso aquí del modelo más característico del mismo. La escultura es de modesta entidad, sobresaliendo si acaso la efigie del titular. El retablo del Santísimo Rosario fue ejecutado por Mateo de Aspiazu al menos para 1722. Provisto de banco, único cuerpo y remate semicircular, presenta columnas salomónicas también en el remate. La imagen que lo preside es más tardía. El retablo de Nuestra Señora del Rosario fue diseñado por Francisco de Azurmendi y ejecutado entre 1761 y 1763 por Antonio de Nazábal. Realización de carácter netamente rococó. En el remate se dispone un lienzo de Santo Domingo recibiendo el rosario, realización de no excesiva calidad. La casa consistorial es una modesta construcción del siglo XIX, provisto de un zaguán de dos arcos.
Las ermitas de Santa Luzia y Santa Cruz son también realizaciones de escasa entidad. En el último de los edificios citados sobresale la bóveda de madera, elemento más relevante del conjunto. La casa solar de Otsoategi es una realización de cierta entidad. El resto de caseríos, sin embargo, son construcciones sencillas. Así, pueden citarse los caseríos Estensoro, Urkiola Erdi, Etxeberritxu, Bengoetxe Txiki, Bemgoetxe Handi, Etxesagaberri, Miraballes y Sagastillume.
Bibliografía:Astiazarain Achabal, María Isabel: Gipuzkoako erretablistika, II. Miguel de Irazusta, Donostia, Diputación Foral de Gipuzkoa, 1997, pp. 174-181. Cendoya Echániz, Ignacio: El retablo barroco en el Goierri, Donostia, Kutxa, 1992, pp. 234-235, 260-261, 335-340 y 402-405. Isasa, Pedro; Linazasoro, Iñaki: Gipuzkoako Udaletxeen Marrazkiak = Dibujos de las Casas Consistoriales de Gipuzkoa, Donostia, Kutxa, 1995, pp. 148-149. Urteaga Artigas, María Mercedes: Guía histórico monumental de Gipuzkoa, Donostia, Diputación Foral de Guipúzcoa, 1992, pp. 230-231.
Ignacio CENDOYA ECHANIZ Profesor de la U.P.V.-Euskal Herriko Unibertsitatea
Las ermitas de Santa Luzia y Santa Cruz son también realizaciones de escasa entidad. En el último de los edificios citados sobresale la bóveda de madera, elemento más relevante del conjunto. La casa solar de Otsoategi es una realización de cierta entidad. El resto de caseríos, sin embargo, son construcciones sencillas. Así, pueden citarse los caseríos Estensoro, Urkiola Erdi, Etxeberritxu, Bengoetxe Txiki, Bemgoetxe Handi, Etxesagaberri, Miraballes y Sagastillume.
Bibliografía:
Ignacio CENDOYA ECHANIZ Profesor de la U.P.V.-Euskal Herriko Unibertsitatea