Al llegar a Ochagavía, la carretera procedente de Pamplona gira bruscamente a la derecha para cruzar un puente moderno, punto en el que se encuentra un crucero de estilo plateresco y obra del siglo XVI. Consta de un estereóbato compuesto por tres escalones, fuste estriado y cruz griega que apoya en un capitel ricamente decorado. El capitel presenta las Arma Cristi y las efigies de los Cuatro Evangelistas en los ángulos. En la cruz figuran Cristo y la Virgen María, y los brazos terminan en remates avolutados.
Después de cruzar el puente y a mano izquierda nos encontramos con el núcleo conocido como Iribarren. Ocupa el primer tramo de las casas orientadas hacia el río, así como varias callecitas, estrechas pero bien estructuradas, que se abren perpendicularmente y en ligero ascenso. La primera casa, con una disposición en "L", muestra tres alturas y aspecto muy remozado, aunque mantiene el tratamiento mural habitual, con un enlucido que salva las esquinas y los enmarques de los vanos, y un acceso rematado por arco rebajado que luce en la clave la fecha de 1788. Otro de los caserones que mira al río es un bloque de planta cuadrada y tres alturas, coronado por un vistoso tejado de teja plana, a cuatro vertientes y con "rellanos" que suavizan el ángulo de inclinación en la parte baja, próxima al alero. El primer nivel muestra sillería trabajada a hueso, pero el resto va enlucido y con cadenas de sillar en enmarques y esquinas. Los vanos, tres por nivel, son rectos, a excepción de la puerta, que es un arco rebajado. Lleva balcones en el piso noble y en el eje central de la fachada. Otra casa, llamada Fortiño, muestra similar diseño, pero con un concepto más palaciano, puesto que la totalidad de la fachada va en buena sillería, aplicada sin argamasa y con formato tendente al cuadrado. Tiene igualmente tres alturas y tejado puntiagudo dotado de rellanos. El acceso es un arco de medio punto de buen tamaño, con dovelas de policromía alterna, y con la rosca exterior y la línea del salmer resaltadas mediante molduras. En la clave luce la fecha de 1768. Esta puerta va flanqueada por sendas pilastras cajeadas, que llevan basa sobre plinto y rematan con pirámides y bolas del tipo escurialense. En alto luce un escudo rococó, con las armas del valle, es decir el lobo pasante con un cordero en las fauces. Se alinean con estas casas otras de menor formato pero no carentes de elegancia. Una de ellas presenta tres alturas y balcón corrido en el piso noble. La puerta juega con la policromía de las dovelas, y la fachada va presidida por un escudo rococó que muestra las armas del valle de Salazar.
Las casas que conforman las belenas transversales son en general de menor formato, con dos o tres alturas y diseños diferenciados, aunque casi siempre se repite el tratamiento mural más habitual, ya reseñado, y los vanos son rectos, cubriéndose casi siempre con tejado a dos aguas. En cuanto a las puertas, se repite varias veces el modelo conformado por arco rebajado, en uno de las cuales leemos la fecha de 1872. Una casa de mayores pretensiones va con puerta de medio punto, abierta en un paño de sillería de forma piramidal, que enlaza con la ventana superior, dotada de antepecho. Las dovelas arrancan de sendas molduras clasicistas, y encima de la clave hay una placa con la fecha de 1886. Se trata de un modelo de portada coincidente en diseño y datación con las casas ejecutadas en Jaurrieta tras el incendio de 1880. Una placita, conformada por edificios similares, muestra una casa con arco de medio punto que confirma una datación aproximada: 1874.
El barrio Labaria, colindante con el anteriormente descrito, ocupa un amplio frente junto al río, y abarca también las calles que circundan la iglesia. Consecuentemente, tiene un carácter algo más desordenado y arracimado, lo cual denota falta de planificación y, probablemente, una mayor antigüedad. En la parte baja encontramos una casita de carácter urbano, similar a otras ya descritas, con un frente estrecho y alto, distribuido en tres alturas y con balcones. El tratamiento mural es el habitual, dejando todo el primer piso en sillería de buena factura, y con un arco de medio punto que repite el esquema antes descrito para la casa de 1768, con molduras en el salmer y con pilastras flanqueantes. En este caso la clave luce la fecha de 1782, denotando probablemente el trabajo de un mismo taller local de cantería. A continuación sigue un edificio palaciano de mayores pretensiones, conformado por un bloque cúbico de gran desarrollo, con tres alturas y tejado proyectado con doble alero. Los muros van enlucidos y con cadenas de sillar, salvo la planta baja, que presenta sillería dispuesta a hueso. Los huecos son amplios y de similares proporciones, con ventanas en la planta baja y balcones en el resto. Los sillares de enmarque van resaltados y rematan con arcos rebajados. Una placa metálica sujeta a la fachada luce la inscripción: "ALA/ MEMORIA/ DE MI HERMANO/ FRANCISCO/ LEON LIRIA/ 25 DE JULIO/ DE 1896".
Enfrente de este palacio y dando la espalda al pretil del río hay una monumental fuente de piedra, realizada en buena sillería y estilo neoclásico, con larguísima aska para abrevar, rematada con contrafuertes en los extremos, y pilar central dotado de frontón moldurado, que remata con bolas y jarrones de bronce. Una inscripción similar a la del edificio frontero reza: "LEON LIRIA/ A SUS PASIANOS/ 25 de julio de 1891".
Desde este frente inferior, el barrio Labaria se distribuye en una ladera que asciende hacia la iglesia, situada en un punto elevado. Se distinguen bien tres belenas transversales, bastante bien estructuradas, comunicadas a su vez por vías y callejones ortogonales mucho menos definidos. En la calle que asciende hacia el Ayuntamiento y hacia la iglesia encontramos varias casas que introducen un nuevo tipo de vivienda urbana, probablemente un tipo más antiguo que los hasta ahora descritos. Se trata de edificios de desarrollo horizontal y dos alturas, cuyos extremos se diferencias mediante contrafuertes salientes, que invaden la calle y que tienen por objeto hacer las veces de cortafuegos. Puede que surgieran de la experiencia vivida en los pueblos de esta zona de la frontera. El primero de ellos aprovecha los cortafuegos para apear los empujes de una balconada que cruza la fachada, mientras que un segundo edificio de similares características, llamado casa Asa, luce una hermosa fachada de sillería dispuesta a hueso. Los vanos son rectos, y el acceso es un medio punto. Enfrente, en cambio, casa Bartolo repite el modelo dieciochesco de arco rebajado que hemos reseñado en el barrio Labaria y en las casas que miran hacia el río, en este caso con fecha de 1796. Otro edificio neoclásico, casa Koleto, introduce variantes respecto a lo hasta ahora visto. Presenta fachada vertical, con tres alturas y tejado en pabellón. La planta baja va en buena sillería, y el resto enlucido y con cadenas de sillar en los lugares habituales. Todos los vanos son rectos, salvo el arco rebajado del acceso, en cuya clave vemos la fecha de 1786. Va flanqueado por dos pilastras clasicistas, que tienen basas, fustes cajeados, capiteles toscanos y entablamento moldurado que se prolonga por la fachada al nivel del forjado. Por encima, dos molduras avolutadas se disponen a modo de frontón partido. Va presidido por un escudo rococó en el que figura las armas del valle. Frente a este edificio, otra casa versiona el estilo neoclásico de forma diferente. Presenta la totalidad de la fachada en sillería a hueso, y la puerta, de medio punto, va flanqueada por pilastras de similar diseño, coronadas con un frontón triangular rematado por pirámides y bolas, que en su interior lleva la fecha de 1715. La fachada incorpora un escudo muy desgastado, que representa las armas de Salazar.
La calle se interrumpe con el bloque de la Casa Consistorial, cuyo aspecto obedece a una intensa reforma operada en el siglo XX, y cuyos soportales transitables permiten pasar al siguiente tramo, que nos acerca a la iglesia. Nos encontramos aquí un edificio, llamado casa Artxola, de planta cuadrada y tres alturas, con tejado en pabellón sobre prominente alero. La fachada va enteramente en sillería, sin argamasa, y los pisos se separan por impostas molduradas. Los vanos son rectos, salvo el medio punto del acceso, con molduras clasicistas a la altura del salmer y pilastras a ambos lados. En alto preside un escudo rococó con las armas del valle.
En los callejones transversales a esta belena encontramos variados tipos de viviendas, casi siempre de formato menor a las de los edificios hasta ahora señalados y distribuidas en dos alturas. Abundan las puertas de medio punto o incluso apuntado, algunas con anagrama de Cristo IHS en la clave, como casa Markilame. Otras van adinteladas y con fechas como 1856, y no faltan las que repiten el modelo de arco rebajado tan abundante en la localidad, con fechas como 1840 y 1871. En una de estas calles, que se prolonga largamente siguiendo una curva de nivel, vemos modelos que preceden en antigüedad al tipo de vivienda neoclásico tan bien representado en el casco urbano, y que prolongan la tradición medieval. Una de ellas, casa Osaba, presenta fachada alargada y dos alturas, con sillería dispuesta a hueso. En planta baja se abre un portalón apuntado con dovelas de inusitada longitud, que recuerdan a los talleres que en el tránsito del siglo XV al XVI trabajaron en la villa de Urroz. En la clave se ha labrado el anagrama IHS. Por encima, un segundo nivel se abre con sendas ventanas geminadas, de tradición gótica, compuestas por arquillos que en el primer caso son conopiales y en el segundo rebajados. Debe datar de los primeros años del siglo XVI. Otra casa, llamada casa Ponpoxo, repite formato, distribución y diseño de los vanos, incluida la puerta de larguísimas dovelas, con IHS en la clave. Se le ha incorporado un escudo barroco, con fecha 1632, que muestra las armas del valle. Va bordeado por una inscripción donde se lee: "ALABADO SEA EL SANTISIMO SACRAMENTO", así como una placa superior donde pone: "CARLOS LAVA/ RI Y MARGARITA/ BELZA IZIERON". Un tercer edificio, llamado casa Otxoa, repite el tipo de portada en sillería y acceso apuntado gótico, aunque las dos ventanas superiores, geminadas en origen, han sido desfiguradas para aumentar su luz. Hacia el final de la calle vemos un caserón que recupera el estilo neoclásico. La fachada, con vanos perfectamente ordenados y dotados de antepechos moldurados, se distribuye en tres pisos. La puerta consta de arco de medio punto con las dovelas decoradas con cajeamientos y rosca exterior moldurada. La línea del salmer se destaca igualmente con sendas molduras a modo de capiteles. Va flanqueada por pilastras clasicistas iguales a las ya descritas, que rematan en alto con bolas y pirámides. La imposta situada a la altura del forjado hace las veces de entablamento, sobre el que hay un frontón partido para dejar lugar a un balcón. Lleva la fecha de 1765.
Detrás de la iglesia el barrio se prolonga mediante algunas alineaciones en general modernas, aunque podemos encontrar uno de los edificios más antiguos del lugar, la llamada casa Burret. Se trata de un bloque de dos alturas y desarrollo horizontal, con la fachada situada en uno de los lados cortos. Se abre con arco apuntado de dovelas medianas, que llevan la rosca moldurada con una media caña. Data sin duda de fines del siglo XV, y sobrevivió por tanto al incendio de 1794. En la clave lleva el anagrama de Cristo IHS y una inscripción en caracteres góticos hoy ilegible. Por encima hay una ventana trífora, conformada por tres arquillos de medio punto de canon muy estrecho y alargado, y una ventana geminada conopial a la que falta el mainel central. Un contrafuerte lateral parece destinado a proteger el acceso de las inclemencias del tiempo meteorológico. Más adelante, una casa exenta con fachada en sillería se abre con arco de medio punto va presidida por un escudo rococó que repite las armas del valle.
El barrio llamado Irigoien cierra el casco urbano por el lado oriental. Además del frente que mira al río, está constituido por una calle paralela a aquella, que sigue una curva de nivel y que prolonga la larga calle antes citada para el barrio Labaria, aunque tal vez en este tramo final la calle se encuentre mejor estructurada y definida. Hay además varias belenas transversales cortas, en suave ascenso, que comunican ambos ámbitos. En la calle alta encontramos casas que repiten los formatos de los primeros tramos, ya reseñados, aunque faltan el tipo tardomedieval. La llamada casa Idiart mantiene el modelo de portalón rebajado con resabios clasicistas, y luce fecha de 1911 en la clave. Las belenas, más estrechas, presentan casas con menores formatos y un carácter más decididamente urbano. En el frente inferior que mira al río el caserío se va disgregando un tanto en esta zona, y las casas mantienen formatos más o menos repetidos, aunque faltan las correspondientes a los estilos más antiguos. Llamaremos la atención sobre una, llamada casa "Bornás", que presenta portal rebajado del tipo reseñado, con fecha de 1887, y que reaprovecha, para una puerta secundaria, un portalón apuntado propio del siglo XV, con nueve dovelas cortas, recorridas por una media caña, y anagrama de Cristo IHS en la clave, donde parece además representarse unas tijeras y una estrellita de ocho puntas.
Hemos dicho antes que al otro lado del río Anduña se desarrollan dos barrios más, comunicados con el resto del casco urbano por cuatro puentes, de los cuales solo uno tiene cierta antigüedad. Presenta dos ojos abiertos mediante arcos de medio punto de amplia luz, y un único tajamar situado en el pilar central y orientado a contracorriente. El pequeño núcleo de Arbea es una alineación de casas que forma una ancha calle, situada en el extremo occidental del pueblo, es decir a la entrada de la carretera procedente de Pamplona y Lumbier. Repite formatos edilicios ya reseñados. Enlaza con el barrio Urrutia mediante una amplia plaza, dedicada al obispo Pablo Gúrpide, en la que preside el edificio de las Escuelas, con una amplia arquería en su planta inferior. En uno de los extremos de este espacio abierto se encuentra un edificio con visos de antigüedad y de carácter fortificado, que fue cuartelillo y hoy en día, convenientemente remozado, está ocupado por el Consultorio Médico. Presenta planta rectangular bien desarrollada, con cuatro torrecillas ultrasemicirculares en las esquinas, que son macizas en realidad y funcionan más bien como contrafuertes, aunque una de ellas conserva en alto una garita de vigilancia. Tiene tres alturas, y tejado a dos aguas con grandes limas. Los muros van enlucidos, salvando un zócalo bajo, y los contrafuertes que van en sillarejo, al igual que un amplio paño en el frente que mira a la plaza, que va en sillería para servir como frontón. Los vanos han sido muy remozados, pero se conserva en uno de los lados cortos una entrada de tradición gótica, conformada por un arco de ligero apuntamiento y nueve dovelas de tamaño mediano, que llevan la rosca recorrida por una media caña. La clave va decorada por un escudo que reproduce en su campo un motivo tres veces repetido, que consta de escudete con estrella de siete puntas surmontado por un creciente reversado. Este escudo con estrella y creciente aparece reproducido en el Libro de Armería del Reino de Navarra como perteneciente al linaje bajonavarro de Urrutia. No obstante, a la vista de las pruebas, bien pudiera tratarse en realidad de la representación de este palacio de Ochagavía, en cuyo caso pudo ser el palacio el que dio al barrio el nombre de Urrutia. Esto, además, no molestaría en nada a la etimología del nombre, que viene a aludir a la posición separada o alejada del lugar.
A continuación se sucede una alineación de casas que se adosan entre sí dejando algunos pasos a modo de callejas o belenas. Son casas de formato medio, con muros enlucidos que salvan esquinas y enmarques, y presentan tres alturas casi siempre. Los vanos son rectos en lo que a las ventanas se refiere, habiendo gran diversidad de formatos en las puertas. Las más antiguas corresponden a los tipos apuntados de tradición gótica, siguiendo con las de medio punto y con una última fase donde parecen alternar las puertas adinteladas con aquellas que lucen arcos rebajados como en los que hemos visto al otro lado del río, y que nos remiten ya a los siglos XVIII y XIX, siempre dentro del período de reconstrucciones abierto tras el incendio de 1794. La casa marcada con el nº 26 repite modelos ya reseñados, sobre todo por el portalón rebajado de su acceso, así como un escudito dieciochesco con las armas de Salazar. La casa que sigue procede de la reforma, muy profunda, de un edificio gótico, del que conserva su arco de acceso apuntado, con IHS en la clave e inscripción de difícil interpretación. Algo más adelante hay un caserón de desarrollo horizontal y dos alturas, bajo tejado de teja plana con dos vertientes y grandes limas. La fachada va enteramente en sillería dispuesta a hueso. Los vanos son rectos, a excepción del medio punto de la puerta, que lleva dovelas cortas y rosca moldurada con un baquetón. En la clave luce una inscripción incisa en la que se lee: "JUAN RECARI/ ME FECIT/ AÑO 1612". Hay así mismo un escudo barroco con cueros retorcidos y armas del valle de Salazar. Se trata de una casa que nos remite a otro de los patrones constructivos existentes en Ochagavía antes del incendio del siglo XVIII y nos da pistas sobre su aspecto original, pues no en vano muestra elementos comunes con otras casas antiguas ya descritas como Asa, Osaba, Ponpoxo y Otxoa.
- Parroquia de San Juan Evangelista
Varias fábricas han ocupado el lugar de la actual iglesia. Así, parece ser que hubo un primitivo templo protogótico, del tránsito del siglo XII al XIII, del que puede quedar algún resto fragmentario, y que fue reedificada en estilo gótico tardío, propio del XVI, momento al que pertenece la portada. En el año 1543 se destruyó en un incendio, y a la reconstrucción consiguiente obedece la fábrica actual, al margen de alguna intervención posterior de menor importancia.
La planta consta de una única nave, dividida en tres tramos de longitud diferente, de los cuales el de los pies es más corto, mientras que el correspondiente al crucero se resalta con mayor tamaño. Dos capillas laterales hacen las veces de brazos del transepto. El acceso se abre por el lado de la Epístola, a la altura del segundo tramo, y va protegido por un pórtico, desde el que se accede a otra estancia que alberga la escalera de acceso al coro y a la torre. En el muro opuesto y adosado al segundo tramo hay una capilla bautismal, con acceso exterior independiente. La primitiva sacristía, añadida en época barroca, se adosa a la cabecera, y es una estancia pentagonal irregular, adaptada a uno de los lados del ábside, y que daba acceso a una segunda estancia menor, de planta también irregular, que pudo ser a su vez la sacristía de la fábrica tardogótica, pues data del XVI. En el siglo XVIII se construyó una nueva sacristía, adosada a estas estancias por el lado oriental. Tiene planta rectangular, y se construyó exactamente encima de una estancia anterior, que parece proceder de la fábrica medieval construida hacia el 1200. Sobre su funcionalidad se ha especulado mucho, y se pensó que pudiera tratarse de una antigua sacristía, no en vano en el pueblo es conocida como "Sakristazaharra", aunque lo más posible es que se trate de una antigua cripta.
Los muros son de sillarejo de buen tamaño y bien escuadrados, pudiéndose distinguir diferencias en función de las etapas constructivas. Al interior van enlucidos. Para dotarle de iluminación se perforaron con cuatro ventanas en el muro de los pies, dos de ellas modernas y de medio punto, más un óculo y un tragaluz. En el muro de la Epístola se abren otras dos, una de ellas del XVI, rematada con arco de medio punto, y otra moderna, rectangular y abocinada, situada en el brazo sur del transepto. A los pies de la nave se alza un coro alto, con arco de embocadura escarzano.
Todo este conjunto de dependencias se cubre con un variado sistema de bóvedas. La nave recibe tres tramos de bóveda de crucería de tradición gótica y con diseños estrellados, más complejo sobre el crucero, y la cabecera se cubre con una bóveda estrellada adaptada a la planta pentagonal. Los brazos del transepto lucen sendos tramos de bóvedas de terceletes. Los nervios apean sobre ménsulas encastradas en el muro, unidas a su vez por una imposta que recorre todo el perímetro interno de la iglesia. El bajo coro se cubre también mediante bóveda de terceletes, y sus nervios apean sobre pilastras de sección trapezoidal y columnas adosadas. La sacristía barroca recibe una cubierta de crucería adaptada a la planta irregular, mientras que la capilla bautismal luce un cielo raso moderno. En cuanto a la sacristía dieciochesca, tiene tres tramos de bóveda de lunetos de tradición barroca, separados por arcos fajones de medio punto, que apean sobre una imposta que recorre toda la estancia. Por último, la estancia llamada "Sakristazaharra" recibe dos tramos de bóveda de crucería simple, con nervios gruesos que remiten a principios del siglo XIII. Va articulada por un arco fajón que apea sobre pilastras trapezoidales.
Al exterior, la torre va adosada al primer tramo de la nave, por el lado de la Epístola, y tiene fuste de planta cuadrada, con las esquinas achaflanadas, y va perforado por algún vano menor, así como por los medios puntos para las campanas. Remata con un tejadillo piramidal cubierto por tablilla de madera, último resto de lo que antiguamente fue el sistema de cubrición generalizado en esta zona de Navarra. El pórtico es de planta irregular, y se abre por grandes arcos de medio punto que apean sobre machones de piedra. Al interior se cubre por un tramo de bóveda de cañón, flanqueado por sendas bóvedas de arista. Cobija una portada tardogótica, abierta mediante arco apuntado y abocinado, cuyo derrame se salva mediante una serie de baquetoncillos muy estilizados, que lucen capitelillos con poca decoración. La luz del arco ha sido reducida a posteriori con un tímpano decorado con motivos vegetales y dos palomas en vuelo, que cruzan sus cuellos.
El interior va presidido por el monumental retablo mayor que ocupa el presbiterio, una de las obras cumbre de la retablística navarra. Es obra romanista, ejecutada por el escultor y ensamblador Miguel de Espinal. Su ejecución, tasada por el gran Juan de Anchieta, conllevó una serie de pleitos que impidieron que se pagara en vida de su autor, por lo que sus sucesores continuaron con el proceso.
La traza tiene planta ochavada para adecuarse a la cabecera, y va ordenada conforme a los cánones clasicistas. Consta de banco, cuatro pisos distribuidos en tres calles y cuatro entrecalles, y ático rematado con tres frontones triangulares, con dos aletones que flanquean en Calvario. Se articula mediante columnas de orden jónico y corintio, y conserva el sagrario original. En cuanto al programa iconográfico, consta de relieves en el banco y en las calles laterales, y esculturas de bulto, cobijadas en hornacinas de medio punto, en la calle central y en las entrecalles. En el banco se representan doncellas portadoras de los Símbolos de la Pasión, alternando con figuras de hermes. En el primer piso vemos a los Cuatro Padres de la Iglesia Latina, es decir San Gregorio, San Jerónimo, San Agustín y San Ambrosio, así como las escenas redivarias de la Oración en el Huerto y el Prendimiento. En el segundo cuerpo Santo Tomás, San Pedro, San Juan Evangelista, San Lucas y San Marcos, más las escenas del Martirio Ante Portam Latinam y la Predicación de San Juan, titular del retablo. En el tercer piso identificamos las tallas de bulto de San Bartolomé, San Bernabé, Santiago y otro apóstol, más un escudo central liso y los relieves de Cristo ante Anás y Cristo a la Columna. En el piso superior anotamos un santo obispo, San Mateo, La Virgen con el Niño y San Simón, además de otro apóstol y los relieves del Ecce Homo y Jesús camino del Calvario. En el ático figuran San Roque, San Jerónimo Penitente, San Francisco de Asís, San Sebastián y el Calvario central. Por encima y asomando de una torreta bendice el Padre Eterno.
En el lado de la Epístola y en la capilla correspondiente al brazo sur del transepto vemos el retablo de Santiago, también de Miguel de Espinal. Luce banco con tabla central de San Jorge matando al dragón, entre las tallas de bulto de San Esteban y San Lorenzo. En el cuerpo preside la imagen de Santiago, ataviado como peregrino, flanqueado por Santiago Matamoros y la Degollación del santo. Por encima anotamos las Cuatro Virtudes Cardinales en relieve, y las tallas de San Antonio Abad, Santo Domingo, Santa Ana, otro santo y San Blas. Dentro de esta capilla cuelgan sendos lienzos barrocos, obra del siglo XVII, representando a San Juan Bautista con el Agnus Dei y Santo Tomás. Ya en el presbiterio, anotamos el retablo de San Francisco Javier, barroco del XVII, con una imagen moderna del santo.
En el lado del Evangelio y dentro de la capilla bautismal, vemos una pila sacramental ejecutada en jaspe, obra dieciochesca, así como sendos púlpitos de madera del siglo XVI. Dentro del brazo septentrional del transepto se encuentra el retablo del Sagrado Corazón, que es una máquina barroca del XVIII, compuesta por banco, un único cuerpo articulado mediante columnas salomónicas y ático con estípites entre aletones. La talla titular es de filiación moderna, pero en el ático lleva una escultura de San Ramón Nonato, del tiempo de la traza.
Todavía en el transepto sur vemos el retablo de Santa Catalina de Alejandría, obra de Miguel de Espinal y contratado al mismo tiempo que el retablo mayor y el colateral de Santiago. La traza muestra banco, un cuerpo y ático. En cuanto a la iconografía, en el banco figuran María Magdalena, otra santa mártir, el relieve central de Santa Catalina, Santa Margarita y Santa Lucía. En el cuerpo preside la imagen titular, de bulto, flanqueada de sendos relieves con la Santa ante los jueces y su Decapitación. Por encima figuran las Cuatro Virtudes Cardinales, Fe, Caridad, Fortaleza y Prudencia, y coronan las imágenes de bulto de San Fermín, San Nicolás y San Eloy, más los relieves extremos de Santa Águeda y Santa Apolonia.
En el coro podemos encontrar un lienzo del siglo XVII, barroco, que representa a la Inmaculada Concepción, así como una sillería de coro de la mano de Miguel de Espinal, con trece asientos en cuyos respaldos se representan arquitecturas, salvo el central en el que hay una talla de San Gregorio como pontífice. El órgano data de 1920 y es obra del taller Eleizagaray.
En la sacristía, por último, se custodia una sillería de coro barroca, con diecinueve sitiales, así como un sagrario rococó del XVIII, y un retablito barroco con una talla de la Virgen del Rosario, contemporánea de la traza. Hay asimismo diversas piezas de platería.
- Ermitas
Pérez Ollo cita las ermitas de San Martín, San Esteban y Santa Cruz, las tres desaparecidas a causa del ataque francés de 1794, así como las de Nuestra Señora de las Nieves y Muskilda, esta última también afectada por la citada guerra, pero posteriormente restaurada.
La ermita de Nuestra Señora de las Nieves se encuentra en Larrainzaharra, en la Selva de Irati y a 23 kilómetros del pueblo, en la confluencia de los ríos Urtxuria y Urbeltz, punto en el que nace el río Irati. Se trata de un edificio de gran sencillez, edificado en 1954 según planos de Tomás Arrarás, con planta de una única nave, terminada en ábside semicircular, muros de mampostería enlucida, perforados por ventanas de medio punto, techumbre a dos aguas sobre estructura de madera y espadaña sobre el muro de los pies. Luce, al exterior y al interior, una serie de pinturas murales, con temas pastoriles y religiosos, realizadas por Pedro Lozano de Sotés y Francis Bartolozzi en 1956.
La ermita de Nuestra Señora de Muskilda se encuentra en una elevación, a unos dos kilómetros de la localidad de Ochagavía. El edificio data del siglo XII, aunque ha sido intensamente transformado en épocas posteriores, y se completa con la casa del ermitaño, que es un caserón del siglo XVIII.
Al interior presenta planta de tres naves divididas en tres tramos, con cabecera rematada en testero recto y a la cual se adosa la sacristía y alguna otra dependencia. Los muros son de mampostería enlucida y con cadenas de sillar, y el acceso, situado en el muro de la Epístola, consta de un arco de medio punto con dos arquivoltas. La nave central se cubre mediante bóveda de cañón, y las laterales con cuartos de cañón. Los arcos fajones apean sobre columnas y ménsulas encastradas en el muro.
Al exterior, la torre se levanta sobre el primer tramo de la nave central, y consta de fuste corto, realizado en entramado de madera cuajado de mampostería y enlucido. Remata con un tejado cónico de tablilla de madera.
El interior va presidido por un retablo protegido por una reja gótica. Se trata de una obra barroca, obra del artista de Sangüesa Pedro de los Ríos, en cuya hornacina puede verse la imagen de la Virgen de Muskilda, gótica del siglo XIV o principios de la siguiente centuria.
- CARO BAROJA, J. La casa en Navarra, Pamplona, vol. III, C.A.N. 1982, pp. 293-296.
- FERNÁNDEZ-LADREDA, Clara. Imaginería medieval mariana. Pamplona: Gobierno de Navarra, 1988, pp. 259.
- GARCÍA GAÍNZA, M.C. La escultura romanista en Navarra. Pamplona: Gobierno de Navarra, 1986, pp. 25, 27, 31, 33, 40, 41, 46, 49, 54, 63, 74, 75, 77, 78, 79, 81, 83, 85, 86, 87, 88, 90, 93, 94, 118, 224, 233.
- GARCÍA GAÍNZA, M.C. (et. alt.). Catálogo Monumental de Navarra, vol. IV**, Merindad de Sangüesa, Jaurrieta-Yesa. Pamplona: Gobierno de Navarra, Arzobispado de Pamplona, Universidad de Navarra, 1992, pp. 493.
- PÉREZ OLLO, Fernando. Ermitas de Navarra. Pamplona: C.A.N., 1983, pp. 181-183.
- LACARRA DUCAY, Mª Carmen (et. alt.). Navarra, guía y mapa. Estella: C.A.N. 1983, pp. 182.
- MENÉNDEZ PIDAL, Faustino; MARTINENA, Juan José. Libro de Armería del Reino de Navarra. Pamplona: Gobierno de Navarra, 2001, pp. 89.
JAS 2011